Es probable que el nombre de Shaolin solo nos llegue por aquel filme de 1978 que se tatuó en la memoria de cinéfilos y críticos, quienes definieron a Las 36 cámaras de Shaolin como la mejor entrega cinematográfica de las artes marciales. En la cinta, dirigida por Chia-Liang Liu, no son las espectaculares patadas ni las rimbombantes escenas de golpes las que apresan al espectador, sino la filosofía de la preparación del practicante al pasar por las 35 estaciones que le permiten llegar a ser un monje de ese templo.
Hace algunos días, entre el 24 y el 28 de octubre, un grupo de cinco cubanos y cubanas emularon al joven Liu Yu, encarnado en el largometraje por Gordon Liu, pero los de la Mayor de las Antillas no son obra de un guion fílmico. Ellos asistieron al 12 Festival de Wushu Shaolin, en el distrito de Dengfong, en la ciudad china de Henan, donde se reunieron 2 200 participantes, 512 llegados de 64 diferentes geografías.
Allí, el pequeño Hailong Vargas Tao, en la categoría hasta 12 años -él tiene diez- conquistó dos medallas de oro, una en la modalidad de Puños Shaolin y la otra en la de Lian Jie Gun, más conocida entre nosotros por el término japonés Nunchakus. En el rango de juveniles, Meyling Wong Chiu obtuvo los títulos en Taijí quan y Taiji Jian; lo mismo hizo en esas especialidades Marlon Iglesias Rojas, mientras Dayana Mesa Artiles se tituló en Puños Shaolin y secundó a Meyling en Taiji Jian, uso de la espada.
Pero, ¿quiénes son ellos que fueron a bailar en casa del trompo? ¿Cómo vencer en una competencia de wushu, expresión que reúne a todas las artes marciales chinas, porque eso es lo que quiere decir ese vocablo? ¿De dónde salieron estos nuevos «monjes» de Shaolin?
Son alumnos de la Escuela cubana de Wushu y Qigong de salud, fundada y dirigida por el maestro Roberto Vargas Lee, el 12 de octubre de 1995. De allí salieron, de un lugar en el corazón del barrio chino, en pleno municipio de Centro Habana, en el cual no se buscan medallas de oro, adquirir un nivel competitivo o usar este arte marcial, conocido también como kung fu para agredir. En eso tiene un punto de contacto con el templo de Shaolin.
«Las preseas del pasado mes y las alcanzadas desde el 2001, cuando comenzamos a representar a nuestro país en eventos similares a este, son el subproducto de un proceso formativo en valores. A ningún muchacho que llega a la escuela le decimos vas a competir, sino vas a aprender. Además, no son solo niños y jóvenes los que traspasan nuestro umbral, allí las fronteras generacionales se pierden, pues tenemos ya un amplio movimiento en cualquier edad, hasta los adultos mayores, los más activos cultores del Qigong», explica el maestro Vargas Lee.
-¿Y qué es el Qigong?
-Definamos la palabra, Qi significa aire, energía y gong trabajo. Es lo que ves en todos los parques del país con sus camisetas blancas y pantalones negros, personas practicando esta sana expresión física que desarrolla la espiritualidad, el dominio de la mente, el fortalecimiento total de todo el cuerpo mediante el autocontrol de la respiración, logrando con ello que circule la energía por el organismo. Ya en todas las provincias la escuela tiene presencia y el Qigong es lo más practicado.
El maestro, egresado de la Universidad de Cultura Física de Beijing y sexto duan (dan en otras artes marciales), argumenta que «el Qigong viene de la palabra daoyin, que significa conducción de energía y sus virtudes para la salud son indiscutibles».
Una característica del wushu cubano es la participación de los niños. «Tal vez sea un aporte en la práctica en nuestro país, pero lo hacemos porque con la preparación logran mayor concentración para el estudio y mejoran la disciplina. Les exigimos estar correctamente vestidos y pelados, les enseñamos un concepto ético sobre la vida que después servirá para su desarrollo posterior. «Nunca hemos insistido en el aspecto combativo de esta práctica, cuya aplicación es muy efectiva en ese ámbito.
Se hace wushu por sus valores, para asimilarlo como un método que potencie la salud, por sus aportes en la formación educativa y en el carácter de los jóvenes y en ese sentido el lema Salud y vida, un arma de la Revolución, encierra el basamento ideológico que trasladamos desde temprano. Por eso se trata de una escuela, más que de un centro donde se funden medallas de oro que, como es lógico, son bienvenidas, pero recalco que son el resultado de ese proceso, que incluye a la comunidad, a la cultura del barrio, a querer a esa patria chica donde vivimos», puntualizó.
«Tuve la suerte, por el esfuerzo y la dedicación, de estar cuatro meses en Shaolin, donde Cuba es admirada y respetada, aprendí muchísimo y comprobé la razón del rigor de nuestra escuela», nos dice Dayana Mesa, una de las campeonas en el 12 Festival de Wushu Shaolin.
Dayana es la secretaria de la juventud de la Escuela cubana de Wushu y Qigong de salud y cuenta sobre lo que hacen en el lugar donde se preparan. «Aquí practicamos, escuchamos música, conocemos del barrio chino y de su gente, pero también de pelota, porque se hacen homenaje a grandes glorias deportivas; ahora participamos de las actividades por el aniversario 500 de La Habana, en fin, conocemos, porque no paramos».
Y no le falta razón a Dayana, quien tuvo la singular oportunidad de compartir junto a su equipo el acercamiento de Shi De Yang, monje Shaolin de la 31 generación y maestro de todos los maestros de kung fu del templo de Shaolin, en Hennan, quien es la máxima representación de esa cultura tradicional.
Shi De Yang se reunió con la delegación cubana al 12 Festival de Wushu Shaolin y les dejó un recuerdo a los campeones cubanos, al fotografiarse con ellos.
No fue muy fácil entablar un diálogo con Hailong Vargas Tao, uno, porque maestro y padre son la misma persona, y la otra, porque a sus diez años para hablar mira a la figura paterna, como increpándole «qué digo». Lo que sí le escuchamos clarito es «me gustó mucho la competencia y más ganarla», y se perdió con la misma velocidad con la cual maneja los nunchakus.
A Marlon no le encontramos en nuestra visita a la escuela, tampoco a Meyling, porque ella se quedó en el Instituto de Cultura Física de Beijing para culminar los estudios que la convertirán en la primera doctora en wushu, es decir, en artes marciales chinas, en nuestra región. Ella ha ganado 14 preseas doradas en lides como las que acaban de finalizar en Henan; Marlon es igual multimedallista dorado. Está claro que no es la pelota, el fútbol o el voleibol, disciplinas mucho más mediáticas, ¿pero alguien duda que estamos ante grandes glorias deportivas?















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David dijo:
1
17 de noviembre de 2018
07:39:40
jose ramon gonzalez rey dijo:
2
18 de noviembre de 2018
08:52:34
jose ramon gonzalez rey dijo:
3
18 de noviembre de 2018
08:53:04
liudmila dijo:
4
19 de noviembre de 2018
14:44:25
orfilio dijo:
5
21 de noviembre de 2018
14:29:34
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