ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

El líder revolucionario brasileño Carlos Marighella (1911- 1969) fue muerto a tiros por la dictadura militar hace 50 años, el 4 de noviembre de 1969, en Sao Paulo. Las circunstancias de su asesinato, cuya responsabilidad admitió oficialmente el Gobierno brasileño en 1996, han quedado debidamente esclarecidas en tres libros: Bautismo de sangre (Rocco), de mi autoría, que sirvió de base para un filme de Hervécio Ratton; la biografía escrita por Emiliano José: Carlos Marighella: o enemigo número uno de la dictadura militar (Casa Amarilla); y, en especial, la biografía realizada por Mário Magalhães: Marighella, o guerrillero que incendió el mundo (Compañía de Letras).

Falta ahora que el público brasileño supere las barreras del clima de censura impuesto por el Gobierno de Bolsonaro para que pueda tener acceso a la película de Wagner Moura sobre Marighella, basada en el libro de Magalhães.

Para quienes defienden la tortura (excepto cuando se la aplican a ellos) y hacen una mueca cuando se habla de derechos humanos, Marighella fue un terrorista que pretendía hacer de Brasil una nueva Cuba. (Ojalá. Así toda nuestra población tendría asegurados, como en Cuba, los derechos humanos elementales –alimentación, salud y educación– sin que fueran una carga para el presupuesto familiar, y la nación se destacaría por su alto nivel cultural y su sentimiento de soberanía e independencia).

Epítetos peyorativos similares se aplicaron, con vocablos propios de cada época, a Zumbi dos Palmares (desmembrado), Tiradentes (ahorcado), Fray Caneca (fusilado), Angelim (exiliado), Madre Joana Angélica (asesinada) y tantos otros que dieron sus vidas para librar a Brasil de su complejo de ser un país de segunda, comparado con las naciones metropolitanas.

Conocí a Marighella en 1967, en el convento dominico de Sao Paulo, cuando se mostró interesado en que los frailes apoyaran su propuesta revolucionaria, y nos regaló sus poemas. Dotado de talento poético, contestó en verso una prueba de física cuando cursaba la enseñanza media en Salvador. Ingresó en la Facultad de Ingeniería, pero no terminó los estudios. Se dedicó a defender los derechos de los más pobres como militante del Partido Comunista de Brasil (pcb). Electo diputado federal por Bahía en 1946, se vio obligado a retomar la lucha clandestina cuando el Gobierno de Dutra proscribió al PCB.

Tras el advenimiento de la dictadura militar en 1964, Marighella rompió con el PCB y fundó la Acción Libertadora Nacional (ALN), una organización revolucionaria cuyo propósito era redemocratizar a Brasil e implantar el socialismo. No vivió lo suficiente para ver el fin de la dictadura en 1985, pero dio la vida para que otros la tuvieran. Sus ideales siguen vigentes, aunque hoy sean otros los métodos de lucha. Ya no se justifican las acciones armadas, que solo les interesan a los fabricantes de armas y a la extrema derecha. Los espacios democráticos fueron arduamente reconquistados tras el derribo de la dictadura en 1985, y es necesario preservarlos y ampliarlos a la luz de la Constitución Ciudadana de 1988.

Marighella, con quien tuve diversos contactos, era un hombre afable, culto, que trataba a sus subordinados como a hermanos y hermanas más jóvenes. Sabía oír las críticas y reconsiderar sus posiciones. Sensato, jamás sugirió que los frailes participaran en acciones armadas. Nuestras tareas eran todas de apoyo, como amparar a militantes heridos o facilitar la salida clandestina del país de los que, una vez identificados, eran implacablemente perseguidos.

Como militante de la utopía, Marighella es un ejemplo a seguir por todos aquellos que se encuentran insatisfechos con la actual coyuntura brasileña, y que no se quedan a la espera de que las cosas sucedan por su propio peso, sino que asumen la propuesta de Geraldo Vandré: «Quien sabe actúa ya, no espera a lo que acontezca».

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Roberto dijo:

1

22 de octubre de 2019

08:24:50


Interesante artículo. Muy a tono con nuestros tiempos, en que el repuntar de la derecha, trata de cercenar los derechos de la mayoría, a través de estratagemas ignominiosas como el injusto encarcelamiento de Lula. Lula Libre ya.

Miguel Angel dijo:

2

22 de octubre de 2019

10:40:04


Como nos tiene acostumbrados se trata de otra joya periodísitica del respetado compañero Frei Betto. Es una verdadera lástima que el pueblo brasileño no conozca ejemplos como éste. El camarada Marighella debe convertirse en un paradigma de lucha por el bienestar de los más pobres y olvidados de siempre. Jamás oí ni vi que el pt durante su mandato haya exaltado la imagen de este patriota brasileño, craso error. En el filme de Wagner Moura dedicado a Marighella un periodista le pregunta: ¿Eres maoista, trotskista o leninista?, a lo que él responde: "soy brasileño". Por supuesto que es suficiente, sentir en carne propia el sufrimiento de su pueblo masacrado lo llevó a organizar la lucha armada. Se impone resaltar la obra, el altruismo y el valor de Marighella, buscando en el pueblo muchos como él. Gloria aterna a Carlos Marighella.