Casi al despedirse rumbo a la eternidad, el líder de la Revolución, nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, nos dejaba una encomienda histórica y sagrada, que heredó de José Martí: «A nuestros hermanos de América Latina y del mundo debemos transmitirles que el pueblo cubano vencerá».
Aquella convocatoria nació en medio de uno de los momentos más emocionantes y trascendentales del 7mo. Congreso del Partido Comunista de Cuba, en el Palacio de Convenciones, el 19 de abril de 2016, 55 años después de la Victoria de Playa Girón, la primera gran derrota del imperialismo en América, que él supo dirigir y conquistar en menos de 72 horas.
Con el optimismo y la firmeza del líder mundial, del genio, del comunista, del padre, del jefe, casi a los 90 años de edad y toda una vida defendiendo la dignidad, el decoro, la igualdad, la unidad, la independencia y la soberanía de los cubanos, dijo –convencido– que: «Emprenderemos la marcha y perfeccionaremos lo que debamos perfeccionar, con lealtad meridiana y la fuerza unida, como Martí, Maceo y Gómez, en marcha indetenible».
Fiel al legado del invicto Comandante en Jefe, el pueblo que él dignificó para siempre con la Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes, al votar sí el próximo 24 de febrero por la nueva Constitución de la República, estará enviando un mensaje a los pueblos de Nuestra América de que Cuba vencerá y de que sí se puede, en medio de las serias amenazas que genera a la región el imperialismo al que hemos derrotado a lo largo de 60 años de agresiones, terrorismo, bloqueo económico, comercial y financiero, guerra biológica, operaciones encubiertas, subversión ideológica y de todo tipo, campañas mediáticas mundiales de difamación y descrédito, como aplican hoy al heroico pueblo de Venezuela, como le hicieron décadas atrás a Nicaragua y vuelven a aplicarle por estos días.
Connotados fascistas como John Bolton, el asesor de Seguridad Nacional, y el senador antilatinoamericano Marco Rubio, aprovechan su ascendencia sobre el gabinete de guerra del magnate Donald Trump para emprender la política más injerencista y retrógrada contra América Latina, basada en la sangrienta Doctrina Monroe, los golpes de Estado con los ejércitos, los parlamentos o jueces corruptos, con la cooperación de gobiernos títeres, cómplices y mercenarios, con aliados imperiales y racistas, con los monopolios mediáticos de los que son dueños, y con los millones del presupuesto para pagar a traidores o sobornar a mandatarios o diplomáticos en foros internacionales donde necesitan su voto a favor del crimen.
Casi nueve millones de cubanos participamos en más de 133 000 asambleas de debate popular, en la construcción del consenso de nuestra nueva Carta Magna, expresión de nuestros derechos y deberes, de nuestras conquistas, sueños y aspiraciones, conscientes de los riesgos y amenazas que afrontamos en un mundo donde la principal potencia imperial amenaza en la mismísima tribuna de la onu con los exterminios de países con sus armas nucleares o «con todas las opciones sobre la mesa» para intimidar a países, asesinar a civiles o derrocar gobiernos incómodos.
El 19 de abril de 2016 en sus históricas palabras, el Comandante en Jefe alertaba que «quizá, sin embargo, el peligro mayor que hoy se cierne sobre la tierra deriva del poder destructivo del armamento moderno que podría socavar la paz del planeta y hacer imposible la vida humana sobre la superficie terrestre».
Washington está en manos de quienes siguen apostando a las bombas para ejercer la hegemonía global y apoderarse de las riquezas y los recursos de los demás, con la miopía, las ambiciones, el egoísmo y el oportunismo político como cómplices. Nuestra América está en medio de la encrucijada y de sus apetencias, la victoria de Cuba el 24 de febrero será también la del continente.
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Colorao dijo:
1
30 de enero de 2019
11:36:22
vilma dijo:
2
3 de febrero de 2019
03:12:28
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