ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: Granma

Los que siembran odio y crimen desde el Norte siguen sin querer convencerse de que en Cuba hay un pueblo que en su inmensa mayoría –con críticas o sin ellas– ha decidido resistir y vencer aquí, antes que ceder a los apetitos supremacistas de asfixiarnos económicamente.

Con qué moral pueden Donald Trump y sus acólitos halcones acusar a la Isla de la dignidad y la resistencia de «apoyar»  a lo que ellos llaman el «gobierno ilegítimo de Maduro», cuando saben que fue elegido democráticamente por el pueblo y que los cubanos nunca renunciaremos a brindar ayuda solidaria a ese agredido país.

Cuba exhibe, no el odio ni el egoísmo, sino tener a su haber –compartiendo lo que tiene y no lo que le sobra–  a 400 000 de sus hijos que han cumplido misiones de salud como internacionalistas en 164 países, de ellos 140 000 en la República Bolivariana de Venezuela.

En los últimos 18 años de colaboración con esa nación, solo en la Misión Barrio Adentro Salud se han realizado 1 552 millones de consultas médicas, se han salvado 1 473 317 vidas y se han realizado 3 391 967 intervenciones quirúrgicas, según dijo en marzo de este año Julio César García Rodríguez, jefe de la Oficina de Atención a las Misiones Sociales Cubanas en Venezuela.

En ese periodo se han formado 24 000 médicos en la propia Venezuela, con colaboración cubana.

En el sector de la educación, vale destacar que más de 3 095 546 venezolanos fueron alfabetizados con el método «Yo sí puedo», creado por Cuba, y que ha llevado la luz de la enseñanza a más de diez millones de personas en decenas de países, con idiomas y dialectos diversos.

Esa ha sido, es y será la contribución solidaria de Cuba con las personas más humildes, de Venezuela y de otros países donde hoy hay médicos, enfermeros, técnicos de la salud y educadores con alta calificación profesional y mayor calificación ética.

No se han preguntado los que dirigen la política exterior estadounidense, o los especialistas de la cia y de la nada bondadosa Usaid, si es por esos logros alcanzados en el sistema de salud y educación venezolanos, por la gran obra social, emprendida primero por Hugo Chávez y ahora continuada por Nicolás Maduro, que el pueblo bolivariano, valiente y agradecido, digno y resistente, no permite, ni permitirá, que su país sea una colonia estadounidense y que sus cuantiosos recursos petrolíferos vayan a parar a manos de las transnacionales de Estados Unidos.

Es hora de que el imperio se quite totalmente la máscara y no haga política sucia con la cantaleta de derechos humanos, esos que allí, en la cuna imperial, constituyen una asignatura pendiente de vieja data.

La etiqueta que identifica al Gobierno de Estados Unidos, y en especial al magnate inmobiliario Donald Trump, es la de las crueles sanciones, la de asfixiar a pueblos enteros con su cerco económico, la de ser policías mundiales para no permitir a nadie –ni gobierno aliado, ni socio comercial, ni país pobre beneficiado por el intercambio con Cuba y Venezuela– realizar alguna transacción bancaria, venta y suministro de petróleo, de alimentos y medicamentos vitales para la vida de millones de seres humanos, y otras cientos de acciones consideradas genocidas por las instituciones internacionales y en particular por Naciones Unidas.

Pero, además, realizan esta política salvaje de manera descarada e hipócrita. Son cínicos hasta con la aplicación, a su manera, de los acuerdos internacionales aprobados para salvaguardar la paz, el diálogo, la colaboración y la solidaridad.

En la Asamblea General de la onu se exponen sin reparo a que la casi totalidad de los países del mundo apoyen a Cuba y condenen al cruel bloqueo de casi 60 años. Allí, año por año, y por 28va. ocasión, repetirán en noviembre venidero la misma argumentación para bloquear a la Isla.

Y año tras año han salido derrotados por una comunidad internacional que los condena y que apuesta por una relación con Cuba de tú a tú, poniendo a un lado las diferencias políticas o ideológicas.

Aquí en la Isla, nuestro pueblo los vence todos los días. Quizá más apretados dentro de un ómnibus afectado por la falta de combustible. Quizá molestos porque algún que otro chofer no los monte en sus medios que viajan con asientos vacíos. Desafiantes ante el calor que caracteriza esta tierra, pero no nos detiene.

¡Qué clase de pueblo el nuestro!

Conózcanlo mejor, señor Trump y demás halcones del Gobierno de Estados Unidos.

Recuerden que el dinero y la fuerza de las armas no son suficientes para doblegar y vencer a un país por pequeño que sea, pero dispuesto a resistir, a luchar y a vencer.

Ese es nuestro caso.                 

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Emilio León dijo:

1

23 de septiembre de 2019

10:04:51


Desde Perú, un abrazo sincero y solidario a todo el pueblo cubano. ¡Resistir es ganarse la libertad con dignidad!