La historia está formada por hechos, y prefiero poner botones de muestra para que todos –absolutamente todos– estemos convencidos de lo que se hace desde el Gobierno de EE. UU. contra dos países, Venezuela y Cuba, con el propósito de abortar ambos procesos revolucionarios.
Hace solo unos pocos meses una noticia recorrió el mundo: «muere un niño venezolano mientras esperaba una intervención quirúrgica en Europa, para salvarlo con un trasplante de médula, resultado de un acuerdo entre la empresa Petróleos Venezolanos (Pdvsa) que pagaría el costo de la atención médica, y un centro hospitalario donde se realizaría el proceder».
El motivo de que no se pudiera hacer la operación y, por tanto, del fallecimiento del menor es que el presidente estadounidense Donald Trump ordenó congelar todo el dinero de Venezuela en bancos en el exterior y muchos planes, incluso los de salvar niños, quedaron a la deriva.
Otros miles de menores, ancianos y demás pobladores, sufren carencias de alimentos y medicinas en una República Bolivariana a la que se quiere asfixiar, pero que resiste y vence.
Mientras, en La Habana de estos días, de tremendos calores y mayor optimismo, la afectación del transporte por falta de combustible diésel, provoca aglomeraciones en las paradas de ómnibus, reajustes laborales, suspensión temporal de algunos viajes programados a los distintos lugares del país y otras situaciones.
El porqué lo sabe de memoria el pueblo cubano: el mismo Trump ha ordenado perseguir, multar y no permitir que Cuba, con su dinero, pueda recibir petróleo desde Venezuela y otros países, ni que cargueros encargados de trasladar el crudo puedan realizar esos viajes a la Isla de la dignidad.
Cuba, señor Trump, sabe usar sus «cargueros», los de amor, solidaridad, vergüenza, resistencia, para llevarlos sin que nadie pueda impedirlo, hasta los lugares más apartados de la geografía mundial donde los necesiten. Pregúntele a nuestros médicos, técnicos la salud que han salvado millones de vidas y a los maestros del programa Yo sí puedo que han alfabetizado a millones de seres humanos.
Por coincidencia –no sé si fortuita o premeditada– el asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, John Bolton, uno de los principales halcones de la política exterior estadounidense, fue despedido, en una acción que me da más show mediático que oxigenación del ejecutivo de Trump.
Tan es así, que el mismo día que el Presidente cubano Miguel Díaz-Canel informaba al pueblo y al mundo de las medidas que se implementarían en circunstancias de déficit de combustible debido al bloqueo –y únicamente al bloqueo–, Trump tuiteó que la salida de Bolton no era un cambio de política hacia Cuba y Venezuela, y aseguraba en su condición de halcón mayor: «De hecho, mis puntos de vista sobre Venezuela, y especialmente sobre Cuba, eran mucho más fuertes que los de John Bolton. Me estaba reteniendo».
La postura, nada original, pues en estos 60 años han sido más de una decena los presidentes de Estados Unidos que se han equivocado con la Isla y miles las amenazas fracasadas. Trump no es la excepción y por eso se aferra en mantenerse, al menos con vida mediática, en busca de su reelección en 2020. Para tal objetivo se sabe necesitado del apoyo electoral del Estado de la Florida, donde sectores recalcitrantes de la ultraderecha aplauden cada medida de Trump contra Cuba y América Latina.
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janet dijo:
1
14 de septiembre de 2019
14:04:06
María elena dijo:
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14 de septiembre de 2019
17:08:36
Alfredo Medina Pizarro dijo:
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14 de septiembre de 2019
19:55:38
Maji dijo:
4
15 de septiembre de 2019
15:39:38
Isidro Rosales Castro dijo:
5
15 de septiembre de 2019
16:32:03
Gilson dijo:
6
17 de septiembre de 2019
20:42:23
Bárbara Daniela dijo:
7
24 de septiembre de 2019
00:04:37
Miguel Angel Respondió:
5 de octubre de 2019
14:32:23
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