El lunes 26 de octubre de 1959 nació, en Orinoca, Juan Evo Morales Ayma. Otro lunes 26 de octubre, pero de 2020, el presidente del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz, Jorge Quino, informó la decisión de esa instancia de dejar sin efecto la imputación y orden de aprehensión contra Evo.
¿Regalo de cumpleaños o triunfo de la justicia? Aún falta el pronunciamiento sobre el tema por parte del Tribunal Constitucional Plurinacional de Bolivia, pero el fallo de la corte paceña indica a las claras que la acusación de sedición e incitación al terrorismo, hecha por los usurpadores que a lo largo de un año secuestraron la democracia en el país andino, respondía a las líneas de un pésimo e infame guion, mediante el cual, en la historia reciente de América Latina, se ha querido estigmatizar judicialmente a los líderes de los procesos progresistas, díganse el brasileño Lula, la argentina Cristina y el ecuatoriano Correa.
Hasta pretendieron echar mano a Interpol para encerrar a Evo, recurso desestimado por ese organismo. El escenario boliviano cambió; el pueblo decidió en las urnas recuperar lo que les habían ninguneado.
Doce años atrás, Evo nos contó una vivencia suya de la infancia que habla de su origen: «En la familia tan solo teníamos un saco de maíz. No nos faltaba la carne de llama y oveja, pero era la única cosa de comer que quedaba. Mi padre decidió sacarme de la escuela y me fui con él y con 50 llamas a buscar más maíz a otro lado del país. Viajamos siempre a pie, durante una semana desde nuestra tierra, Orinoca, hacia Oruro, y de allá, otra semana más, caminando hacia la región del valle. Un día llegamos a la carretera de Oruro a Cochabamba y, cuando cruzábamos, pasó un autobús desde el cual los pasajeros tiraban peladuras de naranja por la ventana. Nosotros las recogimos y las comimos. A nuestra región llegaba una naranja al año y los tres hermanos nos la disputábamos. Desde entonces, mi gran deseo fue poder viajar un día en aquellos autobuses, lanzando peladuras de naranja por la ventana».
Cada acto suyo estuvo orientado a que nunca más un niño tuviera que recoger hollejos de naranja para saciar el hambre. Los sueños de Evo son los mismos que animan al Movimiento al Socialismo-Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos en esta nueva y difícil etapa: «Una Bolivia –nos dijo entonces Evo– donde los derechos humanos sean respetados por el Estado Plurinacional. Que garantice al ciudadano vivienda, educación, salud, agua, energía, derechos humanos. Y algo tan sagrado como la alimentación».


                        
                        
                        
                    












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jorge luis dijo:
1
27 de octubre de 2020
07:33:25
Jose Luis dijo:
2
27 de octubre de 2020
09:44:31
Carl dijo:
3
27 de octubre de 2020
13:14:35
yo dijo:
4
27 de octubre de 2020
18:46:54
Luis Antonio Ramirez Medina dijo:
5
28 de octubre de 2020
08:52:45
JUAN CARLOS dijo:
6
29 de octubre de 2020
18:16:01
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