El sentido de la integración de los próceres de la independencia, de fundir a la América toda en una patria grande, tuvo su continuidad en el Comandante Hugo Chávez Frías, al proponer y concretar el ALBA-TCP como un mecanismo articulador de las economías que tuviera como sustento la reciprocidad verdadera entre los gobiernos.
En los principios rectores de la Alternativa Bolivariana para los pueblos de nuestra América (nombre fundacional) están presentes el legado filosófico de casi más de dos siglos, con prominentes figuras como Francisco de Miranda, Miguel Hidalgo, Mariano Moreno, Simón Bolívar, José Artigas, Bernardo Monteagudo, José Cecilio del Valle, José Martí y Augusto César Sandino, entre otros.
«Queremos un modelo que nos integre de verdad. No un modelo que nos desintegre, que integre a unos a expensas de la desintegración de otros, ese no puede ser el camino. Por tanto, con mucha modestia y humildad, proponemos desde Venezuela, a los caribeños y a los latinoamericanos, que vayamos pensando de una buena vez en otra alternativa, porque esa creemos que no es posible», dijo el líder de la Revolución Bolivariana en 2001.
De ahí que propusiera crear un organismo de cooperación multilateral teniendo como principios básicos la complementaridad y la solidaridad, como única forma de beneficiar a los pueblos y con exclusión de los intereses imperiales y capitalistas para desterrar la dominación y la colonización de una vez y por todas.
A inicios de 2002, el mandatario venezolano promueve la idea del ALBA en la Cumbre de Presidentes de la Comunidad Andina, celebrada en Santa Cruz de la Sierra el 30 de enero, en los siguientes términos: «Así que nosotros modestamente creemos desde Venezuela, que la ecuación de la integración en la que venimos cabalgando –bueno, ojalá fuera cabalgando–, en la que venimos avanzando, caminando, contracaminando muchas veces, hay que invertirla. Nosotros tenemos por delante la economía; no creemos que sean la economía y los acuerdos comerciales necesarios, necesarios son, pero no creemos que sean la fuerza tractora o impulsora de un proyecto de integración como el que necesitamos los sudamericanos».
En ese escenario el presidente venezolano criticó al neoliberalismo salvaje y advirtió que la integración no se logrará bajo ese régimen que excluye a las mayorías de la salud, el trabajo y la educación. Planteó, además, la necesidad de una reunión dedicada a trazar el rumbo político de la integración andina, para que esta dinámica marche delante de la economía.
En síntesis, el mandatario venezolano, durante los años 1999, 2000, 2001 y comienzos de 2002, divulgó su pensamiento sobre una propuesta de integración regional aprovechando varios foros latinoamericanos y caribeños defendiendo el principio de la construcción de un organismo que promoviera la solución de los problemas acumulados por el neocolonialismo con voluntad política por encima de intereses económicos.
En 2004 la idea se hizo realidad, y el 14 de diciembre, en La Habana, los líderes Fidel Castro y Hugo Chávez firmaron la Declaración Conjunta para la creación de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA).
Luego vino la creación de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), en 2008, y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), en 2010, Petrocaribe y la cadena multinacional Telesur en 2005, como ejemplos fehacientes de materializar sueños en pos de las grandes masas de desposeídos de medios materiales y de subsistencias: «La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) es el territorio para la construcción de ese modelo económico y político», advirtió en 2009 Hugo Chávez y no le faltaba razón.
En contexto
Retos del bloque regional ante la coyuntura actual
- Destacar el legado de Fidel Castro y Hugo Chávez como padres fundadores del ALBA-TCP, cuyos ejemplos e ideas interpretan y resumen el ideal de los libertadores.
- Entender las luchas y anhelos nacionales como procesos interdependientes y como contribuciones solidarias a los sueños comunes de libertad, dignidad, justicia y paz para la Patria Grande.
- Defender la independencia, la autodeterminación y la identidad de nuestros pueblos en la concepción de la solidaridad, la complementariedad, la justicia y la cooperación.
- Aunar las capacidades y fortalezas de nuestros países, a fin de alcanzar el desarrollo integral y para existir como naciones soberanas.
- Enfrentar la nueva embestida del imperialismo, el capital transnacional y las oligarquías nacionales.
- Afrontar el declive del hegemonismo imperial, los impactos de la crisis sistémica internacional y la caída de los precios de nuestros recursos de exportación, en particular de los hidrocarburos.
- Conocer que el neoliberalismo no ha cejado en su empeño de extender su lógica financiera: no se trata de una teoría de desarrollo, es la doctrina del saqueo total a nuestros pueblos.
- Tener presente que con el neoliberalismo la economía mundial no ha crecido en términos reales y, en cambio, se han multiplicado la inestabilidad, la especulación, la deuda externa, el intercambio desigual, las crisis financieras cada vez más frecuentes, la pobreza, la desigualdad, el desempleo y el abismo entre el Norte opulento y el Sur desposeído.
- Saber que los partidos de derecha utilizan los poderes legislativo, judicial y mediático como plataformas de conspiración y quiebran, sin escrúpulos, el orden democrático que solían defender. Ellos imponen paquetazos de ajuste con privatizaciones y despidos masivos y fomentan la articulación de la subversión política.
- Denunciar y combatir con energía la mala gestión en la administración de los bienes públicos y colectivos.
- Asumir el control social de los bienes sociales como una prioridad en los países miembros del ALBA-TCP.
- Contribuir a que el ALBA-TCP, junto con bloques como el Mercosur, la Unasur, Caricom y otros, mantengan su protagonismo en la integración regional.
- Resaltar que la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) sea la obra más preciada y el mecanismo para fraguar la unidad en la diversidad a través de la concertación política.
- Enarbolar el compromiso con la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, guía de la actuación internacional, porque con ella se refrenda el estricto apego a los principios de la Carta de las Naciones Unidas y del Derecho Internacional.
- Reafirmar el respeto a la libre determinación, la soberanía nacional y la igualdad soberana de los Estados.
- Ejecutar medidas para mitigar los daños del cambio climático, los desastres naturales y otras crisis globales.
- Apoyar el empleo y saneamiento del agua como un derecho humano que no puede estar en manos de privados y que es deber de los Estados garantizar su suministro para el bienestar de los pueblos.
- Reconocer que Nuestra América enfrenta una nueva agenda de dominación imperial, signada por el anuncio de un proteccionismo egoísta y extremo que impactará a nuestras aún dependientes economías.
- Potenciar la reagrupación, la movilización y la lucha.
- Apoyar las acciones emancipadoras, fijar con claridad y realismo los horizontes, identificar bien los valores y principios que nos unen y asumir un programa de acción integracionista, solidario e internacionalista, que establezca las premisas económicas, sociales y políticas del cambio liberador.
Fuente: Declaración del ALBA, Caracas, 5 de marzo de 2017.
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