ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: Estudios Revolución

En la voz de su primer ministro, Manuel Marrero Cruz, Cuba se hizo escuchar una vez más en los debates promovidos por el 75 Periodo de Sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, para hacer notar cómo el impacto global de la COVID-19 ha incorporado otros matices de urgencia al viejo reclamo de reorganizar los compromisos de financiación internacional dirigidos a los países en vías de desarrollo.

Marrero Cruz resaltó cómo los efectos de la pandemia traspasan las fronteras e inciden negativamente en las distintas esferas de la sociedad, con consecuencias más perjudiciales en las naciones referidas, donde se han visto menguadas las capacidades de respuesta a la contingencia epidemiológica.

A los crecientes gastos en salud y a la paralización de la economía y del comercio internacional, se suman otros problemas que no son nuevos, pero que esta enfermedad ha dejado más que nunca en evidencia, como la inseguridad alimentaria, reflexionó.

El Primer Ministro agregó que la situación de crisis mundial se agrava todavía más ante el proteccionismo de Estados Unidos, sus guerras comerciales y medidas coercitivas unilaterales, entre las cuales destacó el bloqueo económico, comercial y financiero de alcance extraterritorial impuesto a Cuba durante 60 años, y que ahora se recrudece para evitar que la Mayor de las Antillas acceda a insumos ­imprescindibles en el cuidado de la salud de su pueblo.

Refirió que los desafíos globales impuestos por la coyuntura actual deben llevar al mundo a procurar soluciones en la misma escala, inclusivas e innovadoras, sin discriminaciones, ni exclusiones políticas, económicas o de cualquier otra índole; un reclamo compartido por muchos países, sobre todo por los más pobres o en vías de desarrollo, ante la urgencia de contar con recursos nuevos y adicionales para enfrentar retos que son comunes.

Aunque patentizó el apoyo de Cuba a las propuestas para el alivio de la deuda externa, Marrero Cruz alegó que «se debe eliminar la impagable deuda externa que cargan los países del Sur», afirmó.

Al concluir, exigió que se cumplan los compromisos internacionales en materia de ayuda oficial al desarrollo, al incremento del financiamiento externo en condiciones justas, así como al acceso a los mercados y las transferencias de tecnologías, y en nombre de los pueblos del mundo, apostilló que necesitan «soluciones eficaces e inmediatas».

Intervención de Manuel Marrero Cruz, primer ministro de la República de Cuba en el debate de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre la financiación para el desarrollo en la era de la Covid-19. 29 de septiembre de 2020

Sr. Secretario General:

Sr. Presidente:

Distinguidos Jefes de Estado o de Gobierno:

Representantes Permanentes:

La pandemia de COVID-19 ha impactado negativamente en la salud, las finanzas, la economía, el empleo y la sociedad de todos los países, con efectos más negativos en las naciones en desarrollo.

Ante los crecientes gastos en salud para enfrentar la pandemia y la reducción de los ingresos por la paralización de la economía y del comercio internacional, aumentan los déficits fiscales, comerciales y la balanza de pagos de los países en desarrollo, así como la inseguridad alimentaria.

La crisis mundial actual ha sido agravada por el proteccionismo de los Estados Unidos de América, sus guerras comerciales y sus medidas económicas coercitivas unilaterales a Estados soberanos, contrarias a la Carta de la ONU, al Derecho Internacional y a las reglas comerciales multilaterales.

Cuba ha sido objeto por 60 años de un férreo bloqueo económico, comercial y financiero de alcance extraterritorial, impuesto por el gobierno de los Estados Unidos de América, el cual constituye el principal obstáculo al desarrollo económico y social de nuestro país. Se ha recrudecido aun en medio de la pandemia de la COVID-19, obstaculizando la adquisición de medicamentos, equipamiento e insumos médicos vitales en estas circunstancias, negando el más elemental de los derechos: el derecho a la vida.

Ante estos desafíos sin precedentes, se requieren con urgencia respuestas concretas, solidarias, inclusivas, justas, innovadoras y coordinadas. Los problemas globales necesitan soluciones globales, sin discriminaciones, exclusiones políticas, económicas o de cualquier otra índole.

Apoyamos las iniciativas para el alivio de la deuda, aunque son insuficientes; se debe eliminar la impagable deuda externa que cargan los países del Sur, la que, agravada por los efectos socioeconómicos de la pandemia, atenta contra el desarrollo sostenible de los pueblos.

Deben cumplirse los compromisos en materia de ayuda oficial al desarrollo, al incremento del financiamiento externo en condiciones justas, así como al acceso a los mercados y las transferencias de tecnologías.

Los pueblos del mundo necesitan soluciones eficaces e inmediatas. Es hora de la acción. Urgen hechos y no palabras.

Muchas gracias.

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