ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

La India será la quinta economía en el 2018, al adelantarse a Francia y al Reino Unido. De acuerdo con un informe del Centro de Investigaciones Económicas y Empresariales (CIEE), el gigante surasiático, ubicado actualmente en la séptima posición, llegará al quinto puesto en el año en curso y saltará al tercero hacia el 2032.

Las afirmaciones de esta  consultora, con sede en Londres, se basan en el desempeño experimentado por el país en los últimos años, reconocido como una de las economías de más rápido ascenso del mundo, con un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de 6,5 %, todavía muy por encima de la media internacional del 2 %.

A pesar de los problemas sorteados en los últimos 12 meses, generados mayormente por una reducción relativa en la inversión bruta fija, estancamiento del crédito en el sector industrial y el canje monetario de los billetes de alta denominación iniciado en el 2016, esas predicciones confirman los pronósticos de los economistas sobre las posibilidades de que la India muy pronto podría abandonar el club de los emergentes y convertirse en una potencia.

Las medidas de liberalización económica, incluida la desregulación industrial, la privatización de empresas estatales y la reducción de los controles del comercio exterior y la inversión, comenzaron a principios de la década de 1990 y sirvieron para acelerar el crecimiento del país, que promedió casi un 7 % por año desde 1997 hasta el 2016.

Con más de 1 300 millones de habitantes, ese territorio resistió mucho mejor que otros países emergentes la crisis económica global, lo que se tradujo en un aumento de su importancia y participación en el concierto financiero mundial.

La India representa actualmente más del  7 % de la economía global y su tasa de crecimiento del PIB, en los últimos años, ha sido equiparable o superior a la de Estados Unidos y China, primer y segundo referente a nivel global, uno de los factores que ubican a ese territorio en uno de los recientes focos de desarrollo.

Aunque su peso internacional todavía no es comparable con el de EE. UU. o China, sí se patentiza su protagonismo ascendente y, en el 2015, el país se convirtió en el primer destino a nivel mundial para la inversión extranjera directa, por delante de Washington y Beijing.

Expertos coinciden también en que parte del éxito de esta expansión sin precedentes de la India se debe al factor demográfico. La mitad de su población total, contabilizada en aproximadamente 1 324 millones de habitantes, tiene menos de 25 años, una importante mano de obra y un poderoso mercado de consumo.

Por otra parte y de acuerdo con el reporte del CIEE, la revolución digital y la energía barata serán los principales pilares económicos a nivel mundial, dos escenarios que la India desde hace décadas viene potenciando.

Con la reconfiguración de China, que pasó de ser la gran fábrica del mundo a convertirse en una potencia competitiva para las grandes transnacionales, la India se reveló como un lugar muy atractivo para las grandes compañías. Por ejemplo, Foxconn, una de las principales empresas de producción de dispositivos electrónicos y que trabaja con firmas como Apple, Samsung, Amazon o Acer, anunció en diciembre pasado la apertura de más de una decena de nuevos centros repartidos por todo el país.

Para estos poderosos consorcios, fabricación barata, amplia demanda interna y una mano de obra calificada son las claves de su mudanza a la segunda nación más poblada del planeta. Mientras que para la India la estimulación del mercado interno, las inversiones en tecnología y la capacitación de su mano obra, son  suficiente rédito para convertirse en un nuevo competidor.

Pero a pesar de todas las positivas perspectivas, la India enfrenta aún una serie de desafíos a largo plazo, cardinales para materializar sus anhelos.

A la erradicación de la pobreza, un tema en el que se ha trabajado intensamente y que afecta a más del 20 % de la población, se suman un sistema ineficiente de generación y distribución de energía, infraestructura agrícola y de transporte inadecuada, limitaciones para las oportunidades de empleo, altos gastos y subsidios mal focalizados, disponibilidad inadecuada de educación básica y superior de calidad, y acomodar la migración del campo a la ciudad.

Consciente de que no hay desarrollo pleno sin la resolución de todas estas cuestiones, la nación debe resolver esa serie de problemáticas sociales y de otra índole, que podrían retrasar, sin dudas, su gran paso en el ajedrez político y económico universal.

Fuentes: Banco Mundial, Oficina Central de Estadísticas (CSO) de La India, CIA World Factboook, FMI, OMC / Diseño: Guillermo Meriño Suárez y Fabio Vázquez Pérez
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Miguel Angel dijo:

1

10 de enero de 2018

03:39:40


Magnífico trabajo, expresa el avance sostenido desde el punto de vista macroeconómico del elefante asiático en las últimas cuatro décadas, mas acentuado a partir del presente milenio. Sin embargo la asignatura pendiente es la distribución desigual e injusta de las riquezas, reflejado en los indicadores de pobreza (aunque ha disminuido en aproximadamente 25 % en los últimos 24 años) y de otros aspectos sociales, como la educación, la salud y otros expuestos en la información. Un desafío que deben resolver a corto y mediano plazos para que exista un desarrollo integral. Muy bien por la patria de Mahatma Gandhi.

@ndrés_93 dijo:

2

10 de enero de 2018

09:28:40


He aquí la solución: Las medidas de liberalización económica, incluida la desregulación industrial, la privatización de empresas estatales y la reducción de los controles del comercio exterior y la inversión, comenzaron a principios de la década de 1990 y sirvieron para acelerar el crecimiento del país, que promedió casi un 7 % por año desde 1997 hasta el 2016.