ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: Tomada de Internet

Todo parece indicar que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) llegará a su fin, o más bien, tiene un sustituto reformado. En su lugar, el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) resulta el  nuevo pacto comercial suscrito por los tres países para potenciar sus relaciones económicas. Las recientes aprobaciones del convenio en el Senado de México y de Estados Unidos, respectivamente, representan la culminación de una importante fase para su entrada en vigor, y solo resta su ratificación por el Parlamento de Canadá.

Desde su campaña electoral, el mandatario estadounidense Donald Trump había prometido abandonar el tlcan, en vigencia desde 1994, si no podía obtener un mejor trato comercial para su país, creando incertidumbre sobre el comercio regional. Para el magnate presidente, dicho tratado era «uno de los peores acuerdos comerciales de la historia», debido a que alentó a las fábricas a abandonar Estados Unidos y reubicarse en otros lugares y atentó contra la industria nacional y los empleos.

Una salida forzada de ee. uu. del acuerdo afectaría considerablemente a la economía mexicana, especialmente al tipo de cambio, la reforma fiscal, la industria automotriz, el valor de la moneda nacional y generaría mayores dificultades para reducir la inflación. De ahí la relevancia que adquirió para la nación azteca la rúbrica del nuevo convenio comercial en aras de sobreponerse a una eventual etapa de inseguridad.

No pocos en los últimos meses han cuestionado la defensa del t-mec por parte del gobierno progresista de Andrés Manuel López Obrador (amlo), conscientes de que, históricamente, las relaciones económicas entre las naciones latinoamericanas y Washington se han traducido en intercambio desigual y en la subordinación de Nuestra América a los intereses imperiales del vecino del Norte.

Pero desde su discurso en la toma de posesión, amlo destacó que se mantenía en contacto con el presidente de Estados Unidos y con el primer ministro de Canadá «para ir más allá del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y lograr un acuerdo de inversión entre empresas y gobiernos de las tres naciones, para impulsar el desarrollo de los países centroamericanos y también del nuestro. Y enfrentar de esta forma, y no con medidas coercitivas, el fenómeno migratorio».

Implicaciones del T-MEC

Quizá, una realidad económica innegable valoró la administración de amlo. La región conformada por México, EE. UU. y Canadá cuenta con 490 millones de habitantes, un pib conjunto de 23 billones de dólares y 1,2 billones de dólares de comercio.

Si bien su relación con Estados Unidos está marcada por una historia de invasiones, despojo territorial e intervenciones, también se caracteriza por un intenso intercambio económico, cultural y demográfico, de acuerdo con el Plan Nacional de Desarrollo del Gobierno de México para el periodo 2019-2024.

«Nuestra pertenencia al T-MEC, la compleja relación fronteriza y la presencia de unos 12 millones de mexicanos en territorio estadounidense y de más de 120 000 en Canadá, así como la residencia en nuestro país de cerca de un millón de ciudadanos de Estados Unidos, colocan la relación con esas naciones como la principal prioridad de la política exterior», señala dicho documento.

López Obrador ha reafirmado que el acuerdo trilateral se trata de una buena noticia, porque en el caso de México se traducirá en un aumento de la confianza de los inversionistas, lo que derivará en la instalación de empresas y la creación de empleos con buenos salarios y, en consecuencia, bienestar para la población.

Un preámbulo y 34 capítulos, además de anexos, instrumentos bilaterales y el Acuerdo en Materia de Cooperación Ambiental, integran los textos finales del T-MEC. El documento aborda aspectos como el trato nacional y acceso a mercados –con las correspondientes listas arancelarias por países–, la agricultura, mercancías textiles y del vestido, administración aduanera y facilitación del comercio, reconocimiento de la propiedad directa, inalienable e imprescriptible del Estado mexicano sobre hidrocarburos; medidas sanitarias y fitosanitarias, inversión y comercio transfronterizo de servicios.

Asimismo, recoge acápites sobre la entrada temporal de personas de negocios, servicios financieros, telecomunicaciones, comercio digital, derechos de propiedad intelectual, política de competencia, empresas propiedad del Estado y monopolios designados, ámbito laboral, medioambiente, pequeñas y medianas empresas, competitividad, anticorrupción y solución de controversias, entre otros elementos.

