ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Fernando Ortiz nos invitó a instalarnos en nuestra condición de cubanos. Foto: Cortesía Fundación Fernando Ortíz

El pasado 16 de julio la obra de Fernando Ortiz fue declarada Patrimonio de la Nación. Fue un momento emotivo, cargado de una particular electricidad espiritual, que compartimos con Barnet, Eusebio, Torres-Cuevas y otros compañeros. Un acto de justicia respecto a ese componente esencial de los cimientos de nuestra cultura y de la patria misma.  

En el ensayo Los factores humanos de la cubanidad, de 1949, Ortiz asegura: «Hay cubanos que no quieren ser cubanos y hasta se avergüenzan y reniegan de serlo». En ellos, «la cubanidad carece de plenitud, está castrada». No es suficiente, insiste Ortiz, «tener en Cuba la cuna, la nación, la vida y el porte». Falta algo más: «son precisas la conciencia de ser cubano y la voluntad de quererlo ser». Y diferencia «la cubanidad, condición genérica de cubano, y la cubanía plena, sentida, consciente y deseada».

Otros intelectuales nuestros identificaron en la República neocolonial distintas maneras de sentirse y asumirse como cubanos.

Elías Entralgo diferencia la «cubanía progresiva» de la «cubanidad estacionaria», conservadora. Esta última, señala, fue la que «compuso los cuerpos de voluntarios bajo la dominación española, frente a las insurrecciones de 1868 y 1895».

José Antonio Foncueva opone «el patriotismo abnegado, comprensivo y previsor», al «miope», «falso» y «declamativo», y acusa a «los que, siendo traidores a los más altos y legítimos intereses del país, se fingen poseedores de una delicadísima sensibilidad patriótica».

Jorge Ibarra estudió el «mito Roosevelt» que impulsaron ciertos sectores influyentes de la Isla ante la muerte del político y militar yanqui en 1919. Como supuesto luchador por la libertad de Cuba, como «padre» amoroso de la República plattista, hubo quien llegó a comparar a Theodore Roosevelt con nuestros mayores próceres. Nada más lejos de la cubanía que esta vergonzosa idealización.

En el mismo año 1919, José Antonio Ramos afirma que las visiones seudofolklóricas coloniales siguen vivas en la República. Para mucha gente, dice, lo único genuinamente cubano es lo que nos permitía la colonia: «el negrito, la mulata, la hamaca, el tabaco, la guajira, la rumba, el chévere cantúa y el pasmo de admiración y acatamiento por todo lo extranjero».

Hay anexionistas rumberos y divertidos, que dominan un picante repertorio de cubanismos, disfrutan el ron, el dominó, un buen tabaco, el café fuerte, ríen con los chistes de Pepito, lloran con un bolero y llevan siempre al cuello una medalla de la Caridad del Cobre. Son practicantes activos de la cubanidad externa; pero están esencialmente ajenos a la cubanía.

Sé de un caso notable: Cabrera Infante, cubanísimo en su narrativa, en su pirotecnia lingüística, y francamente anexionista de alma y pensamiento. Su colección de artículos Mea Cuba (1992) resulta escandalosamente proyanqui. Hace una crítica feroz, sin fundamento alguno, de todo pensamiento antimperialista que haya surgido en Cuba y en nuestra región. El propio concepto de «América Latina» es para él «un cliché más de la izquierda profesional».

Descalifica a Martí como un fanático que buscó «la muerte romántica» en Dos Ríos, en «un suicidio calculado». Interpreta la alusión al «Norte revuelto y brutal» como germen de otro «cliché» izquierdista: la dualidad Norte-Sur. Nos recuerda que Cuba está «para siempre a 90 millas de las costas norteamericanas», lo que define nuestro destino y nos condena de modo fatal a la subordinación. «La geopolítica es más decisiva que la política», repite una y otra vez Cabrera Infante. Alguien que usaba su talento y su sentido del humor para jugar literariamente con los signos exteriores de nuestra cultura; pero pertenecía a la especie de la «cubanidad castrada».

