Níger y Nigeria, dos países africanos similares no solo por sus nombres, sino por las cuencas fluviales y terrestres que comparten, se unirán en un proyecto de la industria petrolera que tendrá por escenario a una localidad de Níger. Allí, en la franja fronteriza, se emprenderá la construcción de una refinería y un oleoducto.
La nueva acción conjunta se acordó y ambos países procederán a la formalización del convenio en los próximos días.
Determinaron el espacio exacto donde realizar el proyecto: una localidad fronteriza nigerina y el estado nigeriano de Katsina, detalló el ministro de Recursos Petroleros de Nigeria, Emmanuel Ibe Kachikwu, citado por Prensa Latina.
Con punto inicial en la más septentrional de estas naciones, se prevé que el oleoducto solucione o al menos sirva como atenuante para la reciente escasez de combustible en Nigeria. Esta tuvo su origen en la decisión de cerrar la refinería de Kaduna por déficit de petróleo, lo que había derivado en una inminente salida al mercado internacional a comprar carburante.
Años atrás, no obstante, Nigeria ocupaba el primer puesto en el ranking de productores africanos de petróleo, antes de ser superada por Angola. La causa suele atribuirse a los ataques contra las torres de perforación nigerianas por miembros de grupos insurgentes radicados en el Delta del río Níger. Ellos reclaman una «redistribución equitativa» de los ingresos por la venta del llamado oro negro.
De acuerdo con análisis de expertos, durante más de medio siglo la extracción de petróleo crudo y gas natural del Delta de Nigeria ha significado riqueza para unos pocos privilegiados, y pobreza, tanto en costos económicos como medioambientales.
En la actualidad, este estado es el octavo mayor productor mundial de crudo, lo cual no se ha reflejado en el desarrollo y calidad de vida de los nigerianos, quienes continúan viviendo en un país de los más pobres del mundo: el 70 % de sus 177 millones de personas viven por debajo del umbral de la pobreza.
En cuanto al medio ambiente, se estima que 500 millones de galones de petróleo se han derramado en el Delta.
Así, la degradación del terreno de las cuencas de ríos transfronterizos llega a tal punto que socava la economía regional y la local, y aumenta la vulnerabilidad de las comunidades rurales, como dijera a IPS el coordinador nigerino de un programa conjunto para su protección, Souley Aboubacar.
Por eso, recuperar los recursos comunes y andar de la mano para hacerlo, resulta primordial para estos dos países que ya comienzan a percatarse de la necesidad de unir potencialidades para sortear los escollos en el camino hacia la independencia económica emergente de la cooperación Sur-Sur.

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