ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Si leemos fríamente la noticia de que Ecuador recibirá por estos días un desembolso de 2 000 millones de dólares de préstamos por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI) se pudiera pensar –erróneamente, por supuesto– que la institución bancaria socorre a los más necesitados, y también que el Gobierno que se endeuda ayudará con ese dinero a los planes sociales y a los más pobres.

Pero, ni una cosa ni la otra. El neoliberalismo no se ocupa de eso y, cuando una institución como el FMI concede préstamos, no es para tender la mano a los más necesitados, sino para cercenar planes sociales, de salud, educación, trabajo y otros, a favor las transnacionales, de los más ricos, por supuesto. 

Recordemos que el primer crédito aprobado por el FMI en el primer trimestre de 2019, por 4 200 millones de dólares, lo entregaron a cambio de que Ecuador aplicara medidas extremas de austeridad, lo que provocó un estallido social en octubre del pasado año, con un saldo de 11 muertos, 1 340 heridos y, entre ellos, 11 personas perdieron uno de sus ojos como consecuencia de la arremetida de la policía que usó gases lacrimógenos contra los manifestantes.

Esa misma apuesta neoliberal ha provocado un alto deterioro social, cuyo exponente principal es el de los colapsados servicios de salud en medio de la pandemia de la COVID-19 y la ineficaz política para su control.

Hasta este casi finalizado diciembre, la nación andina tiene la cifra de más de 206 000 contagiados y más de 13 849 fallecidos a consecuencia del coronavirus.

En septiembre pasado el organismo financiero había aprobado un préstamo de 6 500 millones de dólares a 27 meses. Al respecto, el presidente Lenin Moreno escribió en su cuenta de Twitter: «Conseguimos un programa excepcional».

Aunque Ecuador tiene ejemplos muy cercanos como el de Argentina, durante el Gobierno de Mauricio Macri, cuando la política neoliberal hundió al país con una multimillonaria deuda con el FMI, el mandatario Moreno no ha hecho caso a tales desastres y ahora, entre otras cosas, estará atado a las exigencias del organismo financiero, no podrá costear al sector público y se anima a que el gasto social y el gasto público no se asuman por su administración, sino que queden a expensas de fuentes foráneas, lo que implica una dependencia enajenante para sus conciudadanos.

«Un nuevo acuerdo con el FMI solo ahogará más la compleja situación de Ecuador», señala el Instituto de Estudios Ecuatorianos, que, además, consideró indispensable pensar en las mayorías para combatir la desigualdad, en procura del bienestar de todos.

Vale recordar que, de acuerdo con datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), al cierre de 2020, Ecuador estará entre las naciones de la región con mayor aumento de la inequidad.

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