ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Miriam Nghitotovall, en la Isla de la Juventud. Foto: Jorge Oller

En una de nuestras visitas a la escuela de los namibios en la Isla de la Juventud, en los años 80 del siglo pasado, presenciamos la filmación de la masacre de Cassinga, escenificada para un documental del ICAIC por estudiantes de ese país.

La función de Asistente de Dirección y Asesoría para el nuevo filme de testimonio –con la reproducción actuada de la masacre por los propios alumnos–, la asumía espontáneamente la estudiante becada de la entonces Escuela de Periodismo de la Universidad de La Habana, Miriam Nghitotovali, una antigua alumna del improvisado centro escolar de Chibía.

Lo primero que nos dijo Miriam Nghitotovali es que no olvidará jamás los nombres de sus maestros cubanos en Angola, mencionándolos: Raúl, Fortún, Mario, Lidia y Orestes «El Primo».

Ellos, junto a la Swapo, adoptaron a todos los niños namibios tan pronto llegamos a los campamentos de refugiados al sur de Angola, con los pies sangrando después de haber caminado muchos días por la mata (la selva), huyendo del régimen del Apartheid y sus masacres.

TESTIMONIO DE LA MASACRE

El día de la masacre de Cassinga está en el recuerdo de aquellos que visitamos. Cada uno tenía una historia, pero había un común denominador en todas.
 En resumen, en voz de uno u otro estudiante namibio es esta que les compartimos o parecida, y en casi todas aparece «El Primo».

Cuando visitamos la Escuela Henridrick Witbooi, en la Isla de Juventud, las narraciones se multiplicaron, convirtiéndose en un dramático guion, un guion real. Los niños se adentraron por la selva huyendo de la masacre... los testimonios duelen:

–Nos arrastramos por el suelo pedregoso y mi ropa, poca ropa, se enganchaba en los arbustos más pequeños y de otras plantas y bejucos del montecillo  cuentan unos y otros.

Ya el fuego había incendiado la cabaña donde se albergaban y veían sobrevolar el campamento a cuatro aviones de guerra sudafricanos. Los niños, porque eran niños, corrían hacia una zanja más al fondo con mucho miedo.

Este es solo un fragmento de la odisea.

Así o muy parecidos son los relatos de los que lograron salvarse y llegaron a Cuba después del infierno de Cassinga, al sur de Angola, distante 250 kilómetros de la frontera con Namibia.

El ataque de las tropas sudafricanas a aquel campamento causó más de 600 muertos y centenares de heridos por efecto del bombardeo de la aviación, el ametrallamiento desde helicópteros, los gases, la artillería, los blindados y la acción directa de los paracaidistas sobre la población inerme.

No pocos de los namibios de la Isla de le Juventud quedaron adormecidos por el efecto de los gases. Al atardecer unos soldados retiraron  cadáveres que estaban alrededor de algunos de ellos. La primera reacción fue huir hacia lo más profundo del bosque, pues entre esos hombres armados había blancos y creían que eran sudafricanos que corrían tras ellos para rematarlos. Más no fue así.

LOS CUBANOS

Reproducción de una escena de la masacre de Cassinga. Foto: Jorge Oller

En ese grupo que los «perseguía» había soldados de las Fapla y estos les informaron en su lengua que se trataba de cubanos que habían llegado a socorrerlos. Inmediatamente fueron trasladados hacia lugares seguros, de ahí a una escuela y de la escuela aquella, por mar, a las de la Isla de la Juventud, aunque pasaría  un tiempo que no sabían medir exactamente antes de subir al barco.

Cuando se produjo la masacre de Cassinga, tan insuficientemente divulgada en el mundo por la prensa occidental, ya funcionaba una escuelita cubana en Chibía para niños namibios refugiados en Angola, y fue allí donde permanecieron antes de navegar hacia lo que Miriam califica de «Paraíso».

El primer maestro cubano que tuvieron los namibios en Chibía, que describen como «un pueblito de pocas cuadras con una estación de trenes desactivada, en la cual estaba la escuela», fue Raúl Mestre Pedroso.

