Provocación en el estrecho de Kerch

Más allá de un incidente entre embarcaciones militares de Ucrania y Rusia, cuando las de Kiev violaron las normas de navegación internacionales en el estrecho de Kerch –un cuerpo de agua que separa al mar Negro del mar de Azov– factores externos como la OTAN, Estados Unidos y la Unión Europea han batido palmas a favor de Ucrania y amenazan con nuevas sanciones contra Moscú.

Lo último, al respecto, ocurrió hace apenas unas horas cuando el presidente estadounidense Donald Trump, en pleno vuelo hacia la Cumbre del G20 en Argentina, decidió cancelar la reunión pactada con el mandatario ruso, Vladimir Putin,noticia que trascendió al mundo nuevamente a través de un tuit, según reporta el diario español El País.

Al respecto, la portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova, afirmó este viernes que el presidente de Estados Unidos (EE. UU.), Donald Trump, canceló la reunión con su homólogo, Vladimir Putin, debido a la situación política interna en su país y no por el incidente en el mar Negro, reporta Telesur.

Un rato antes, al dejar la Casa Blanca, Trump había atizado otro frente: dijo que estaban «muy cerca» de lograr un avance con China, pero que no estaba seguro de querer hacerlo porque los aranceles de su guerra comercial aportaban «miles y miles de millones de dólares».

De esta forma Trump juega con temas sensibles relacionados con la paz mundial y el desarrollo armónico de las relaciones internacionales.

Al margen de que se trate de una subida de tono en la campaña antirrusa, todo indica que el presidente ucraniano, Petró Poroshenko, ha tratado con esta provocación de ganar apoyo de sus aliados y crear un ambiente a su favor, a nivel interno, con vista a las elecciones previstas para marzo del 2019.

En opinión del presidente ruso Vladimir Putin, Poroshenko corre el riesgo de «no pasar a la segunda vuelta de los comicios, por ello necesita hacer algo para agravar la situación y crear obstáculos insuperables para sus rivales, sobre todo de la oposición.

«Hay indicios evidentes de que fue una provocación preparada de antemano para luego usarla como un pretexto para imponer la ley marcial en el país», afirmó el mandatario ruso, según publicó Sputnik.

El analista Gustavo Morales Delgado opina que el incidente, que ha tenido lugar en el estrecho de Kerch y derivó en el arresto de dos lanchas de artillería y un remolcador de la Marina de Guerra ucraniana por incursionar en aguas territoriales rusas cerca de Crimea, ha sido el resultado de una jugada fríamente calculada y con el desenlace deseado por parte del presidente de Ucrania, Petró Poroshenko, con fines electoralistas.

Ucrania se ha convertido en la punta de lanza occidental para los ataques contra Moscú y de «justificación» para que la otan acerque cada vez más sus cohetes a Rusia, y con ello el Complejo Militar estadounidense se sepa ganador en la confrontación, por cuanto puede vender gran cantidad de armamentos a las naciones que integran el bloque militar.

Todo eso lo sabe el mandatario ucraniano y, sin embargo, ha disparado las alarmas sin medir posibles consecuencias.En mayo del 2014, Poro-shenko se convirtió en presidente de Ucrania. Una ola de protestas promovidas por sectores fascistas de la oposición al entonces presidente Víctor Yanukóvich finalizó con más de cien muertos y la salida del Jefe de Estado.

Era el momento esperado por Petró Poroshenko, que se sentía seguro tras el anuncio de que los líderes de la Unión Europea y Estados Unidos lo apoyaban política y financieramente.

En la región de Donbass, un referendo ese mismo año declaró independientes las provincias de Donetst y Lugansk y hasta su posible incorporación a Rusia. Y aunque las autoridades de Moscú buscaron un arreglo con Ucrania a través del diálogo y los Acuerdos de Minsk, Kiev movió a sus militares hacia la zona donde hoy se habla hasta de 10 000 muertos provocados por esa acción.

Mientras tanto, Crimea –donde Rusia tras la desintegración de la Unión Soviética mantuvo la infraestructura de la Flota del Mar Negro– y la ciudad de Sebastopol declararon su independencia de Ucrania, previo restablecimiento de la Constitución de 1992, ley fundamental que consideraba a la república como un territorio soberano con una ciudadanía y policía propias.

En tal sentido, los líderes de la República de Crimea, Serguei Aksionov y Vladimir Konstantinov, el presidente Vladimir Putin y el alcalde de Sebastopol, Anatoli Chali, firmaron el tratado de adhesión de los nuevos territorios a Rusia.

A la par con las acciones provocativas contra Moscú y la difícil situación económica y social que enfrenta Ucrania, han circulado informaciones acusatorias contra Poroshenko, que lo señalan en el caso de los Papeles de Panamá, como creador de una empresa offshore, justo cuando la guerra civil en su país se tornaba más sangrienta.

Freedom House, una ong estadounidense, refiere que: «En el 2003, dos partidos con representación en la Rada ucraniana pidieron la dimisión de Poroshenko, entonces jefe del comité de presupuesto del Parlamento, acusándolo de la pérdida de 47 millones de hryvnias (unos 8,9 millones de dólares) del presupuesto estatal».

Este es el hombre que aspira a reelegirse presidente de Ucrania en el 2019 y que, apoyado por Estados Unidos y países de la Unión Europea, mueve fichas en un ajedrez que puede desembocar en una peligrosa confrontación.