Progresivamente, las sanciones al gobierno venezolano producen una onda expansiva que afecta a los intereses de los Estados Unidos y su política exterior, a pesar de proyecciones tranquilizadoras que la Administración de Información Energética (EIA, sus siglas en inglés) de ese país ha comunicado para mermar las preocupaciones sobre el impacto global del congelamiento de activos venezolanos en suelo estadounidense, hechas por el Departamento del Tesoro.
El lunes 28 de enero, el secretario del Tesoro Steven Mnuchin anunció medidas coercitivas contra empresas esenciales de Venezuela que operan en Estados Unidos, bajo el supuesto de «ayudar a evitar que Maduro siga desviando los activos de Venezuela y preservar estos activos para el pueblo venezolano».
La Orden Ejecutiva coloca a instituciones de la entidad, incluyendo al Banco Central de Venezuela (BCV) y PDVSA como objetivo de las sanciones. Además de bloquear bienes valorados en 7 mil millones de dólares, la prohibición a empresas estadounidenses y aliadas de negociar con PDVSA resultaría en una pérdida de 11 mil millones de dólares adicionales, nada más por concepto de exportaciones.
Mientras el arbitraje de los activos venezolanos se utiliza como instrumento de presión al gobierno del presidente Nicolás Maduro, a la vez que se financia una estructura paralela de poder que lo reemplace, Estados Unidos maniobra con los daños colaterales que se reflejan en su industria energética y economía nacional.
DAÑOS EN LA INDUSTRIA PETROLERA DE LA COSTA DEL GOLFO
En un análisis publicado por la EIA, se niega que las sanciones a la estatal PDVSA tengan consecuencias significativas en el funcionamiento de las refinerías de Estados Unidos. En apariencia, las compañías petroleras que se suministraban de petróleo venezolano, estuvieron reduciendo sus importaciones previendo este escenario.
Sin embargo, expertos en el área manifiestan que en las próximas semanas podrá observarse cómo afectará al rendimiento de las industrias de la costa del Golfo.
Antoine Halff, investigador principal del Centro de Política Energética Global de la Universidad de Columbia, explicó que «el crudo de Venezuela es de una calidad única que se adapta muy bien a las refinerías de Estados Unidos en la costa del Golfo», y encontrar una alternativa inmediata es una tarea difícil debido a distintos factores.
Estas refinerías ubicadas en los estados de Louisiana y Texas deben nutrirse aproximadamente en un 30% con petróleo pesado para poder operar. Aunque sus costos de producción son más caros, pueden competir en el mercado por el bajo precio del petróleo, que importaban en buena parte de Venezuela.
Según informaciones del Departamento de Energía, Estados Unidos importó en 2018 un promedio de 500 mil barriles de crudo venezolano al día.
El director del Instituto de Energía del Reino Unido, Eric Smith, explica que el recurso importado representaba el 2.8% de los 20 millones de barriles que consume Estados Unidos, pero en relación al petróleo pesado, la cifra aumenta a un 17%. La caída a cero deja una brecha de 3 millones 500 mil que no puede ser suplida tan fácilmente.
Las opciones para reemplazar el recurso son ofrecidas principalmente por México, Canadá, Rusia, Arabia Saudita e Irán.
México y Canadá, que son las predilectas por su cercanía fronteriza, presentan retos específicos. Canadá no cuenta con un sistema de oleoductos que abarate el precio de importación del norte a la costa del Golfo. El tren, vía que actualmente utiliza para transportar el petróleo, es el doble de costoso que otras formas de traslado.
El gobierno de México se enfrenta actualmente a una reducción considerable en la producción petrolera debido al abandono del sector energético y al robo en sus oleoductos. Los trabajos para recomponer la industria nacional y elevar la producción le tomará al menos tres años.
Por su lado, Rusia y Arabia Saudita se encuentran entre los países OPEP y no OPEP que han convenido producir menos crudo, con el fin de incidir en los precios del mercado global y sostener los precios del barril. Irán, en cambio, sortea las agresiones comerciales que Estados Unidos impuso en noviembre de 2018.
No existe, entonces, un plan de contingencia efectivo para ajustarse a una nueva corriente de suministro que anule la posición de desventaja en la que se encontrarán las refinerías estadounidenses.
CONSECUENCIAS PARA LA POBLACIÓN ESTADOUNIDENSE
Cada medida económica tomada en el sector energético tiene consecuencias que van en cadena hasta afectar a las poblaciones más precarias, y Estados Unidos no es la excepción. Las decisiones unilaterales tomadas por la Administración Trump contra Venezuela están por ilustrar cómo el efecto dominó puede alcanzar a su propia población.
El alza del petróleo en el mercado global, proyección posible si se consolidan los esfuerzos de la OPEP por reducir la producción, está directamente relacionado con el aumento de la gasolina.
De seguir el curso de las sanciones contra Venezuela, podría contribuir a este efecto, así como sucedió el año pasado con el bloqueo contra Irán. La Asociación Americana del Automóvil, que estuvo monitoreando el impacto potencial de las sanciones, recalcó que las medidas tomadas en noviembre contra la nación persa tuvo un repunte en los precios de la gasolina siendo «significativamente más caros que en 2017».
