ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Pero hay más, la moderna democracia es una corrupción de los ideales de la Revolución Francesa, que mediante sus grietas le habría dado paso a la monarquía digital. Foto: Izquierda diario

Para Markus Gabriel, una de las voces más escuchadas en la filosofía postkantiana de estos tiempos, solo se debe afirmar la existencia de algo que acontece en el mundo, de manera que las cosas no se aprenden por su imagen, sino por los hechos. En esta teoría del conocimiento, expuesta en su libro

El mundo no existe, el teórico emplaza las narrativas de las redes sociales, en especial de Facebook, así como todo aquello que escapa al escrutinio de lo factual y que busca su justificación por encima de leyes, consensos colectivos y comprobaciones científicas.

Este pensador se coloca sobre Heidegger y su análisis de lo auténtico, para decirnos lo que mucho ya sabíamos: la existencia de un yo paralelo en las redes responde al manejo de los hechos por parte del poder, para generar narrativas tendenciosas, o sea inauténticas, donde la víctima sea cómplice de un delito que se comete contra ella misma. Para Gabriel, Sillicon Valley es la Bastilla de estos tiempos y contra ellos hay que hacer la nueva Revolución Francesa, cuyos ideales, basados en el contrato social, se pierden en manos de empresarios privados.

«Internet es una estructura que produce asimetrías económicas entre los propietarios de las condiciones de producción y los usuarios», declaró en una entrevista el filósofo Gabriel, en referencia a que el viejo conflicto, donde unos lo tienen todo y otros no tienen ningún derecho, ha regresado. El poder burgués, triunfante en 1789, al menos en letra reconocía la igualdad con el proletariado, pero los magnates de Facebook sustituyen el viejo código del contrato social (Constitución) por unas leyes redactadas por ellos mismos, y que cumplen cuando quieren.

Las redes sociales, que generan el placebo de la democracia, con sus clics, me gusta, y compartir, sustituyen en el mundo de hoy a los mecanismos legales del sistema político y ya las campañas hasta se realizan más en los ciberespacios, que a través de las plazas públicas, al punto en que sitios como Facebook son acusados de interferir en el destino de terceras naciones, con más efectividad aún que una potencia tradicional. En este simulacro de la democracia, quien muere, es la democracia misma.

EL ESPÍRITU ABSOLUTO

Hegel se considera el pensador que comprendió la Revolución Francesa en su esencia, de hecho, existe una leyenda de que cuando terminó su libro Fenomenología del Espíritu, se asomó a una ventana en su apartamento en Jena para ver pasar a Napoleón triunfante y dijo: «He visto al espíritu absoluto a caballo». Y es que para la burguesía europea que representaba el pensador alemán, 1789 y más concretamente, la expansión napoleónica de las ideas ilustradas, representaban el «fin de la Historia».

Sin embargo, como clase reaccionaria que ha sido, esa burguesía debe reinventarse narrativas que impidan la radicalización de las metas de la Revolución de 1789, y a lo largo del siglo XX y de lo que va del XXI, se declaró en más de una ocasión que los hechos, la narrativa esencial, habían terminado. Uno de esos intentos por detener lo indetenible reside en las redes sociales y el tipo de gobernanza que desean imponer, uno donde, aunque aparenta horizontalidad, coloca el poder en poquísimas manos. De manera que las tres palabras «malditas» (igualdad, libertad, fraternidad) caen en el mayor vacío legal posible, generándose hacia los usuarios un desamparo que los distancia de la noción real de democracia y participación en los procesos políticos.

La narrativa que prevalece en los nuevos medios, lejos de ser amable es, según Gabriel, la del odio, el separatismo, la afirmación identitaria contra el extranjero y el bullying como herramienta de persuasión ante los intentos de otro orden de cosas.

OTRO 1789

Según Gabriel hay un nuevo oscurantismo basado en que los saberes tecnológicos vuelven a estar encerrados en abadías de nuevo tipo, muy alejadas de la redistribución moderna posterior a los sucesos del siglo XVIII francés. Existe, por ejemplo, la inteligencia artificial, que es un arma ideológica de dominación mediante la mentira, equivalente al derecho divino, pues se crea una entidad (falsa) cuya capacidad de razonamiento supuestamente supera al hombre, por lo que este queda subordinado y deshumanizado ante la presencia de la máquina.

Una vez más acudiendo al Heidegger de Ser y tiempo,  el hombre se define por su postura ante los problemas que retan su existencia y, más concretamente, la muerte. Una máquina no muere, entonces no puede decirse que piense, ni que actúe como una inteligencia artificial. Por tanto, el invento actuaría como placebo de la noción de Dios, sustituyendo también a la fe en un ser sobrenatural, por la creencia en la infinitud de la técnica. Una forma de oscurantismo más difícil de desmitificar y que retorna al pasado, cuando no existía separación cotidiana entre el laicismo y la fe.

Las máquinas no pueden resolver los problemas de los hombres, tal imagen se construye con el objetivo de sustituir al verdadero sujeto de cambio de la Historia, para que no exista precisamente alteración en el orden conservador.

En las narrativas de internet y de la inteligencia artificial hay un retorno a la época del Antiguo Régimen, debido a la alta concentración del poder, lo cual hace necesario otro 1789, con un asalto incluido a la nueva Bastilla.

