Machu Picchu continúa posicionándose como el principal destino turístico de Perú, y datos recientes lo avalan, pues el pasado año el sitio recibió 1 411 279 turistas, lo que significa que, en promedio, cada día lo visitaron 3 897 personas.
Las cifras, contenidas en un reporte de la Comisión de Promoción del Perú para la Exportación y el Turismo y del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo del país, también revelan que de ese total un 76 % son extranjeros, mientras que el otro 24 % recae en visitantes nacionales.
De acuerdo con previsiones del director del complejo arqueológico, Fernado Astete, la ciudadela ubicada en la región sureña de Cusco, superará este año el número de visitantes registrados en el 2017, según un reporte de Xinhua.
Más importancia alcanza Machu Picchu al incluírsele, tras una votación popular hace varios años, en la lista de las Siete Maravillas del Mundo Moderno.
Ubicada a 2 490 metros sobre el nivel del mar, y bautizado como Parque Arqueológico nacional de Machu Picchu, se trata de un ícono incaico, considerado Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Actualmente alrededor de 280 personas se encargan de su conservación, investigación, custodia y mantenimiento.
LA HISTORIA DETRÁS DEL SITIO
El complejo fue construido aproximadamente en el siglo XV a pedido del gobernante inca Pachacutec, y estuvo interconectado con todo el imperio de esa civilización precolombina a través del Qhapaq Ñan, una conocida ruta.
La ciudadela, que tiene un total de 32 500 hectáreas, se divide en dos grandes sectores: el agrícola, que comprende una amplia red de andenes o terrazas artificiales; y el urbano, conformado por disímiles construcciones y plazas, entre las que se destacan el Templo del Sol, Templo de las Tres Ventanas, el Templo Principal y el Templo del cóndor.
Sus construcciones, que siguen el clásico estilo inca, son muros de piedra pulidos en forma rectangular y unidos entre sí sin el uso de amalgamas, así como posee puertas y ventanas trapezoidales.
Su hallazgo es adjudicado al profesor norteamericano Hiram Birgham, quien llegó al sitio el 24 de julio de 1911, y años después en su libro, El descubrimiento de Machu Picchu, narró: «De repente me encontré parado frente a las paredes de una ruina y casas construidas con la mejor calidad del arte inca. Las paredes fueron difíciles de ver, ya que los árboles y el musgo habían cubierto las piedras por siglos. Pero en la sombra del bambú y trepando los arbustos estaban las paredes visibles echas de bloques de granito blanco cortados con la más alta precisión. Encontré brillantes templos, casas reales, una gran plaza y miles de casas. Parecía estar en un sueño».

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25 de abril de 2018
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