ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
En el centro histórico de la capital, Lima, los enfrentamientos entre los manifestantes y la Policía han sido agudos. Foto: Europa Press

Más que el cambio, la renuncia o la sustitución de un presidente, Perú, desde hace algunas décadas, atraviesa una crisis sistémica en la que un denominador común se ha apropiado del quehacer gubernamental: la corrupción.

Exgobernantes que ahora están presos; alguno que otro prófugo de la justicia; uno que se suicidó antes de que lo juzgaran, y ahora un mandatario sacado del poder por un Congreso en el que hay varios parlamentarios también con expedientes abiertos, son aristas del panorama de esa nación.

Manuel Merino, quien sustituyó al destituido Martín Vizcarra, es rechazado por los miles de pobladores concentrados en plazas y avenidas peruanas, que alzan su voz de protesta y piden cambios necesarios en un sistema colapsado desde hace un buen tiempo.

Y era de esperar que esto sucediera por parte de una población frustrada ante el detrimento moral de quienes deben ser ejemplo.

Han sido los últimos años de una especie de marasmo moral bajo la sombrilla de una empresa constructora brasileña, de nombre Odebrecht, con un expediente que la vincula a decenas de casos de corrupción en varios países de la región.

El pago de sobornos a cambio de que los presidentes involucrados favorecieran a esa entidad en obras de gran valía en Brasil y Perú, principalmente, ha sido el sello que identifica una forma de gobernanza cada vez más apartada de los intereses del pueblo.

Esta gran empresa fue creada en 1944 en el estado brasileño de Bahía, como una constructora civil. Tan reciente en fechas como 2015, ya facturaba 39 111 millones de dólares y contaba con 128 426 empleados.

Ese propio año, Marcelo Odebrecht, nieto del fundador de la agrupación, fue arrestado por corrupción, lavado de dinero y asociación ilícita, y condenado a 19 años, de acuerdo con reportes de bbc Mundo.

Con una maquinaria de gobierno con no pocas imputaciones por compromisos con la citada entidad constructiva brasileña, el país andino ha transitado por cinco presidentes vinculados con hechos de corrupción.

El glosario, cuya última defenestración es la de Martín Vizcarra, tuvo antes a un Pedro Pablo Kuczynski que renunció en 2018 por acusaciones que lo vinculaban a actos de corrupción.

Las imputaciones contra Kuczynski datan de diciembre de 2017, cuando se conoció que supuestamente él había sido socio de la empresa First Capital Partners (FCP), una consultora financiera que asesoró al consorcio encabezado por la empresa brasileña.  En tal caso, la Fiscalía peruana solicitó prisión preventiva contra el entonces mandatario, investigado por supuesto lavado de activos en el caso Odebrecht.

Con anterioridad, el fantasma de la corrupción penetró en los gobiernos de Alan García, presidente entre 2006 y 2011, Ollanta Humala (2011-2016)  y Alejandro Toledo (2001-2006), a quien se le acusa de haber recibido 20 millones de dólares de la citada compañía brasileña para supuestamente favorecerla en la licitación de una obra de infraestructura en Perú durante su periodo presidencial.

Alan García, quien también gobernó Perú de 1985 a 1990, se suicidó con un balazo en la cabeza el 17 de abril de 2019, cuando la policía llegó hasta su casa para detenerlo. Un día antes había declarado a la cadena peruana rpp: «Soy el hombre más investigado del Perú en los últimos 30 años».

Digamos que con carácter retroactivo, esta penosa lista la encabezó Alberto Fujimori, presidente peruano entre 1990 y 2000, actualmente en prisión, condenado a 25 años.

Resulta incomprensible cómo, a través del tiempo, una nación con tan vasta cultura, donde conviven 55 pueblos indígenas con algo más de cuatro millones de personas; con un total de 12 sitios declarados como Patrimonio de la Humanidad, de ellos, ocho culturales, dos naturales y dos mixtos, tenga empañada su historia más reciente, con la aplicación de un sistema neoliberal que, por añadidura, se ha constituido bajo la sombrilla de la corrupción a los más altos niveles gubernamentales.

La clarinada de estos días en las calles peruanas, es sinónimo de un pueblo que se levanta para exigir un presidente y un futuro mejor, donde reinen la paz y el desarrollo, y la corrupción sea extirpada de raíz.

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Jacinto eulogio Córdova guimaray dijo:

1

14 de noviembre de 2020

12:00:08


Muy acertada descripcion de lo que pasa en Perú

Dieudome dijo:

2

14 de noviembre de 2020

21:09:47


Los peruanos tienen lo que merecen... Critican y estan en contra de todo lo que tiene que ver con progreso social. Estàn en contra de los procesos de Venezuela, Cuba, Nicaragua... Lo siento, pero sus presidentes corruptisimos los eligen ellos...

Regis Garcia Arzubialde dijo:

3

15 de noviembre de 2020

13:39:40


Acertado diagnostico. La esperanza nunca se acaba, seguiremos luchando.

María Elena Alarcón dijo:

4

15 de noviembre de 2020

14:08:16


Respecto a la situación política del Perú, opino lo siguiente: 1. Es verdad que los negociados con la empresa ODebrect, tiene mucho que ver, pero esa no es la verdadera razón. Todo se desató a partir que el Presidente Kuczynski otorgó el Indulto al Presidente FUJIMORI ( que a mi me parece el mejor Presidente que hemos tenido), desde ese momento, empezaron a relucir las acusaciones al Presidente Kuczynski. Cuando el Presidente Fujimori llegó a la Alta Magistratura ( Julio 1990), ya Odebrecth, operaba en el Perú, es FUJIMORI, quien le pone coto a ODebrect; pero en el año 2000 con la salida forzada del Presidente FUjimori, y la llegada del presidente TOledo ( Julio 2001), se retoman los negocios con dicha empresa, siendo su Ministro de Economía el señor Kuczynski, y tienen que pasar 18 años para recién la Prensa manejada por no más de 8 familias empiecen a descubrir que Odebrecht corrompía a las autoridades ( al señor Toledo le dió 25 millones de dólares USA). En este corto período, hemos venido de escándalo en escándalo, pero el único preso es el Presidente Fujimori, a quien no le encuentran una sola acusación de coimas. Los delitos del presidente Fujimori son haber acabado con el terrorismo, lograr la Paz definitiva con Ecuador, construir 3000 escuela, postas médicas en los lugares más apartados del País, etc. Los medios de comunicación, radio, prensa escrita televisión libre o por cable, se han convertido en verdaderos agitadores, porque hace unos días aducían que la pandemia no se controlaba por culpa de los ciudadanos que no respetaban el alejamiento su lema era:, "quedate en casa". Y ahora resulta que cientifícamente estaba probado que la aglomeración no contagiaba e inducía a salir a protestar, en defensa de quién?. No es el pueblo quien se ha levantado, sino un grupo de jóvenes sobre todo, manejados por ONGs y los dueños de la Prensa, porque siente que con la partida del señor Vizcarra se les acaba los grandes negocios en Consultorías y clientelismo político.