ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Gracias al ALBA-TCP se han materializado programas como la Misión Milagro, que ha devuelto la vista a millones de personas. Foto: Omara García

¿Hasta cuándo vamos a permanecer en el letargo? ¿Hasta cuándo vamos a ser piezas indefensas de un continente a quien su libertador lo concibió como algo más digno, más grande? (…) ¿Hasta cuándo vamos a permanecer divididos?

Por qué habíamos vivido tan ausentes; por qué habíamos vivido tan distantes; por qué habíamos vivido tan indiferentes nosotros a los que muchas veces no nos ha separado más que un río, o una línea imaginaria, o una montaña o un brazo de mar; pero que en el fondo y en esencia éramos la misma cosa.

¿Cuál es el destino, además, de los países balcanizados de nuestra América? ¿Qué lugar van a ocupar en el siglo XXI? Qué lugar les van a dejar, cuál va a ser su papel si no se unen, si no se integran.

Para erradicar esa deuda tenemos que unirnos, para conquistar el Nuevo Orden Económico Internacional tenemos que unirnos, para alcanzar la integración tenemos que unirnos.

La historia de las luchas de nuestros pueblos por su independencia, tanto de América Latina como de Cuba, es una de las historias más maravillosas que puedan conocerse; sin embargo, al cabo de los 200 años no hemos logrado la unidad por la cual lucharon aquellos hombres.

Hay que hablar de integración económica, pero hay que ir más lejos, hay que hablar de integración política, unidad económica, unidad política, ¿o cuál es el destino, que nos vuelvan a descubrir ahora como hace cinco siglos?; porque hay gente que quieren descubrirnos otra vez.

Creo que hoy en la América Latina la batalla prioritaria es –a mi juicio– derrotar el neoliberalismo, porque si no derrotamos al neoliberalismo desaparecemos como naciones, desaparecemos como Estados independientes, y vamos a ser más colonias de lo que nunca lo fueron los países del Tercer Mundo.

Hay que admirar la grandeza de Bolívar cuando en época tan temprana planteó la unión de los pueblos de América Latina, en una época en que no existían la aviación, ni los automotores, ni las locomotoras, ni el telégrafo, ni el teléfono, ni la radio, ni la televisión.

Hoy hay medios de comunicación fabulosos y ya Bolívar hablaba de la necesidad de la unión de América Latina, cuando nada de eso existía, quizás fuera entonces un imposible; después Martí fue uno de los más fervientes defensores de la unidad de América Latina, 80 años después, ya en otra época, y la planteaba como una necesidad vital de nuestros pueblos.

No es una cuestión sentimental, decía, es una cuestión vital, es una cuestión de supervivencia, estamos viviendo en un mundo de grandes gigantes económicos e industriales, de grandes comunidades económicas y políticas. ¿Qué perspectivas de independencia, de seguridad y de paz, qué perspectivas de desarrollo y de bienestar tendrían nuestros pueblos divididos?

No son las transnacionales las que nos van a integrar y las que nos van a unir; pero cuando hablamos de la integración económica y política de América Latina, hablamos, sobre todo, de una cuestión de conciencia, de una conciencia que hay que formar, de un pensamiento que hay que crear. Si no se crea un pensamiento, si no se crea una conciencia, nada será posible.

¿Qué diría Martí si pudiera ver todo lo que estamos viendo en esta América, que él soñó unida algún día, por la cual dio su vida, porque antes de morir dijo que todo lo que había hecho lo había hecho para eso precisamente, para fortalecer, para impedir el avance del coloso del Norte sobre los pueblos de América Latina?

¡Cuántos hombres han luchado a lo largo de tantos años! Pero pienso que, si ellos vivieran ahora, como vivimos nosotros, no estarían arrepentidos, no estarían desalentados, seguirían concibiendo los mismos sueños, como nosotros concebimos hoy sus sueños y nuestros sueños; no renunciarían a la lucha, como no renuncian ustedes a la lucha, como no renunciamos los cubanos a nuestras luchas.

Así surgió Chávez, cuando la terrible situación social y humana en Venezuela y América Latina determinaba que el momento de luchar por la segunda y verdadera independencia había llegado.

Las misiones Robinson, Ribas y Sucre tuvieron como base el método cubano «Yo sí puedo», que ha sacado a cerca de diez millones de personas del analfabetismo. Foto: Ricardo López Hevia

El ALBA creado por la República Bolivariana de Venezuela y Cuba, inspiradas en las ideas de Bolívar y Martí, como un ejemplo sin precedentes de solidaridad revolucionaria ha demostrado cuánto puede hacerse.

El poderoso adversario contaba con el neoliberalismo y el ALCA, dos instrumentos de dominación con los cuales aplastó siempre toda resistencia en el hemisferio después de la Revolución en Cuba.

El sistema capitalista no solo nos oprime y saquea. Los países industrializados más ricos desean imponer al resto del mundo el peso principal de la lucha contra el cambio climático. ¿A quién van a engañar con eso? El ALBA y los países del Tercer Mundo estarán luchando por la supervivencia de la especie.

Tenemos ante nosotros un gran desafío. Se trata de forjar un destino común para naciones notablemente dispares en cuanto a tamaño, población y desarrollo (...). La región comprende, por fin, que en la unidad está el camino futuro de nuestros pueblos.

Tenemos que unirnos no solo los del Caribe y los de Centroamérica, sino también unirnos con Suramérica, ellos lo necesitan tanto como nosotros.

Hoy, sin embargo, en ejercicio de nuestro derecho soberano, sin imposiciones ni tutelas, nos reunimos para conversar sobre temas comunes de interés vital para el destino de nuestros pueblos. Hoy abrimos un nuevo capítulo de la historia que ya hace algún tiempo empezamos a escribir nosotros mismos.

Coincidimos en que la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), propuesta por el Presidente Hugo Chávez Frías en ocasión de la III Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Asociación de Estados del Caribe, celebrada en la isla de Margarita en diciembre de 2001, traza los principios rectores de la verdadera integración latinoamericana y caribeña, basada en la justicia, y nos comprometemos a luchar conjuntamente para hacerla realidad.

Fuentes:

Palabras del Comandante en Jefe Fidel Castro en el acto de clausura del primer Congreso Latinoamericano de Juventudes, 6 de agosto de 1960.

Discurso pronunciado por Fidel en la Plaza Aérea del Silencio, en Caracas, Venezuela, 23 de enero de 1959.

Discurso pronunciado por Fidel en la Clausura del III Encuentro Continental de Mujeres, Palacio de Convenciones, 7 de octubre de 1988.

Discurso pronunciado en la Clausura de Pedagogía 90, teatro Karl Marx, 9 de febrero de 1990.

Discurso ante los participantes en el Encuentro Sindical Latinoamericano por Los Derechos y Libertades de los Trabajadores Frente al Neoliberalismo, en el Palacio de la Revolución, 9 de noviembre de 1991.

Discurso en la Clausura del IV Encuentro del Foro de Sao Paulo, 24 de julio de 1993, «Año 35 de la Revolución».

Discurso pronunciado en la Cumbre de los Jefes de Gobierno de los Estados miembros de la Asociación de Estados del Caribe sobre comercio, turismo y transporte, en Trinidad y Tobago, el 17 de agosto de 1995.

Acto de condecoración con la Orden Carlos Manuel de Céspedes al Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Frías.

Declaración Conjunta entre la República de Cuba y la República Bolivariana de Venezuela, 14 de diciembre de 2004.

Reflexión de Fidel: El ALBA y Copenhague, octubre, 2009.

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