La volatilidad de las medidas unilaterales terminan siendo pagadas por los ciudadanos de bajos recursos, que tienen que destinar parte importante de su presupuesto a cosas como la gasolina.
También la producción de diesel, insumo derivado del petróleo que se utiliza para la calefacción, está en riesgo al limitarles los ingresos de crudo a las refinerías estadounidenses. De no tener una opción que reemplace la carencia y que además no sea costosa, aumentará el precio de los suministros domésticos, afectando a las familias de bajos ingresos.
A eso hay que añadirle los sistemas de distribución que se abastecen de diesel (camiones, embarcaciones y ferrocarriles) y que se desplazan por el territorio estadounidense. El aumento del transporte impactaría en todos los bienes de consumo.
Sobre esto, hay que mencionar el trabajo social hecho por el gobierno venezolano a través de su filial CITGO, empresa que fue tomada de facto, tras los anuncios de embargo hechos por el director del Consejo de Seguridad Nacional, John Bolton.
En el condado del Bronx, Nueva York, funciona desde 2005 el Programa Social de Calefacción para personas de bajos recursos. La refinería venezolana les proporciona este recurso a más de 40 mil familias que no tienen cómo pagar el servicio privado.
El combustible es proporcionado a otros 25 estados, alcanzando a 1 millón de personas con una inversión que llega a los 500 millones de dólares. En contraste, la Administración Trump se ocupa de robar los activos de naciones que le hacen la tarea de elaborar programas sociales protegiendo a la población.
EL CARIBE: PREOCUPACIONES DE PAÍSES ALIADOS A ESTADOS UNIDOS
La maniobra de Estados Unidos se traslada a terceros que se ven afectados por el embargo petrolero. Gracias a la ruta estratégica de Petrocaribe, trazada por la política exterior venezolana, la industria de petróleo nacional tiene empresas conjuntas y refinerías en países del Caribe y Centroamérica.
Esta región ha sido fundamental para revertir agresiones diplomáticas en los espacios de la OEA y la ONU, donde funcionarios estadounidenses no han logrado un consenso internacional para violar la soberanía del Estado venezolano.
Naciones socias de los Estados Unidos, como Bélice, República Dominicana y Jamaica, resienten las medidas contra el país venezolano. Sus empresas deberán buscar fuentes alternativas de petróleo con compañías transnacionales que no ofrecen acuerdos cooperativos en condiciones de igualdad que facilitaba PDVSA.
En un artículo publicado en la Fundación Heritage, la analista Ana Quintana mostraba cómo compañías energéticas con transacciones en curso tenían dificultades para obtener su carga. Los buques cisterna llenados el día en que se anunciaron las sanciones permanecen estacionados en los puertos de embarques.
Para Quintana, el gobierno estadounidense debería «intentar abordar razonablemente las preocupaciones de los socios sin debilitar la eficacia de las sanciones», y además amarrarlos diplomáticamente para que reconozcan al paraestado montado por la figura política de Juan Guaidó.
La precaria relación entre Washington y los países caribeños, que ahora deben soportar la sacudida económica, permite otro escenario nada deseable para la Casa Blanca: la de un mayor rechazo en bloque de los gobiernos de la región a las acciones injerencistas contra Venezuela.
¿LAS SANCIONES ENERGÉTICAS TIENEN PLAZO DE VENCIMIENTO?
Los tiempos para ejercer presión y obligar a un cambio de régimen se aprietan a medida que el efecto búmeran de las sanciones golpea financiera y políticamente a la Casa Blanca. Amenazar con un elemento tan sensible como el petróleo, recurso energético que es columna vertebral de la economía global, pone en riesgo al país que actualmente se enfrenta al resto del mundo en clara posición de potencia bravucona.
Venezuela no se queda en el rol de víctima, aun cuando la intensidad de las agresiones es tan alta que hasta medios corporativos como The New York Times reconocen que agravarán la vida de millones de venezolanos. En cambio, el Estado demuestra que puede sobreponerse y ampliar las relaciones con el mercado euroasiático, coordinando la venta de petróleo con China, India y Turquía.
Desde el primer Día D y la autojuramentación de Guaidó, al anuncio de ingreso de "ayuda humanitaria" por la frontera con Colombia, ha transcurrido un mes en el que la economía estadounidense ha asimilado las primeras consecuencias de aislarse del primer mercado en reservas petroleras del mundo, bajo la promesa de poder tomar control total del territorio y los recursos.
Pesa sobre ellos las políticas exteriores coercitivas, que si bien propinan al momento un duro golpe a la economía de Venezuela, revierten en el mediano plazo los objetivos de sabotear la reconfiguración multipolar del mapa geopolítico global, toda vez que el gobierno venezolano no pierde la autoridad política en la nación. (Tomado de misionverdad.com)
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ada dijo:
1
22 de febrero de 2019
16:22:29
Daniel Ernesto López dijo:
2
22 de febrero de 2019
18:39:42
Daniel Ernesto López dijo:
3
22 de febrero de 2019
18:43:51
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