Las redadas en las ciudades santuario de EE. UU., decretadas por el presidente Donald Trump, ya generan los primeros enfrentamientos en un país políticamente dividido a causa del fundamentalismo de su mandatario. Parece alarmante, pero las propias autoridades migratorias federales han dicho que se espera que los más de diez millones de indocumentados que viven en el país sean detectados y expulsados a sus países de origen, para lo cual se estima la detención de al menos 2 000 personas en una primera fase de persecuciones, cifra que llegaría al millón, de concretarse otras medidas.
Según reportó RT, la cacería se inició en las ciudades de Atlanta, Baltimore, Chicago, Denver, Houston, Los Ángeles, Miami, Nueva York y San Francisco, y se extenderá a Nueva Orleans esta semana; una medida violatoria de los principios de inmunidad del hogar establecidos por la Constitución de EE. UU., a los cuales se acogen los gobiernos locales demócratas de dichas ciudades, que se negaron a colaborar con las autoridades de emigración.
Los demócratas, además, han dicho que las redadas de Trump van contra las legislaciones que les ofrecen asilo a extranjeros, y que están en vigor desde los tiempos fundacionales, cuando muchos luchadores arribaban a las «tierras de libertad». El trato a los refugiados, figuras legalmente protegidas, además, por las leyes internacionales y las Naciones Unidas, ha levantado duros enfrentamientos entre las bancadas demócrata y republicana del Gobierno.
Durante un recorrido por los centros de detención en la frontera sur, congresistas demócratas emitieron una declaración de protesta ante el estado de hacinamiento, falta de condiciones higiénicas, alimentación y derechos humanos que allí se sufre. En una visita paralela Mike Pence declaró que no quería tapar las imágenes, por lo que permitió que la prensa filmara el caos de los centros de detención y, en su opinión, «allí está la prueba de que la situación es crítica y los demócratas deben aceptar una legislación que endurezca aún más los controles y refuerce la financiación en la frontera».
Mientras el Departamento de Justicia de EE. UU. emitió un nuevo decreto para no dar asilo a quienes no lo hayan solicitado y obtenido antes en México, congresistas demócratas como Alexandria Ocasio-Cortez se defienden de los tuits racistas de Trump, en especial de uno en el que atacó a los políticos que no eran «racialmente blancos» y los exhorta a irse del país. Para Ocasio, Trump no perdona que a ellos –a los demócratas– el pueblo sí los eligió y que no sienten ningún miedo hacia él.
COMENTAR
Jose R Oro dijo:
1
16 de julio de 2019
00:28:59
Cristina Theys dijo:
2
16 de julio de 2019
03:34:22
Miguel Angel dijo:
3
16 de julio de 2019
11:56:19
Responder comentario