La llama de la integración justa y fraternal; esa que tiene en cuenta el trato especial y diferenciado, la solidaridad, la cooperación genuina y complementariedad entre los países, así como la defensa de la soberanía y la independencia, y que fundaron Fidel Castro y Hugo Chávez un día como hoy hace 14 años en La Habana, está viva y no la han podido sepultar.
Así lo atestiguan las intervenciones realizadas por los Jefes de Estado, de Gobierno o sus representantes en la XVI Cumbre de la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), que tiene por sede a La Habana, la cual contó con una convocatoria de altísimo nivel político.
Fortalecer la unidad de acción, la solidaridad y la denuncia permanente de los planes injerencias del imperialismo norteamericano y sus aliados locales contra Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia estuvieron en la tónica de las intervenciones de los dignatarios extranjeros.
Y es que, para los analistas, el ALBA-TCP (integrada por Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua, la Mancomunidad de Dominica, Antigua y Barbuda, San Vicente y las Granadinas, República de Surinam, Granada, y San Cristóbal y Nieves) se dirige hacia la consolidación política a escala regional, luego de librarse de algunas rémoras, fortaleciendo su papel de contrapeso sustantivo e importante a la hegemonía estadounidense en nuestra región.
También es un hecho que no puede ser desconocido, la importante obra que a lo largo de estos 14 años ha cumplido la organización en las esferas de la salud, la educación, la distribución de combustible (a través de Petrocaribe) y la asistencia ante desastres naturales, por citar algunos ejemplos, que han beneficiado a millones de latinoamericanos y caribeños.
Sin embargo, las fuerzas progresistas y de izquierda se tienen que mantener movilizadas y unidas ante las intentonas de las fuerzas reaccionarias en hacer retroceder la historia en esta parte del mundo a la tristemente época de la indecorosa Doctrina Monroe (léase América para los Estados Unidos) y revivir sin tapujo la brutal política de las cañoneras de las intervenciones militares.
Pero el camino neoliberal por el cual algunos gobiernos de la región están llevando a nuestros países, una receta ya fracasada estrepitosamente hace más de dos décadas, conducirá inexorablemente a un holocausto social y ecológico de inéditas proporciones y al auge de los movimientos y protestas sociales, que no lograrán someter.
Y es en este contexto, y cuando la Revolución Cubana está próxima a celebrar sus seis décadas de existencia, que se lleva a cabo exitosamente en La Habana esta XVI Cumbre ALBA-TCP para reafirmar los principios fundacionales de unidad, amplia solidaridad y reimpulso de este mecanismo integrador en la esfera económica.
Comparto el optimismo y visión del destacado sociólogo y politólogo argentino Atilio Borón de que, sin caer en triunfalismos, podemos confiar en que, si seguimos trabajando a fondo, la visión antiimperialista se va a arraigar en América Latina y el Caribe.
En este esfuerzo, la proyección y el aporte del ALBA-TCP en la primera trinchera de lucha será decisiva.















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