San Fernando de Apure.–Cualquiera hubiera creído que, una vez leída su evaluación, no habría nada que añadir, pero aquello apenas comenzaba: quienes fueron sus subordinados hasta esa tarde empezaron a hacer otro «dictamen», improvisado y oral, y a referir —en su cara, que es como deben armarse todos los homenajes— los elogios que el doctor Arnell Fontaine García merece tras cumplir con notas altas su misión en tres estados de Venezuela.
Al entregar la jefatura de la Misión Médica en el estado de Apure a su colega Rainner Baños González, el doctor Fontaine escuchó, vigilando sus propias lágrimas, lo que piensa de él la masa de 447 colaboradores en este territorio de inmensos llanos y altas complejidades: uno habló de su ejemplo; otro, de que hizo del concepto de Revolución un camino colectivo, muchos comentaron la integralidad en sus métodos para aglutinar a cubanos de diferentes misiones, una compañera reconoció que a solidario y a humano no hay quien le gane, mientras un jovencito empleó la metáfora que más impresionó a este reportero: El doctor es un libro.
¿A qué más puede aspirar un conductor de internacionalistas que a convertirse en humano texto de consulta? Bueno, pues si le cuentan cada año de misión como un volumen venezolano, este recio manzanillero que salpica sus diálogos con relatos guajiros es un libro en cinco tomos.
Un camarógrafo amigo susurraba a mi lado: «¡Ahora sí que va a llorar!». Firme en su blanco traje de campaña, el médico no lo hizo –al menos exteriormente–, ni siquiera cuando Julio César García Rodríguez, el jefe de la Oficina de Atención a Misiones, le impuso el Sello Conmemorativo «16 de abril», que otorga la Misión Médica a sus mejores representantes.
Arnell Fontaine García llegará a su amada «ciudad del Golfo» con el certificado de Cuadro destacado en cumplimiento de la misión y con un aval que le abre, a mérito limpio, la entrada al Partido de los unidos.
Su maleta llevará, además, grandes tesoros venezolanos, entregados en el acto por el general de brigada
Reinaldo José Henríquez Manosalva en nombre de la Guardia Nacional Bolivariana en el estado: la Condecoración Honor al Mérito —un raro privilegio para civiles y extranjeros—, la Bandera de Batallón de Artilleros de Táchira y un busto de Chávez. ¿Cuáles fueron sus «operaciones» conjuntas?: el apoyo en el trabajo comunitario integrado para prevenir en salud, las labores de casa a casa por el pueblo y la atención recíproca como ejemplar traducción internacional de la unión cívico-militar con que el pueblo gobierna en Venezuela.
Luego de que Rainner Baños González firmara el código de ética y las coordenadas fidelistas de la Revolución y se fundiera en abrazo con Fontaine, este último confesó que el mejor regalo que lleva a su trabajo, a su barrio y a su familia en su regreso es haber cumplido las tres grandes tareas encargadas por Fidel porque atendió bien a los venezolanos, cuidó a los hermanos de misión y preparó el relevo.
Julio César García Rodríguez agregó más brasas a la evaluación de un doctor de los buenos porque «no escatima tiempo, decisión ni honra para cumplir con ambas patrias». El jefe de las misiones comentó que en Venezuela y en Cuba hacen falta muchos Arnell, el médico campechano que un rato antes le había planteado una inconformidad, quizá la primera en cinco años: «Julito, solo lamento no poder hacer unos “tiritos” más con usted».

COMENTAR
Idania Cosme Perezosos dijo:
1
12 de agosto de 2018
06:46:20
Edgardo Martínez García dijo:
2
12 de agosto de 2018
07:58:44
Kathy dijo:
3
12 de agosto de 2018
08:00:55
Dr.Ernesto Mora dijo:
4
12 de agosto de 2018
21:35:40
Jose Miguel Santana Diazz dijo:
5
12 de agosto de 2018
23:56:54
idania dijo:
6
13 de agosto de 2018
09:13:56
Angel dijo:
7
13 de agosto de 2018
10:00:10
Rafael dijo:
8
13 de agosto de 2018
14:13:52
Responder comentario