ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Silvio Rodríguez y Andrés Manuel López Obrador comparten una entrañable amistad. Foto: Tomada del blog Segunda Cita

El pasado mes de julio, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ganó las elecciones presidenciales de México, convirtiéndose en el primer presidente electo de ese país que apunta a una trayectoria progresista y de lucha social, en una nación donde la izquierda prácticamente no ha tenido cabida hace no poco tiempo.
AMLO consiguió su elección mostrando una ambición transformadora en dos de los frentes más críticos de su país: la reducción de las desigualdades sociales y la pobreza, y la lucha contra la corrupción.
Los retos que enfrenta López Obrador, quien desde este 1ro. de diciembre dirigirá el destino de la república, son inmensos.

Recuperar la legitimidad institucional y hacer que esta funcione va a ser, sin duda, el primer gran desafío al que se enfrente amlo cuando asuma su mandato para los próximos seis años. El desafío que tiene ante sí es descomunal, a todos los niveles, en lo social, lo político y económico.

México llega a sus manos con serios problemas que constituyen el principal azote de la democracia en ese país. Entre ellos el narcotráfico, la corrupción, ejecuciones extrajudiciales, torturas, desapariciones, asesinatos (también de periodistas), violencia generalizada, pobreza y desigualdades brutales, a lo que se le suman nuevos elementos desestabilizadores a nivel internacional, como la posición anti-México de Donald Trump.

Cifras que dibujan un país

En 1990, la pobreza en América ­Latina llegó al 48,3 % en promedio. Sin embargo, este índice bajó en el 2017 al 30,7 %, como lo certificó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Durante las últimas dos décadas, el país que menos éxito ha tenido en erradicar este flagelo ha sido México. En ese mismo período de tiempo, la nación mexicana apenas redujo la pobreza de 47,7 a 43,6 %, en el 2017.
México, considerado como la 15ª economía del mundo, también es uno de los países más peligrosos en nuestro globo terrestre.

Durante los últimos 11 años, desde el 2006, cuando el presidente Felipe ­Calderón declaró la guerra al narcotráfico, se han producido 257 556 homicidios que tienen relación con el crimen organizado y el Estado, según esboza un artículo publicado el 24 de marzo del 2013 en El Economista.

«En los últimos 18 años, más de cien periodistas han sido asesinados, incluyendo seis en los primeros cuatro meses del 2018. También durante la última campaña electoral donde Andrés Manuel López Obrador resultó ser el ganador de las elecciones presidenciales, 46 candidatos fueron ultimados. Tal es la situación que ya en el 2013 el Consejo Regulador de Industria y Servicios de Seguridad de la República Mexicana llegó a la conclusión de que la violencia está convirtiendo a México en un Estado fallido», apunta dicho texto.

Pero sin duda, el principal obstáculo para el desarrollo autónomo de la nación azteca es la absoluta dependencia que tiene su economía de la de su vecino del Norte. Se nos presenta una sociedad con un impacto del sector exterior superior al 70 % del pib, donde Estados Unidos representa más del 80 % de las exportaciones y casi el 50 % de las importaciones totales, según analistas.

Este es el país que está esperando con impaciencia al nuevo presidente. AMLO tiene 25 proyectos que considera prioritarios para su gobierno –que inicia este 1ro. de diciembre–, entre los que están la construcción de refinerías, apoyos para adultos mayores, personas con discapacidad y jóvenes, y obras de infraestructura como el tren Maya. Piensa combatir la violencia sacando al ejército a la calle y perfeccionando la profesionalización de la policía, corrigiendo los errores de sus predecesores. Se habla también de una reforma energética para que México sea autosuficiente en combustible y de la necesidad de mejorar la educación pública gratuita.

No cabe duda de que al nuevo presidente le espera una tarea titánica para mejorar, en lo que le sea posible, al país dominado en términos políticos, económicos y militares durante muchos años por Estados Unidos. Un problema arraigado en la sociedad mexicana que repercute en la vida de sus ciudadanos. Al menos, esta vez el pueblo parece haberse cansado y decidió votar por un candidato cuyas propuestas están más cercanas a sus aspiraciones.

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Miguel Angel dijo:

1

1 de diciembre de 2018

08:21:40


Conocemos de la trayectoria política de AMLO desde hace varios años, de su programa de gobierno propuesto para resolver los graves problemas económicos y sociales que azotan a millones de mexicanos, su disposición a mantener una relación de amistad y colaboración con todos, sobre el apego a las normas de respeto y no injerencia en los asuntos internos de las naciones. El desafío es gigantesco, encontrará muchas trabas y dificultades, como las descritas en el trabajo y muchas más, lo que lo obliga a desempeñarse con mucha inteligencia, pero también con audacia y decisión, firmeza y valentía, si quiere ser fiel a la confianza depositada en él por su pueblo. Debe gobernar por el bien de todos los mexicanos, haciendo énfasis en los sectores más necesitados y angustiados, fiel al abrumador voto popular que lo invistió como su líder. Junto a los millones de mexicanos se unen otro tanto de latinoamericanos y caribeños urgidos de mayor capacidad de lucha en beneficio de la Gran Patria Americana, de la ineludible unidad y colaboración entre nuestras naciones para enfrentar al monstruo de siete cabezas. México posee una bella historia, una vasta cultura y gran potencial económico, llamado a jugar un papel preponderante de dignidad y progreso en la región. Esperamos que cumpla las expectativas. AMLO no estará solo en el combate, una muestra de ello lo significa la presencia de decenas de líderes internacionales que asisten a su toma de posesión, cada cual con sus propios objetivos, pero la mayoría con admiración, respeto y esperanza.