El maestro llegó a Chibía en los primeros meses de 1978. Le impactó ver en el piso de granito de la vieja estación ferroviaria la silueta indeleble de una figura humana, era la huella a tamaño natural del cuerpo de un revolucionario angolano que había sido quemado por los colonialistas portugueses en ese mismo lugar.

Precedieron a Mestre en ese sitio, otros colaboradores cubanos, entre ellos un combatiente llegado a Angola en febrero de 1976, era Orestes Valdivia «El Primo», quien de soldado se convirtió muy pronto en un padre para los niños namibios refugiados en Angola, y su esposa, la maestra Lidia Lastra –que lo acompañó en esa misión internacionalista desde agosto de 1978–, era una madre  para todos los niños de Cassinga.

Orestes Valdivia no sabe exactamente cómo ni por qué, ni cuándo los muchachos comenzaron a llamarlo «El Primo», como lo conocen todos los estudiantes namibios que vinieron a Cuba entre 1978 y 1980, año en que Orestes Valdivia, un antiguo carrero de cerveza y refrescos en Santa Clara, concluyó su misión internacionalista.

Fueron él, junto a un grupo de albañiles angolanos y cubanos, médicos, enfermeras y funcionarios de la Embajada, quienes acondicionaron, en jornadas de trabajo voluntario, aquella primera escuela de Chibía, y construyeron albergues, refugios, cocina y todos los servicios y locales necesarios para que vivieran y estudiaran más de 200 niños y adolescentes que sobrevivieron a la masacre.

EN LA ISLA
Tanto en Chibía como en Ndalatando, igual que lo era en ese momento en la Isla de la Juventud, los estudiantes namibios y los demás becados extranjeros mantenían la autoridad política de sus países y partidos. Martín era el maestro instructor de lo namibios en aquella oportunidad y profesor de historia, en la Isla.

Además de su presencia permanente en la escuela del sur de Angola, los niños recibían frecuentemente la visita de destacados dirigentes de la Swapo (por las siglas en inglés de Organización, de los Pueblos de África Sudoccidental), entre ellas la de San Nujoma, presidente de la organización, y la de Peter Manyemba, secretario de Defensa.

Esta costumbre no se perdería nunca. De una larga conversación con Miriam interpreto una dramática realidad: ellos eran tan hijos de la Swapo como de los padres, aunque no sabían en aquel momento si estos estaban vivos o confinados por el régimen del Apartheid en algún bantustán (lugares donde los racistas reunían a la población no blanca de Sudáfrica).

Sobre la adopción temporal de Cuba, Ángel Dalmau, directamente vinculado a los jóvenes por su trabajo en la Misión Civil Cubana de Angola desde aquel comienzo de acogida de los niños en la escuela de Chibía, piensa que en esta experiencia se ha fundido la más bella y concreta relación de solidaridad humana entre el pueblo cubano y el namibio, a partir de un tercer país: Angola y con la vigilancia directa, aunque a distancia, de Fidel.

Los maestros cubanos que contribuyeron a fundir esta nueva familia en las escuelas de allá y en las de la Isla, serán siempre el principio de esta interminable historia de amor al prójimo.

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roymp dijo:

1

3 de mayo de 2018

08:43:23


me interesaria conocer historias de algunos de esos que eran niños ahora deben ser hombres y mujeres, se que algunos han ocupado cargos importantes pero es bueno saber mas que nos de la magnitud de lo que hicimos y que lo sepan tambien las jovenes generaciones y las futuras, que no se diga que fue en vano.

Miguel Angel Respondió:


4 de mayo de 2018

07:45:22

Observe los programas informativos que transmiten los medios de prensa plana, tv, radio y otros. Según opiniones de las autoridades namibias y especialistas cubanos, la gran mayoría de los jóvenes namibios formados en Cuba ocupan cargos relevantes al frente de los destinos de su nación. Saludos. Gracias.

