Llegó ese momento del año en que líderes mundiales, activistas y empresarios se reúnen para debatir sobre el cambio climático y lograr un consenso sobre qué debe continuar haciéndose para mitigar los efectos de un fenómeno que ha cambiado nuestro planeta, y amenaza con destruirlo.
La Conferencia Anual de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP24) de Katowice (Polonia) se desarrolla desde el pasado día 3 y se extiende hasta el 14 de diciembre, con la participación de más de 30 000 personas de alrededor de 200 países.
Durante el acto de apertura, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, calificó al cambio climático como el «asunto más importante» que enfrenta la humanidad en el contexto actual, y dijo que las acciones encaminadas a paliar sus consecuencias no van lo suficientemente rápido.
Según el portugués, existen cuatro puntos fundamentales en el enfrentamiento a este fenómeno: reforzamiento de las acciones actuales, redacción de un programa de trabajo, financiamiento en la lucha contra el cambio climático, e inversiones en fuentes de energía e infraestructuras limpias.
ACUERDO DE PARÍS: LA META A ALCANZAR
«De esta COP debemos salir con un potente y claro programa de trabajo para poner en práctica el Acuerdo de París, con contenido, ambicioso y que incluso vaya más allá de lo consensuado hace tres años, ya que la evidencia científica demuestra que hay que ir más allá, por lo que pedimos a todos que se adapten a esta nueva realidad climática», afirmó la secretaria ejecutiva de Naciones Unidas para el Cambio Climático, Patricia Espinosa.
Ese importante documento, suscrito por 195 países durante la COP21 celebrada en la capital francesa, estableció que el límite del aumento de temperatura global debe ser de dos grados centígrados en comparación con niveles preindustriales. Además, cada gobierno, de acuerdo con sus capacidades financieras y necesidades, realizaron compromisos específicos.
En aquella ocasión se estableció el año 2018 como fecha límite para terminar de acordar y poner en práctica lo pactado tres años atrás en Francia.
Sin embargo, se sufrió un duro golpe cuando el presidente de EE. UU., Donald Trump, a la cabeza de uno de los territorios más contaminantes del mundo decidió retirarse del Acuerdo alegando que «las cargas económicas impuestas (por el documento), le costarían a su país millones de trabajos en el sector energético, la industria del motor, papel, hierro, acero y otras».
Además, el electo presidente brasileño, Jair Bolsonaro, quien consideró al cambio climático como una «conspiración marxista», también manifestó que el gigante sudamericano saldría del mismo, y se negó a la realización de la COP25 en su país.
UNA POLÉMICA SEDE
Durante la sesión inaugural del evento, el presidente polaco, defendió el uso del carbón en la economía de su país, y dijo que habían logrado reducir las emisiones del mismo en un 30 % en los últimos 30 años, lo que le ha permitido un crecimiento económico dinámico.
Sin embargo, los números y hechos dejan mucho que desear: como país, Polonia tiene en su territorio a 33 de las 50 ciudades más contaminadas de Europa, según la Organización Mundial de la Salud, mientras que alrededor de 50 000 polacos mueren anualmente por padecimientos relacionados con la contaminación.
Además, la nación encabeza el triste listado, tanto en el uso del carbón para generar electricidad como para su empleo en la minería. Varios datos reflejan que 110 000 son los trabajadores vinculados al sector carbonero en ese país, la mitad del total en toda Europa.
Asimismo, la sede escogida para este evento es una ciudad muy cerca de la central eléctrica de Belchatow, la cual es la mayor productora de energía de Polonia y la central de este tipo más contaminante del continente europeo, de acuerdo con datos de Greenpeace.
Días antes de que comenzara la COP24 seis activistas de la mencionada organización se subieron a lo alto de una chimenea en Belchatow para denunciar el uso del carbón en la producción energética. Un cable de la agencia española EFE también refleja la inconformidad de Greenpeace ante varias empresas patrocinadoras de la COP24, que son altamente contaminantes y vinculadas al carbón.

EL CAMBIO CLIMÁTICO SÍ EXISTE
Las cifras que se han revelado durante el evento no son para nada alentadoras: según el Proyecto Global de Carbono, las emisiones de dióxido de carbono de combustibles fósiles y la industria a nivel mundial aumentarán un 2,7 % respecto al 2017, y es consecuencia directa del incremento del uso de petróleo y gas.
Mientras, el Banco Mundial dijo que si los gobiernos no son más activos en este combate, para el 2050 habrá 143 millones de «migrantes climáticos». Esa entidad se comprometió a desbloquear alrededor de 200 mil millones de dólares en el periodo 2021-2025 con el objetivo de reducir emisiones y lograr una adaptación al cambio climático.
Otro documento reveló que, de la lista de los diez países más afectados por fenómenos meteorológicos extremos los últimos dos años, la mitad son territorios centroamericanos y caribeños: Puerto Rico, Honduras, Haití, Nicaragua y Dominica.
En el contexto de la COP24, diversos medios de comunicación también han dedicado espacios a hacer más visibles investigaciones sobre el tema, tal es el caso del diario The New York Times, que en su versión en español cita un estudio del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (organismo científico de las Naciones Unidas) publicado en octubre, donde se advierte que las emisiones de gases de efecto invernadero están aumentando tan rápidamente, que sus consecuencias se verán en la escasez de alimentos, incendios forestales, inundaciones en las costas y desplazamiento poblacional para el año 2040.
A pesar de todo ello todavía hay quien afirma que el cambio climático no existe. Si eso fuera cierto, ¿qué o quién es responsable entonces de muertes de seres humanos y de animales, de devastaciones de pueblos completos por incendios o inundaciones, de la subida del nivel del mar que pretende acabar con pequeños estados insulares, de la contaminación cada vez mayor del aire que respiramos, o del peligro de grandes urbes de quedarse sin agua potable?
Lo que se acuerde en la COP24 de Katowice es apenas una parte de todo lo que se puede hacer para salvar al planeta, si es que aún el planeta es salvable.
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