ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Desde 1948 la Organización Mundial de la Salud llegó a la conclusión de que el consumo de cannabis desencadena enfermedades mentales muy graves. Foto: Marihuana.com

Mientras la Organización de Naciones Unidas llama al fortalecimiento del abordaje preventivo y correctivo del fenómeno de las drogas, debido al aumento registrado en los últimos años en el número de muertes por consumo y en la producción global, el estado de Nueva York, sede de la organización mundial, anuncia la despenalización de la posesión de pequeñas cantidades de marihuana, al no lograr consenso para legalizar el uso de esa sustancia con fines recreativos.

¿Algo mejor que nada? Pudiera preguntarse. Pero todo en contra de los tratados internacionales sobre drogas, más riesgos para millones de personas y una muestra de impotencia ante el embate de los mercaderes de la muerte, que, con su poder, dinero e influencia siguen apostando a la legalización.

Actualmente, nueve estados norteamericanos y el Distrito de Columbia permiten el uso recreativo de la marihuana entre los adultos, mientras que 31 la autorizan para fines médicos y se suma el anuncio de Nueva York.

La nueva ley, que entró en vigor el pasado 28 de agosto, despenaliza la posesión de cierta cantidad de marihuana. Ahora portar dos onzas o menos será considerada una infracción menor que se castigará solo con una multa de 50 dólares. Además, se crea un proceso que permitirá que quienes fueron condenados por tener pequeñas cantidades puedan «limpiar» su récord criminal.

Un día después de la entrada en vigor de la controvertida legislación, las autoridades sanitarias federales de EE.UU. emitieron una «advertencia nacional» contra el uso de la marihuana por parte de adolescentes y mujeres embarazadas en momentos en que cada vez más estados legalizan el cannabis para uso medicinal o recreativo, lo que lo ha convertido en un negocio multimillonario, que genera 10 000 millones de dólares en ese país y se estima que para 2021 ascienda a 21 000 millones de seguir la tendencia permisiva.

El secretario de Salud y Servicios Humanos, Alex Azar, y el director de Salud Pública, Jerome Adams, reconocieron que la marihuana es «una droga peligrosa», mientras un despacho de la agencia ap señala que «contrarrestar la epidemia de los opioides es una alta prioridad para la Casa Blanca, pero la marihuana no ha recibido la misma atención de alto nivel».

Tanto el reporte anual de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), órgano de la ONUencargado de vigilar el cumplimiento de los tratados sobre drogas, presentado en marzo de este año, como el informe 2019 de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Onudd), publicado en junio, coinciden en alertar que la legalización ha aumentado la disponibilidad de esta droga, su impacto nocivo en la salud, reducido la percepción de riesgo y el rechazo social a su consumo, el que puede causar desde la pérdida de memoria hasta trastornos sicóticos.

Desde 1948 la Organización Mundial de la Salud llegó a la conclusión de que el consumo de cannabis desencadena enfermedades mentales muy graves. Además, produce bronquitis y cáncer de pulmón, en proporción muchas veces mayor que la determinada por el tabaco; su intoxicación altera el pensamiento, crea dificultades con la memoria, la concentración e interfiere con el aprendizaje. Retarda los tiempos de reacción ante estímulos visuales y auditivos, altera la percepción del tiempo y hace torpe la coordinación.

Actualmente, los expertos de la ONU ponen el acento en el peligro para la salud de un alto porciento de THC (tetrahidrocannabinol), principal agente sicoactivo del cannabis), cuya potencia ha aumentado en sus numerosos derivados en los últimos años, lo que ha sido identificado como un factor de riesgo adicional, pues puede dar lugar a trastornos síquicos, tanto agudos como crónicos,  y en ese sentido se  asegura que en EE.UU. se ha registrado un aumento del número de personas que busca tratamiento por el abuso de esas sustancias.

Al observar un periodo de diez años, entre 2007 y 2017, el aumento en el número de estadounidenses que consumió marihuana al menos una vez al año fue del 63 %, y mayor aún, del 130 %, el de las personas que usaron a diario la droga.

Según el Informe Mundial sobre Drogas de la onu en 2017, de los 271 millones de consumidores de drogas que había en el mundo, 192 millones eran adictos a la marihuana, que sigue siendo la más producida, comercializada y consumida a nivel global. Mientras, el número de personas con trastornos graves causados por los narcóticos ha aumentado hasta los 35 millones en todo el planeta.

La reciente legislación de Nueva York se inscribe en la negativa tendencia dentro de EE.UU. a justificar con disímiles pretextos la legalización de la marihuana, que representa no solo una dificultad para la aplicación universal de los tratados, sino también un problema importante para la salud y el bienestar de los estadounidenses, en particular de los jóvenes.

Con el borrón y cuenta nueva se siguen estimulando el tráfico y el consumo, con sus consecuencias en la salud, la familia y la sociedad, mientras la ONU asegura que «la prevención y el tratamiento siguen fallando en muchas partes del mundo, y solo una de cada siete personas con trastornos por consumo de drogas recibe tratamiento cada año». En EE.UU. no ha sido la prevención ni la rehabilitación la prioridad.

Lo que está claro es que en ese país quedan las víctimas del consumo y en los bancos los más de 64 000 millones de dólares del mercado minorista de esa droga, un estimado al que se deben sumar los 10 000 millones «frutos» de la despenalización con diversos fines.

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Jose Ramon dijo:

1

7 de septiembre de 2019

04:17:40


Es interesante como la despenalización de la marihuana de convirtió en un tema político. Donde la izquierda progresista dice que sí y la derecha reaccionaria quiere prohibición total.