Aunque pueda parecer una victoria ya concretada, lo real es que en Siria solo comienza otra guerra, la de rehacer el país.
Todavía suenan tiros y se lanzan cohetes. Hay sitios intrincados de donde los terroristas aún no han sido totalmente sacados. Existen focos de terror que no permiten declarar a todo el territorio libre de estos elementos. Y, quizá lo más grave, una llamada oposición, muy vinculada con grupos armados como Al Nusra, sigue apostando a solo dejar las armas cuando salga del poder el presiente Bashar al Assad.
Mientras, en Ginebra se agota la paciencia y una espera que desgasta es el único resultado de conversaciones –ya van 11– en las que gobierno y oposición son convocados por la ONU. Pero la flexibilidad de los negociadores gubernamentales choca con la absurda pretensión opositora de derrocar a al Assad.
Los más de seis años de guerra en Siria han dejado un costo humano de entre 300 000 y 400 000 muertos, más de la tercera parte de ellos civiles. Alrededor de cinco millones de sirios han tenido que abandonar el país, mientras que otros 6,5 millones se han desplazado internamente.
La esperanza de vida ha bajado a 55,7 años, de los 75,9 años como promedio en el 2011.
Los daños materiales causados por los bombardeos superan los 200 000 millones de euros según datos del Banco Mundial.
Las propias fuentes, citadas por el diario español El País, refieren que las dos principales fuentes de ingresos se han desplomado: la producción de petróleo y gas ha caído un 93 % y la producción agrícola un 40 %.
Está total o parcialmente destruido el 27 % de los hogares urbanos; el 50 % de los centros médicos y el 43 % de las escuelas.
En este comienzo de diciembre del 2017 más de un millón de niños sirios no tienen escuela, según informe de la Unicef.
Esa es la Siria de hoy, a las puertas del 2018, aún debatiéndose entre la resistencia de un pueblo que lucha contra enemigos internos y externos, y la mudez de quienes, desde occidente, han optado por las sanciones económicas como otra forma de querer doblegar al pueblo sirio.
El panorama actual es sombrío. Se dice que solo en la ciudad de Alepo, hay 14,9 millones de toneladas de escombros dejados por la destrucción de esa urbe. El viejo zoco de Alepo (mercado situado en el corazón de la ciudad), de más de 3 000 años, quedó destruido en más de un 70 %.
En cuanto al costo de lo que debe ser la reconstrucción siria, hay varios estudios. Mientras la ONU y el Banco Mundial señalan que serán más de 100 000 millones de dólares, hay analistas locales que citan un estimado de hasta 400 000 millones de dólares.
Agencias de la ONU estiman que harán falta más de 30 años para que la economía siria vuelva al nivel del año 2011.
Varios gobiernos occidentales han condicionado una posible contribución a la reconstrucción siria con la salida del poder del presidente al Assad.
Súmese a esa actitud, la política de sanciones impuesta a esa nación por parte de los Estados Unidos y algunas naciones de la Unión Europea, que significan un gran obstáculo para los esfuerzos de reconstrucción.
En el caso de Estados Unidos, involucrado en la guerra contra Siria con el suministro de armas y dinero a grupos opositores, es muy poco probable que se comprometa, aunque la comunidad internacional ha sabido que recientemente se han encontrado en la localidad de Al-Mayadín depósitos de armas de origen estadounidense e israelí. También en Palmira y en Alepo se ha descubierto armamento muy sofisticado procedente de esos países.
Hay que tener en cuenta, además, la experiencia en Irak, país invadido, ocupado y bombardeado salvajemente por las fuerzas estadounidenses, y que las empresas norteamericanas a las que se les dio fondos para reconstruir, se robaron cifras significativas lo que provocó un escándalo internacional.
Una comisión del Congreso de Estados Unidos estimó que de un total de 160 000 millones de dólares, estas empresas favorecidas por Washington habían desaparecido entre 31 000 y 61 000 millones de dólares, y lo peor, Irak sigue sin ser reconstruido.
Siria, a las puertas de una victoria contra las fuerzas terroristas, tendrá que emprender una nueva guerra, esta vez la de rehacer el país, levantarlo de las ruinas y hacer posible la vida para los millones de habitantes que allí viven y para que puedan volver a su patria los más de cinco millones de refugiados que han huido de la muerte.
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Miguel Angel dijo:
1
6 de diciembre de 2017
04:59:18
Erik Respondió:
7 de diciembre de 2017
04:22:46
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