Bolivia vive momentos de incertidumbre, cuando se realiza una auditoría de los comicios donde la oposición se negó a participar. Mientras más días pasan, más se alientan quienes quieren tomar el poder por un golpe de Estado, con violencia, desestabilización y caos.
El pueblo, sus dirigentes y la comunidad internacional, deben estar alerta ante lo que se fragua en esa nación andina.
Al respecto escribiré sobre un diálogo que sostuve la víspera con otro colega, en el que dos preguntas centraron la atención.
La primera: ¿cómo pudo haber tanta tranquilidad durante el tiempo anterior a las elecciones del 20 de octubre? Y la otra: ¿se podrá confiar en la OEA, que ahora preside la auditoría de las boletas y mesas electorales en busca de posibles alteraciones?
Respecto a la primera interrogante coincidimos en que el plan opositor existía, y se basa en cuestionar cualquier triunfo de Evo Morales.
Es real que la oposición supo ocultar su programa de acción que incluye caos y desestabilización. Es muy posible que, asesorados por Estados Unidos previeran no destapar la olla de presión hasta el momento en que se anunciara la victoria de su rival.
Ahora todo está claro y el propio candidato opositor, Carlos Mesa, se ha encargado de divulgarlo. No aceptar el triunfo de Evo, tener listos a quienes tomarían las calles violentamente, llamar a un paro, principalmente en el Departamento de Santa Cruz, crear el caos y, finalmente, tratar de formar una cabeza de playa allí, para dividir el país.
Incluso, otro personaje como Fernando Camacho, hijo de un empresario de la élite del citado departamento, ha emergido como un referente de la derecha.
El Gobierno, con Evo a la cabeza, ha buscado todas las fórmulas posibles –incluso la de convocar a la oea a hacer una auditoría de los votos–, así como invitar a participar al opositor Carlos Mesa.
Otros muchos llamados a la tranquilidad ciudadana, en busca de la paz y el diálogo, han tenido como respuesta oídos sordos por parte de la oposición. Mientras, ya se reportan dos muertos y varios heridos y pérdidas materiales millonarias.
En cuanto a la participación de la oea en la auditoría –segunda pregunta de mi compañero–, me imagino tenga que ver con la propia situación, ya que un equipo de observadores de esa institución participó en los comicios.
Pero no podemos olvidar ni el nefasto aval antilatinoamericano de la organización, ni el historial de quien la dirige en estos momentos.
No obstante, ojalá que actúe de manera transparente y sin que predomine el deseo de su secretario general, Luis Almagro, muy interesado en hacer lo posible e imposible para que ningún verdadero líder conduzca los destinos de sus pueblos.
La obra de Evo en sus mandatos ha sido tal que hoy es referencia, no solo para la región, sino para todo el mundo.
Instituciones internacionales, incluso el fmi, ponen de ejemplo a esa nación y su Gobierno, que ha pasado de ser una de las más empobrecidas de la región, a la más estable y de mayor desarrollo sostenido en los últimos 12 años.
La situación de Bolivia no se puede analizar aislada de los momentos que se viven en varios países de Sudamérica.
Recordemos que el entorno donde se mueve la OEA con su apéndice, el Grupo de Lima, y las indicaciones desde el Gobierno de Estados Unidos, tiene otros ejemplos de países donde se han tensado las fuerzas.
Llevan años tratando de derrocar a un gobierno como el venezolano, elegido democráticamente y con un gran aval de trabajo a favor del pueblo, mientras la OEA ha querido cimentar a gobernantes que han llevado a sus pueblos al caos y la miseria, como lo hizo Mauricio Macri, en Argentina, lo hace Jair Bolsonaro, en Brasil, o cuando aparece un Lenín Moreno, en Ecuador, alumno aventajado en eso de revertir los avances sociales de años anteriores y romper con todo vestigio de unidad en la región.
En el caso de la comisión de la OEA que ahora hace una auditoría a los comicios del 20 de octubre en Bolivia, no creo que el momento sea para chanchullos ni improvisaciones, sino de actuar con transparencia y seriedad.
Los opositores se saben perdidos y por esa razón Carlos Mesa no aceptó participar en dicha auditoría. Ahora no hablan del conteo de votos, sino exigen la renuncia del presidente reelecto Evo Morales.
Bolivia debe estar alerta; pueblo y dirigentes constituyen grandes fuerzas para defender un proyecto social ejemplo para la región y el mundo.
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Simon dijo:
1
3 de noviembre de 2019
06:26:23
alida maria cortes Respondió:
3 de noviembre de 2019
20:30:00
Mauro dijo:
2
3 de noviembre de 2019
06:28:22
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