Lourdes dijo:

2

3 de mayo de 2018

10:26:53


Triste pero a la vez reconfortable esta historia de amor hacia los seres humanos, donde se resalta el altruismo, la valentia, la dignidad y la solidaridad de un pueblo EL CUBANO orgullosa DE SERLO.

Adrián dijo:

3

3 de mayo de 2018

12:30:19


De esto no hablan los "grandes" medios imperiales (BBC, CNN, El País, etc..) aunque en la wikipedia en español reconocián a regañadientes que Cassinga fue una masacre, la retratan como una "heroicidad" d elos racistas sudafricanos.

Maykel dijo:

4

3 de mayo de 2018

12:56:54


A 40 años de ese horendo hecho, mañana 4 de mayo el mundo recuerda la matanza de Cassinga, los cubanos dimos el paso al frente para proteger y defender esa nacion del yugo imperilista. por eso debemos estar orgullosos de ser @cubanos, de ser solidarios, los cubanos que murieron alli no murieron en bano su sangre regada por esas tierras solidificaron la solidariadad y el socialismo de nuestro pueblo encabezado por nuestro eterno lider #FidelCastroRuz. #Citmapinar #CitmaCuba #SomosContinuidad #VamosPorMas

idania dijo:

5

3 de mayo de 2018

13:17:30


Yo era muy joven cuando sucedió, no fue en vano la sangre derramada entre cubanos y angolanos, esa etapa fue única e irrepetible, aquellos jovenes que dieron el paso al frente, hoy con más de 50 años de vida, cuando se rememora esa historia, dirán, yo estuve allí, y puedo contarlo, eso es bello, cuantos hubieramos querido decir lo mismo, gloria eterna a todos los martires de angola y otros paises africanos, viva fidel por siempre.

Miguel Angel dijo:

6

3 de mayo de 2018

15:56:36


La masacre de Cassinga fue un crimen horrendo cometido por las fuerzas del régimen del apartheid de África del Sur, con salvaje ensañamiento contra los refugiados namibios, en su gran mayoría niños, mujeres y ancianos indefensos, sin posibilidad alguna de defenderse, muy similar por su método fascista con la realizada por sus amos yanquis en la aldea de My Lai, en Vietnam, en el año 1968. Los namibios sienten un profundo agradecimiento hacia Fidel y hacia los cubanos en general, se percibe fácilmente. En el cumplimiento de mi misión internacionalista en la RPA conocí decenas de combatientes namibios de las Swapo, realmente eran temerarios, muy fuertes físicamente, bien preparados militarmente, realizaban grandes marchas con escasez de agua y alimentos. Eran capaces de localizar al enemigo por el olfato a distancias considerables, impresionante. Ejecutaban complejas y arriesgadas misiones combativas en unión de cubanos y angolanos. Estuve en Cassinga en 1988, ubicado en el municipio de Jamba, provincia de Huila, sentí una gran tristeza y repulsa a la cobarde acción. En el año 2013 tuve la oportunidad de visitar Namibia, me impresionaron su flora y la fauna, sus bellezas naturales, pero sobe todo su hospitalaria población. Aman a los cubanos. La colaboración brindada al pueblo namibio fue una obra de profundo amor y humanismo. Se mantiene la colaboración con esa nación hermana. Gracias por publicar mi opinión.

E.Navarro dijo:

7

4 de mayo de 2018

06:32:59


Muy buen articulo pero en el mismo no se menciona el poblado de Tchamutete de donde partieron las !ras tropas cubanas q fueron a fajarse con los Bufalos Sudafricanos.Yo resido en USA,oigo la radio desde bien temprano y NINGUNA ESTACION de aqui se ha referido al horrenda massacre de Cassinga y sin embargo se gastan largas horas en ei tema de la q esta demandando al Anaranjado Presidente de los EE.UU.....Ahora recuerdo un libro del fallesido Eduardo Galeano..."El Mundo Patas Arriba"....Estoy seguro q si viviera abria escrito un 2do tomo titulado ESTADOS UNIDOS PATAS ARRIBA........Saludos