LAS MONARQUÍAS

La web, al estar en manos privadas, funciona como una monarquía que quebró el viejo Estado moderno, salido del contrato social. No existe gobernanza, sino solo su apariencia, por tanto según Gabriel la narrativa de las redes a la vez que poderosa se basa en la ausencia de hechos, de propuestas, en el vacío de significados, lo cual nos lleva a la ponderación de la neolengua, aquel dialecto diseñado en la novela 1984 de Orwell y que se sustentaba en la desaparición de la lengua misma.

Esta monarquía es millones de veces más poderosa que la del Rey Sol, al estar al tanto de los pensamientos, inquietudes y detalles de cada uno de sus súbditos, lo cual es a su vez la base del imperio absoluto que ejerce. Para Gabriel, esto sucede como resultado de la persistencia de la reacción a través de los tiempos, como parte de las estructuras burguesas, y ahí están los ejemplos de las monarquías reales, que sobrevivieron a la revolución de 1640 en el caso de Inglaterra por ejemplo.

Pero hay más, la moderna democracia es una corrupción de los ideales de la Revolución Francesa, que mediante sus grietas le habría dado paso a la monarquía digital: Trump se comporta, en efecto, como un rey que se hace valer mediante los fallos, falsedades y debilidad del sistema. Por lo que internet es un resultado del mundo reaccionario que nos legó el pasado, y que las revoluciones no lograron barrer.

«No hay democracia en internet, porque la plataforma de la máquina de búsqueda de las redes sociales define las reglas de comportamiento», asegura Markus Gabriel, con lo cual los hechos estarían siendo sustituidos por imágenes, números, que se conjuran mediante un nuevo tipo de oscurantismo, al que el resto de los usuarios no tienen ni vista ni acceso.

LA BASTILLA DE SILLICON VALLEY

Aunque como nueva «religión» la inteligencia artificial parece estar «en la nube» y no ser de nadie, sí tiene castillos reales, y estos son los puntales físicos, los servidores, que estarían concentrados en una pequeñísima porción de la Tierra y en manos a veces invisibles, que actúan con total impunidad.

El cambio está en el asalto a esa nueva Bastilla, mediante tecnologías y leyes que democraticen esa gobernanza, restaurando la modernidad por encima del estado clerical de los unos y los ceros, que imponen las trasnacionales.

Según Gabriel, al ser un ecosistema sin leyes que propongan soluciones, las redes sociales generan odio, ya que los disensos no alcanzan una solución. Eso, en materia política es muy rentable, por lo que el filósofo asevera que el manejo de las emociones negativas, tal y como acontecía en el medioevo, es el objetivo final y supremo de redes como Facebook.

Una revolución es necesaria en este mundo de restauraciones, donde los servidores web codifican lo que existe y dejan muy poco espacio para las tres palabras «malditas»: igualdad, libertad, fraternidad.

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Nell dijo:

1

1 de agosto de 2019

06:03:53


Excelente artículo!!!

aristoteles Respondió:


2 de agosto de 2019

11:35:18

A diferencia de la monarquia del francesa de los tiempos de la revolucion donde los sudbitos tenian cero poder y el rey podia castigar y matar a placer, en esta monarquia moderna los sudbitos tienen TODO EL PODER. Queremos acabar con facebook, pues sencillamente no lo usemos. Hay otras aplicaciones que se pueden usar para comunicarse y realmente no hace falta esta contandole la vida de cada cual al mundo en facebook. Hace 10 an~os facebook era nada y todos viviamos felices. Quien hizo grande a facebook? pues los mismos usuarios que voluntariamente se apuntan, voluntariamente cuentan sus vidas y llenan el espacio cibernetico de fotos, responden encuestas, etc, etc. El poder de facebook depende de la voluntad de sus usuarios. Hasta ahora facebook, o ninguna otra compan~ia de tecnologia ha mandado un ejercito a las calles para obligar al pueblo a usar sus servicios. Facebook, Google, Amazon son sencillamente el resultado de nuestras propias acciones.

Raquel dijo:

2

1 de agosto de 2019

09:31:24


Magnífico y esclarecedor artículo. Un análisis desde la filosofía, desde la historia. Haciendo precisamente lo contrario a lo que nos convida el pensamiento hegemónico. Mirar con ojo crítico la realidad, valernos de estas armas para entender el mundo de hoy. No en balde la humanidad ha pasado por tantos períodos oscuros. Aprender de la historia para interpretar el presente. No he leido el filosofo pero lo buscaré. Para eso sirve

Raquel dijo:

3

1 de agosto de 2019

09:49:44


Magnífico artículo. Para eso sirve la filosofía y la historia, para interpretar el presente. No conozco el filósofo pero lo buscaré. Ojalá se escribieran muchos artículos de este tipo que ayuden a tumbar las vendas de los ojos de los que creen que la tecnología lo resuelve todo. Existe un desarrollo y una apropiación de la tecnología en favor del bien, y existe otra, desgraciadamente mucho más común, a favor del mal, y si no del mal, del lucro individual. Estamos a las puertas de una nueva Edad Media, si no estamos ya, y muchos siguen adorando la tecnología "pura" como la salvación. Lei hace muchos años, es de 1999, un libro El código y otras leyes del ciberespacio del academico norteamericano Lawrence Lessig en el que hablaba de eso, que la ley la iba a imponer el dueño de la tecnologia, y ya estamos viendo las consecuencias. Tenemos que aprender del desarrollo de la humanidad para no caer en los mismos errores, ahora con tecnologias que pueden ser letales y al borde de la extincion de la especie por el cambio climatico.