ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
La policía de Bolivia reprimió la semana pasada con gases lacrimógenos una multitudinaria marcha que llegaba a La Paz desde El Alto, acompañando los ataúdes de cinco de las ocho personas que murieron en la planta de acopio de gasolina y gas de Senkata. Foto: Reuters

El 20 de octubre, día de la Cultura Cubana, mientras celebrábamos con canciones y poemas, una joven artista callejera de 36 años aparecía colgada en las rejas de una plaza, en el sector sur de Santiago de Chile.

Había sido vista por última vez horas antes, arrestada por los carabineros. Según decenas de medios periodísticos de todas las tendencias, blogs, muros de Facebook, cuentas de twitter y otros espacios fue ultrajada, torturada, con sus muñecas rotas, y asesinada.

Todavía hoy, más de un mes después de esta denuncia de muchas organizaciones de defensa de los derechos de las mujeres y de todos los seres humanos, es desconcertante leer criterios de los que, en Chile y otros países que nos duelen en América Latina, lo ponen en duda; alegan que fue suicidio, aunque las fotos y videos de cuando fue encontrada hacen muy difícil que podamos creer esa versión.

Lo mismo se argumenta ahora ante la muerte de la periodista Albertina Martínez, de 38 años, encontrada en su departamento con signos de golpes y puñaladas. Para ciertas personas, cómplices de los noticiarios donde se dice que todo está bien, no bastan las miles de fotos que hablan por sí mismas, publicadas por quienes sufren.

Represión salvaje, violaciones y ultrajes, expulsión de los medios de prensa (a «los de lupa»: no solo Telesur, muchos de países a veces poco amables con nuestras realidades), cese de todos los proyectos sociales. Libertad absoluta para disparar, asesinar y luego jurar por la Biblia, pero haciendo el gesto nazi de saludo a la bandera.

Imposible diferenciar entre sí a las fuerzas represoras en esos países; parecen (y son) las mismas: contra un anciano al que lanzan al rostro su ataque de agua; contra un joven al cual ponen su rodilla encima; contra una indígena cuya única arma es su bandera; contra mujeres a las que patean y desnudan; un minusválido al cual arrastran de su silla; un entierro dispersado con gases por lo que hubo que dejar ataúdes en el suelo; ataques a médicos, enfermeros y miembros de la Cruz Roja que atendían a heridos; decenas de chilenos que nunca volverán a ver la vida porque han perdido un ojo por los balines, la lista del horror y el odio es infinita.

Qué vergüenza para la humanidad todos ellos, y qué vergüenza los otros: esos hipócritas escudados en su egoísta vida, cómplices en el silencio, cómodos detractores de palabra vana, domesticados que ven las agresiones como una fotonovela, insensibles seres que se creen intocables.

No hay perdón ni olvido.

Ni una ni uno más. Ni una ni uno menos.

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Jose dijo:

1

25 de noviembre de 2019

23:33:28


Han declarado la guerra a los movimientos de izquierda! Deberían responder de la misma forma y no dejarse arrebatar los logros tratando de hacerles el juego de la democracia, basta ya! Nuestro país debe estar muy alerta, nos tienen miedo y buscarán destruir lo logrado y el ejemplo de nuestro pueblo victorioso!

Ada dijo:

2

26 de noviembre de 2019

11:37:02


Cuanto dolor como es posible que en pleno siglo 21 ocurran hechos como esto, siento tanta verguenza ajena, Bachelet porque no le duelen sus hermanos chilenos, sera porque no son venezolanos, como se preocupo supuestamente por Venezuela y no por sus compatriotas.

Odalis dijo:

3

26 de noviembre de 2019

16:36:47


Es horrible, desconcertante las acciones y prácticas de estos bestias fascistas en Chile, Bolivia, Colombia. Esos que son "defensores" de los derechos humanos, la democracia pero al estilo fascista, imperialista que se enmarcan en el capital, en los millones de las élites, de los emporios, las transnacionales multimillonarias que despojan y se tragan las riquezas de nuestros pueblos, son máquinarias de construcción de noticias falsas, mentiras y engaños a los más humildes, arremeten contra políticos y movimientos sociales de izquierda, los persiguen, amenazan, llevan a juicios, encarcelan y los sacan del camino, Ellos celebran sus "triunfos" y matanzas despiadadas, con sus manos sobre la biblia y constitución, alabando y dando gracias a su dios, pisotean y destruyen símbolos, satanizan y culpan a los indios, obreros, jóvenes, los hacen responsables por su condición de sus aberraciones y miserias humanas en pos del poder. Estas bestias creadas y alimentadas por el imperialismo provocan nauseas, pero no se puede continuar fallando, hay que aplastarlas de una vez para siempre, no sé cómo pero inventarnos formas.

Leovigildo dijo:

4

26 de noviembre de 2019

22:07:46


Contra la subversión habrá fuego,en nuestro pais es también así.