En una entrevista con la revista Foreign Policy, el jefe del Comando Sur de Estados Unidos, el almirante Craig Faller, admitió que los militares de su país están listos para cumplir órdenes de intervención si así lo decide Donald Trump.
En días pasados, el enviado del autoproclamado presidente interino Juan Guaidó, Carlos Vecchio, solicitó una reunión con Faller para abordar «cómo restaurar la democracia en Venezuela». En una carta al alto militar estadounidense, consta que la fórmula de la invasión y la guerra contra su propio país es lo que piden Guaidó y sus más cercanos seguidores.
Resulta curioso que la cacareada búsqueda de la «democracia» en la nación bolivariana se haga por medio de un mecanismo militar, con una historia de participación en agresiones e intervenciones militares en la región. ¡Y pensar que estos son los personajes que Donald Trump y su equipo fundamentalista han usado en su plan para propiciar un golpe de Estado en Venezuela! Pero recurramos a algunos hechos perpetrados por este «comando» encargado de dominar los países del Sur. El Comando Sur de los EE. UU. es uno de los diez comandos de combate que tiene el Pentágono. Sus intervenciones y sus bombardeos muchas veces van disfrazados de «ayuda humanitaria» y junto a las cañoneras y los aviones de guerra, se ve alguno que otro barco con una bandera blanca con una cruz roja que lo identifica como hospital. Este Comando cubre 31 países y sus tentáculos alcanzan nada menos que 24 900 000 kilómetros cuadrados. En su concepción estratégica tiene la función de proporcionar la planificación de contingencia, operaciones y la seguridad para América Central y del Sur y la región del Caribe; así como proteger los recursos militares de EE. UU. en dichos lugares. Y, muy importante y de triste recordación, ha sido el encargado de velar por la defensa del Canal de Panamá y la zona aledaña. Ese mecanismo armado radicó en la zona de ese Canal desde 1947 y hasta 1997, cuando trasladó su cuartel general para la Florida. Su función en las últimas décadas ha estado orientada a la preparación de ejércitos nacionales en la región, a los cuales el Pentágono arma, entrena y adoctrina para servir a los intereses de Washington. Sus orígenes nos remiten al 2 de noviembre de 1903, cuando EE. UU. desembarcó sus marines en tierra panameña, un día antes de que la nación centroamericana declarara su separación de Colombia. Estuvieron implicados también en la invasión a la República Dominicana en 1965 y en otros 41 hechos en países de la región, según lo registra un estudio de la Universidad de Harvard. En relación con Venezuela, recientemente el senador estadounidense Rick Scott, exgobernador de Florida, aseguró que «queda una sola opción para llevar “ayuda” al pueblo de Venezuela, y es algo de lo que nadie quiere hablar. Se está haciendo claro que tendremos que considerar el uso de los activos militares estadounidenses». Recordemos también que el jefe del Comando Sur mantuvo un encuentro en Bogotá con militares de Perú, Colombia, Ecuador y Brasil, el pasado 24 de abril, cuyo tema central fue Venezuela.
Falta esperar si vence la razón contra el odio y la comunidad internacional no permite que EE. UU. emprenda otra acción militar de incalculables consecuencias contra la República Bolivariana de Venezuela.
Trump debería ya saber que los John Bolton, Mike Pompeo, Elliott Abrams, Mike Pence y Marco Rubio, lo están llevando a un callejón sin salida solo por pretender sacar del poder a un presidente legítimo, elegido por más de seis millones de venezolanos en unos comicios libres, transparentes y con verificación nacional e internacional.















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R PONS dijo:
1
29 de mayo de 2019
08:28:23
Rodolfo Rodriguez dijo:
2
29 de mayo de 2019
19:12:30
Luis Domínguez dijo:
3
30 de mayo de 2019
09:53:15
Luis Domínguez dijo:
4
30 de mayo de 2019
14:39:01
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