
Aunque por algunos años se mantuvo menos vinculado a la política que a la economía, el sudafricano Cyril Ramaphosa regresó a la luz pública en su país como una esperanza.
Esperanza en primer lugar para su partido, el Congreso Nacional Africano (ANC), pero fundamentalmente para el pueblo de esa nación que vino a hallar un destino plausible bajo el liderazgo de Nelson Mandela, tras indecibles años de colonización, saqueo y luego discriminación.
Así, este fin de semana en las urnas, los delegados decidieron que, con 2 440 votos, 139 por encima de su principal contendiente, Dlamini Zuma, Ramaphosa ascendiera al máximo escaño del ANC.
Si bien este hecho lo coloca en el foco del debate mundial, Cyril se reinsertó en la vida política sudafricana en el 2012 ante el llamado del presidente Jacob Zuma —a quien sustituye ahora como principal líder del ANC. Luego de su regreso, y al transcurso de dos años alcanzó la vicepresidencia del ANC y de Sudáfrica.
Pero sus raíces como líder hay que buscarlas en el siglo pasado: durante el régimen del apartheid fue encarcelado en varias ocasiones por sus posiciones opositoras.
Resalta como parte de su biografía la participación en las negociaciones de paz entre el ANC y el entonces gobernante Partido Nacional, de blancos.
Aquellas negociaciones de paz entre ambos partidos, resultaron las elecciones de 1994, con inmersión de todos los sectores de la población excluidos hasta ese momento y que llevaron a la jefatura del Estado al legendario Nelson Mandela, primer presidente negro de la nación africana.
Es destacable, además, el papel de Ramaphosa como creador de la Unión Nacional de Trabajadores de la Minería, uno de los principales sindicatos de Sudáfrica. Lo dirigió desde su establecimiento en 1985 hasta 1991.
Toda esa trayectoria del nacido en Soweto en 1952, lo ha hecho acreedor del respaldo de los sindicatos y del sector empresarial, que espera una recuperación económica durante su gestión, tomando en cuenta que se trata de un hombre de negocios, calificado como uno de los más ricos del país. Lo notorio es que ello en él se mezcla con una voluntad manifiesta por luchar contra la corrupción.
Analistas explican que además del declive económico de su nación, a Ramaphosa le aguardan problemas acuciantes para la mayoría de la población: pobreza, desempleo que afecta a más del 27 % de la población activa y desigualdades sociales ocasionadas por el reparto desnivelado de los recursos del país.
A eso, afirman, tendrá que dar solución un hombre que en 1997 aspiró a la presidencia del ANC y fue derrotado por Thabo Mbeki.
De ese modo, el actual Vicepresidente de Sudáfrica, quien será candidato para las elecciones del 2019, parece la más sólida propuesta del ANC para mantener el poder en las venideras elecciones, a la vez que oxigenar las políticas económicas y sociales.
«Reconstruiremos, renovaremos y uniremos el ANC para mejorar las vidas de nuestra gente», escribió el líder de 65 años en su página oficial Calland.
Allí puede leerse igualmente que « Cyril Ramaphosa representa la unidad, la renovación y la reconstrucción del ANC y un retorno a los valores de Mandela y Tambo. Él representa un movimiento fuerte y efectivo que lleva a las personas a la transformación fundamental de la economía y la sociedad».
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