ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Dos récords de la controvertida personalidad del magnate Presidente de Estados Unidos reafirman los peligros que emergen para la seguridad internacional desde una Casa Blanca, donde no solo a la máxima figura le han sido cuestionadas sus facultades mentales para el cargo, sino que sus propios actos lo tienen próximo a un juicio político, que según afirman algunos «de momento, está sacando de quicio a un presidente de por sí histriónico».

El mes pasado, una investigación del influyente diario The New York Times sobre los tuits y seguidores de Donald Trump, demostró «cómo ha transformado esa red social en un instrumento de poder potencialmente peligroso», al decir de la propia publicación, mientras en abril salieron a relucir el récord para un Presidente de ee. uu. con más de 10 000 mentiras en 800 días, según revelaciones de The Washington Post, que centra el análisis en «declaraciones falsas o engañosas».

Casi la mitad de los más de 11 000 tuits de Trump son ataques contra todo y todos: personas, grupos, instituciones o medios de comunicación, incluidos miembros de su administración, y como blanco preferido, los demócratas. «No habla de decisiones producto de una reflexión, se limita a gritar un impulso», consideró el diario neoyorquino.

Confirma el estudio que Trump ha usado las redes sociales como trampolín para impulsar cambios políticos, para atacar a sus críticos, así como para desahogar su autoafirmación. «Él necesita tuitear así como nosotros necesitamos comer», dijo Kellyanne Conway, asesora de la Casa Blanca.
The Washington Post destaca que en cuanto a las mentiras, Trump ha ido de menos a más. Al inicio de su gobierno hacía en promedio cinco declaraciones falsas al día; en los últimos siete meses, ese número diario subió a 23, ya fuera en escenarios de campaña, Twitter, discursos o encuentros con la prensa.

El desenfreno del mandatario en Twitter ha estimulado a los grupos y tendencias de ultraderecha y más reaccionarias de ee. uu. y otras partes del mundo. Ha retuiteado al menos 145 cuentas no verificadas que promueven contenido conspiratorio o extremista, incluidas más de una veintena que han sido suspendidas, incluidas las de «nacionalistas blancos, usuarios intolerantes que están en contra de los musulmanes, seguidores de QAnon, una teoría de la conspiración relacionada con pedófilos satánicos y el “Estado profundo” etiquetada por el fbi como una posible amenaza terrorista nacional».
El presidente ha alardeado 183 veces sobre el tamaño de las multitudes que convoca o los aplausos que recibe en sus eventos; ha realizado 570 ataques a los migrantes; ha alabado en 132 ocasiones a dictadores y en 36 oportunidades calificó a los medios noticiosos como los «enemigos del pueblo». En 16 oportunidades, Trump se refirió a sí mismo como «el presidente favorito» de todos, y en 2000 exaltó su personalidad y gestión.

Medios de prensa internacionales destacaron que el pasado jueves, día del debate en el Comité Judicial en el Congreso para aprobar los dos cargos contra Trump, batió su récord de mensajes en Twitter: antes de las diez de la mañana, ya había tuiteado o retuiteado 87 veces y, al acabar la jornada, lo había hecho 123. Este domingo, con la sombra del impeachment ya más cerca, lanzó un ataque grosero contra la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, llamativo incluso para los estándares trumpistas.

Un periodista había publicado un video de la demócrata, dando explicaciones de por qué no había cargo formal de cohecho contra Trump, cuando ella lo había señalado sin ambages días atrás, y Trump lo reprodujo con un «¡Porque los dientes de Nancy se le estaban cayendo y no tenía tiempo para pensar!».

El pasado mes de agosto otro artículo del diario de la ciudad del magnate, titulado La mentira más grande y peligrosa de Donald Trump, señalaba que «No hay mayor farsa que cuando un Presidente denuncia lo que él mismo representa. Ese es el caso del mandatario de Estados Unidos», y añadía que «Sin embargo, esta no es una época normal. Donald Trump no es un presidente normal».

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Manuel Escalona Garcia dijo:

1

19 de diciembre de 2019

06:35:42


Es El Campeòn olimpico de la mentira y el sinismo

JOSE dijo:

2

19 de diciembre de 2019

09:53:02


Para todos los que sentimos respeto hacia nuestros semejantes, incluso, hasta a los que nos ofenden, nos damos cuenta que el presidente de EE UU en una persona desequilibrada y trastornada. Para mí es un psicópata.

Clara Danger Cleger dijo:

3

19 de diciembre de 2019

18:17:06


Pero cros, que podemos esperar de este troglodita político.

Jorge dijo:

4

23 de diciembre de 2019

09:45:04


Lo mas doloroso es ver en las imagenes televisivas cuantas personas supuestamente lo apoyan donde se pueden distinguir mujeres, latinos y afroamericanos, sera que cobran por la actuacion¿?