De acuerdo con el Gobierno de México, con el t-mec la nación azteca logró promover el crecimiento del comercio digital; mayor acceso a servicios financieros y más oportunidades para las instituciones financieras mexicanas en los mercados de la región; adaptar el acuerdo a la evolución del sector de telecomunicaciones, optimizando las condiciones de infraestructura y de libre mercado necesarias para incentivar su desarrollo futuro; facilitar el tránsito de personas de los tres países con planes de hacer negocios y robustecer el esquema de protección a la propiedad intelectual mexicana, incluyendo a las marcas e innovaciones de nueva generación.

No menos relevante resulta el logro de fortalecer y ampliar la protección de los derechos de los trabajadores, los compromisos en materia de protección del medioambiente, y las obligaciones claras para cooperar en el combate a la corrupción. A su vez, la garantía de mantener el acceso preferente e ilimitado para los productos mexicanos en los mercados de Estados Unidos y Canadá, y la independencia y soberanía de la nación azteca en materia energética.

 

No todo es color de rosa…

Algunas preguntas: ¿es un acuerdo entre iguales, justo y equitativo? ¿Complementa las economías o profundizará la desigualdad? ¿A quién beneficia a largo plazo?

David Lozano, economista e investigador del Centro de Análisis Multidisciplinario de la Universidad Nacional Autónoma de México, advierte que el t-mec no va a traer grandes apoyos al desarrollo de México, sino un reforzamiento de la política estadounidense. «Es un triunfo literalmente para el Gobierno de Trump», señaló el experto.

En esencia el pacto comercial, si bien, integra a las tres economías de los países firmantes, restringe la ampliación de mercados con la obligación para México de aumentar sus compras a sus socios norteamericanos. De esta manera, el pacto «ata de pies y manos» cualquier macroproyecto económico de intercambio comercial con otros actores de América del Sur, el Caribe, China o Rusia, e implica la reducción de importaciones desde otras regiones. Washington «desempolvó» la Doctrina Monroe con este vínculo económico, un instrumento que limita la soberanía del país latinoamericano.

En este sentido, incorpora una cláusula que establece que los integrantes del pacto deben informar a los otros miembros sobre sus intenciones de iniciar un tratado de libre comercio con algún país que no opere bajo condiciones de libre mercado.

Según informó Sputnik, México mantuvo un capítulo del tratado que implica que el Estado puede ser demandado internacionalmente por la inversión extranjera, incluso posibilita que los juicios se trasladen extraterritorialmente a las cortes locales de Estados Unidos, sujetándolo a las leyes de ese país. Canadá no lo aceptó por razones evidentes.

Por otra parte, se desprotege la producción agrícola mexicana y se promueven nuevos beneficios para las empresas estadounidenses en comercio, patentes y propiedad intelectual ya vencida. Todo esto sin tener en cuenta las probables consecuencias para productores nacionales, pequeñas y medianas empresas, y la propia población, que pudieran quedar en desventaja frente a sus competidores foráneos, aunque por el momento es muy pronto para los pronósticos.

¿Será el T-MEC perjudicial o beneficioso para México? El tiempo dirá la última palabra…

En Contexto:

Relación comercial México-Estados Unidos:

 

  • Se negocian 1,7 mil millones de dólares en productos bilateralmente cada día.
  • Las exportaciones de Estados Unidos a México alcanzaron los 265 000 millones de dólares en 2018.
  • México compra el 16 % de todas las exportaciones de Estados Unidos al mundo.
  • Las exportaciones estadounidenses a México en 2018 fueron mayores que a las cuatro principales economías de Europa combinadas (Reino Unido, Alemania, Francia e Italia).
  • México es el segundo mercado para las exportaciones agrícolas de EE. UU. y su mayor fuente de importaciones.
  • Prácticamente todos los desayunos y comidas que se sirven en EE. UU. contienen productos frescos elaborados en México (o producidos en EE. UU. por compañías mexicanas).

 

Relación comercial México-Canadá:

 

  • México se mantuvo como el tercer socio comercial de Canadá por debajo de Estados Unidos y China.
  • En el periodo de enero de 1999 a junio de 2019, Canadá fue el tercer inversionista en México.
  • Para 2018 el comercio bilateral alcanzó los 24 851,9 millones de dólares.

 

Fuente: Secretaría de Economía de México.

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