SOCHI, Rusia.-A prueba de emociones ha estado el corazón de los cubanos desde que arribamos a Sochi, una ciudad que amanece y se acuesta –si es que eso llega a suceder– con la mirada iluminada de la nueva generación que ha hecho historia en este encuentro.
Para los cubanos desde la llegada hay un Festival dentro del Festival. En cada espacio donde está el campesino, el obrero, el médico, el profesor, rodeados del científico, el artista, el general, todos por igual, logran juntar a su alrededor a los amigos de otras partes del mundo, bien para dar un paso de baile, cantar, dialogar, intercambiar símbolos de su tierra, bien para sorprenderlos con un saludo cariñoso.
¡Cuba!, se escucha decir. Ante la respuesta afirmativa viene el abrazo, los vivas a Fidel y el Che. De esa forma se encontró la delegación con el húngaro Attila Pusztai, quien al verla dijo sin reparos que traía «la sorpresa más grande», sacó de su mochila la boina negra con la estrella solitaria y comentó que Cuba era «su segunda familia».
Con el brillo en los ojos de la emoción y una sonrisa de orgullo, este hijo adoptivo de la Mayor de las Antillas y de Ernesto Che Guevara, expresó que al recibir la noticia de que venía al Festival, solo pudo «pensar en ver a esta gente alegre y sincera». A Fidel dedicó sus últimas palabras –siempre en presente– confirmando la exacta dimensión de su estatura, porque es «un líder especial, único y muy popular en mi nación».
Escenas como estas han sido comunes por estos días, como la del ucraniano Mickael Micha, quien cuando vio el desfile de enseñas nacionales en el pecho de los cubanos se les acercó para decirles «creemos en ustedes», «Cuba es la mejor», y relató la experiencia de vivir un Primero de Mayo en la Mayor de las Antillas; o el sancristobaleño Elvick Lorenzo, de 27 años, quien regaló un agradecimiento a los delegados, cual embajadores de la educación cubana, por haber tenido la oportunidad de estudiar en la Universidad de Camagüey, experiencia que «le dio una vuelta» a su vida.
En Sochi no importa si estás en el medio del Main Media Centre, convertido por estos días en la planta matriz de exposiciones y conferencias, o en una calle central rodeada de edificaciones modernas que impactan por su belleza, porque desde cualquier sitio un hermano te sorprende con una frase de admiración por la Isla, o con la bandera cubana e imágenes de su líder indiscutible. No hace falta entonces entender a tu interlocutor cuando se abraza de una foto, porque el lenguaje del amor puede decirlo todo.
La «casa» de la representación nacional es un edificio que simboliza también un pedazo de esta tierra, con las cuatro letras de su nombre que la identifican y los colores de la bandera. Sus alrededores son el punto de encuentro entre amigos, el mismo sitio donde se celebra un matutino, un cumpleaños sorpresa, descargas y conciertos especiales que atraen la atención de amigos de todos los continentes.
Pero si algo ha matizado la impronta de los cubanos en esta cita es la voz de Cuba en los espacios de discusión y debate, llevando la verdad de la injusticia y combatiendo junto a sus hermanos las causas colectivas, tanto así que se le escucha pronunciarse por Venezuela, Puerto Rico, por los retos de la región latinoamericana ante la avalancha golpista, al tiempo que regala esperanza con los conceptos de Revolución que trajo aquí en más de cinco idiomas.
Se acerca el momento de la despedida, de resumir experiencias y seguir construyendo caminos de libertad entre los pueblos, desde la paz, la solidaridad y el antimperialismo. No termina el Festival este sábado, más bien comienzan los retos a enumerarse, a partir de una declaración final que deberá marcar el rumbo; porque no hay espacio para el descanso mientras haya un pueblo oprimido y los jóvenes puedan denunciarlo. Ahí estará Cuba como la primera trinchera de combate, ese sol del mundo moral, el faro que ilumina el mundo.















COMENTAR
Miguel Angel dijo:
1
21 de octubre de 2017
02:28:31
GUSTAVO ROJAS dijo:
2
21 de octubre de 2017
04:12:13
rodobaldo dijo:
3
25 de octubre de 2017
22:47:44
Responder comentario