Pienso que tienen que ser muy escasos los nacidos en Cuba (vivan aquí o en cualquier otro sitio del mundo), capaces de ofender a Martí y de promover la anexión de su país a EE. UU. Conozco a muchísimos emigrados que defienden cotidianamente su identidad, no con rituales vacíos, sino como algo cargado de sentido, y son portadores de la más preciada cubanía.

Fernando Ortiz nos invitó a instalarnos en nuestra condición de cubanos a partir de un compromiso ético con los empeños colectivos de este pueblo, a trabajar por un proyecto común y a identificarnos con «la cubanía plena, sentida, consciente y deseada». Escuchémoslo y sigamos nutriéndonos de su obra.

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Pedro Ramírez dijo:

1

19 de julio de 2019

00:31:16


Atención y Urgencia: Existe muchísima confusión entre la juventud cubana sobre la claridad de nuestra identidad, nuestra cubanía y no me refiero a los pocos que pudieran estar más próximos o en contacto con determinados niveles de dirección política y/o administrativa del país, sino, a aquellos bastantes numerosos grupos de jóvenes que viven en las periférias de la Capital, montan el P-10, cargan sacos de viandas en un mercado, etc. Tantas mentes brillantes, lúcidas, con mucha experiencia y claridad sobre nuestras raíces, que los tenemos por Miles, debieran salirse de las reuniones y a toda velocidad revolucionar la historia que hoy enseñamos en nuestras escuelas para que esos niños y jóvenes se percaten e impregnen cada gen del peligro sabiamente enmascarado que significa el Imperialismo yanki: pero con toda urgencia!!! Venceremos.

Francisco Rivero Respondió:


19 de julio de 2019

10:54:51

Saludo fraternalmente la publicacion por el periodico Gramma de "Cubanidad y cubania" que tiene a bien de presentarnos los propositos del señor Abel Prieto. En la lectura detenida de este texto y atendiendo a su importancia para todos, desearia compartir, una proposición simbolica y que en mi parecer bien ha de servir como factor vincunlante de la familia con la patria. Me refiero a los hijos de residentes cubanos nacidos en el exterior y que gracias a las recientes disposiciones humanitarias, como administrativas estos hijos de cubanos podran acceder a la nacionalidad cubana, por medio de los tramites correspondientes en los servicios consulares del pais correspondiente. Esto me alegro mucho por lo que ello significa para la familia en terminos practicos y de normalización. Al momento de una reunion publica de cubanos residentes en Francia, en que se nos informo de este procedimiento en estos casos, me alegro mucho por lo que significaba para la familia de compatriotas que estaban en esta situación. a la vez propuse a los alli reunidos y se registro en acta de esta reunión la siguiente proposición : Que en Cuba se proporcionara un area o un parque, donde estos nuevos compatriotas nacidos en el exterior, junto a sus familiares puedan sembrar un arbol simbolizando materialmente su vinculo con la nación cubana. Sea el hecho de sembar un arbol un gesto de fe compartida de cubanas y cubanos por una prospera patria, digna de sus principios de soberania e independencia. Al escribir este comentario pienso en la alegria y tributo a nuestros Honorables Mayores que desde la familia nos acompañaron en ese delicado y secreto aprender del sentir de ser cubano. Un saludo fraterno.

dr orlando gutierrez boza dijo:

2

19 de julio de 2019

15:29:10


excelente articulo del compañero ABEL,,,nos toca rescatar estos vitales conceptos ORTICIANOS,de cubanidad y cubania como via de conocer nuestra verdadadera identidad nacional fortaleciendo nuestra cultura de la resistencia tan necesaria en estos bellos tiempos de desafios y retos,,,

Joel Ortiz Avilés dijo:

