Las elecciones generales italianas se celebrarán el próximo fin de semana. No obstante, se estima que existen muchísimos ciudadanos italianos (35 % de los 51 millones de electores convocados) que todavía no deciden si votarán y, en caso de hacerlo, por qué partido.
Habría que ser adivino –uno con bola de cristal–, para predecir lo que va a suceder.
Ahora, analistas señalan que la coalición de derecha (conformada por Forza Italia, Liga Norte y Hermanos de Italia) se ubica cerca del 40 % de la intención de voto. Lo hacen también con sus ideales anti-UE y antinmigrantes y respaldados por el polémico exprimer ministro Silvio Berlusconi.
Una coalición dominada por estos partidos tendría que alcanzar, cuando menos, la mayoría simple para gobernar, de lo contrario la nación entraría en un enmarañado proceso que afectaría su gobernabilidad.
Actualmente el líder del Partido Democrático (PD) italiano, Matteo Renzi, y el de Forza Italia, Berlusconi, descartan la posibilidad de formar una gran coalición después de las generales del venidero 4 de marzo.
Al respecto, la mayoría de los expertos indican que esta alianza podría ser una de las opciones más factibles para formar gobierno, debido a que ningún partido parece en condiciones de conseguir una mayoría suficiente.
Por otro lado, tenemos en la cuarta economía más grande del continente, al movimiento antiestablishment 5 Estrellas, que se autodefine como una «libre asociación de ciudadanos» y no como un partido político, ya que se opone al sistema tradicional.
Este movimiento político, encabezado por el cómico y actor Beppe Grillo, se enfrenta al PD de Matteo Renzi, que sufre una crisis interna importante.
Ahora, el PD hace del empleo su mayor consigna y promete pasar de 23 a 24 millones de ocupados; esto y el aumento de las ayudas a los desocupados, una rebaja de impuestos y la creación de un millón de puestos de trabajo.
Así, el país se debate entre la posibilidad del regreso de la derecha más radical o un impasse de ingobernabilidad, lo que parece ser una tendencia en Europa, donde naciones como España y Alemania han visto a sus partidos tradicionales imposibilitados de formar gobiernos estables y sometidos a singulares alianzas políticas.
Todo eso en un contexto de inseguridad económica. Y es que se supone que la ley de presupuesto italiana, para el 2018, deberá reducir sus déficits persistentes, pero todavía no es seguro. Mientras tanto, el sector bancario todavía se muestra inestable. También, el país posee la segunda carga de deuda más elevada de la zona del euro, después de Grecia, al 135 % del PIB.
Esto hace vulnerable a Italia a mayores costos de endeudamiento a medida que el Banco Central Europeo reduce su estímulo, según consideran analistas.
Y por último la crisis migratoria, que en el 2017 trajo consigo casi 120 000 inmigrantes, y que permanece en el centro de una campaña cargada de mensajes directos, pero fáciles, o sea, que apelan más a los sentimientos que a la razón.
La ultraderecha italiana sostiene que los inmigrantes roban puestos de trabajo a los nacionales, son parásitos subsidiados, colapsan los servicios sociales, traen enfermedades ya erradicadas, desnacionalizan al país con sus culturas y disparan la delincuencia. Y aunque las estadísticas desmienten tales posiciones discriminatorias, parece dar lo mismo ya que buena parte de los italianos da crédito a estas mentiras.
Sin embargo, la sociedad italiana debería recordar mejor a dónde conducen estos extremismos, pues ya vivió una época, en el pasado siglo XX, con Benito Mussolini, cuando el fascismo abrió paso a uno de los periodos más oscuros de la humanidad, sustentado por semejantes sentimientos.
Ahora, en este contexto solo resta aguardar por lo que haga una enorme cantidad de indecisos, alrededor del 35 % de los votantes, a quienes una campaña construida a partir de falsas promesas no ha logrado definir.
No sin perder de vista el riesgo de parálisis después de las elecciones legislativas del 4 de marzo, la Unión Europea trabaja por un acuerdo de gran coalición entre las formaciones europeístas (PD y Forza Italia) de la nación. Pero el camino no parece nada sencillo, pues ninguna mayoría parece posible.

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Diego Alberto Serrano dijo:
1
2 de marzo de 2018
03:58:17
Eduardo Velasco dijo:
2
2 de marzo de 2018
07:27:52
Michele Respondió:
2 de marzo de 2018
09:28:43
Miguel Angel dijo:
3
2 de marzo de 2018
10:00:47
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