3

19 de julio de 2019

15:36:12


¡¿Mi respeto absoluto a sus reflexiones?!.... No solo eso, como Cubano consciente de serlo y con la voluntad de quererlo ser, después de leerlas ….lo estoy aún más. Pero me pregunto..¿cuántos cubanos la habrán leído, con los mismos “ojos y corazón” míos?...En estos últimos días, hemos estado muy bien informados, por la máxima dirección del Gobierno, Estado y Partido; dirigidos por nuestro General de Ejercito Raúl Castro Ruz y nuestro Presidente CEM Díaz Canel; con intervenciones excelentes como las de Eusebio, Barnet y las suyas; que nos permiten actualizar nuestro arsenal de ideas, sabiendo que todos bebemos de la fuente principal de nuestros antecesores históricos, con la distinción especial de nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz. Pero tenemos hoy cubanos que no quieren ser cubanos y hasta se avergüenzan y reniegan de serlo. Cuantas cosas estamos haciendo “mal” que están contribuyendo a que no tengamos ….”la conciencia de ser cubano y la voluntad de quererlo ser”. Apreciamos avances; pero es necesario aunar más fuerzas a nivel de base. Esa «cubanidad estacionaria» y conservadora…. que «compuso los cuerpos de voluntarios bajo la dominación española, frente a las insurrecciones de 1868 y 1895»; que nos ilustra Don Fernando Ortíz; nos está “corroindo” nuestra voluntad de lucha; es la se manifiesta en las deserciones que tenemos en el deporte y otras esferas…aún donde el estado cubano ha dado pasos positivos de facilidades, estimulación material, atenciones etc,etc. Tenemos que trabajar fuerte con el ejemplo personal de nuestros cuadros y directivos, descubrir a tiempo a los «falso» y «declamativo»…. «los que, siendo traidores a los más altos y legítimos intereses del país, se fingen poseedores de una delicadísima sensibilidad patriótica» y que no toman medidas contra las manifestaciones de corrupción, desvíos de recursos, falta de control y eficiencia en los colectivos. El Combate ideológico que fortalezca nuestra identificación con «la cubanía plena, sentida, consciente y deseada»; no tiene momento, es de todos y en cualquier lugar, con convicciones y realismo; y seguros siempre de la victoria. !!!Venceremos!!!!

Francisco Rivero dijo:

4

19 de julio de 2019

16:14:04


Saludo fraternalmente la publicacion por el periodico Gramma de "Cubanidad y cubania" que tiene a bien de presentarnos los propositos del señor Abel Prieto. En la lectura detenida de este texto y atendiendo a su importancia para todos, desearia compartir, una proposición simbolica y que en mi parecer bien ha de servir como factor vincunlante de la familia con la patria. Me refiero a los hijos de residentes cubanos nacidos en el exterior y que gracias a las recientes disposiciones humanitarias, como administrativas estos hijos de cubanos podran acceder a la nacionalidad cubana, por medio de los tramites correspondientes en los servicios consulares del pais correspondiente. Esto me alegro mucho por lo que ello significa para la familia en terminos practicos y de normalización. Al momento de una reunion publica de cubanos residentes en Francia, en que se nos informo de este procedimiento en estos casos, me alegro mucho por lo que significaba para la familia de compatriotas que estaban en esta situación. a la vez propuse a los alli reunidos y se registro en acta de esta reunión la siguiente proposición : Que en Cuba se proporcionara un area o un parque, donde estos nuevos compatriotas nacidos en el exterior, junto a sus familiares puedan sembrar un arbol simbolizando materialmente su vinculo con la nación cubana. Sea el hecho de sembar un arbol un gesto de fe compartida de cubanas y cubanos por una prospera patria, digna de sus principios de soberania e independencia. Al escribir este comentario pienso en la alegria y tributo a nuestros Honorables Mayores que desde la familia nos acompañaron en ese delicado y secreto aprender del sentir de ser cubano. Un saludo fraterno.

Miguel Angel dijo:

5

20 de julio de 2019

04:41:23


Excelente reflexión. Aborda conceptos medulares -cubanidad y cubanía - identificados y explicados por el brillante intelectual cubano Fernando Ortiz, donde se plantea conjugar ambos, en virtud del deber de actuar en consecuencia con el proceso revolucionario que llevamos adelante.