ROSEAU, Dominica.–Dos semanas después de que Dominica fuera arrasada por los vientos de más de 250 kilómetros por hora del huracán María, la isla se mantiene en estado de shock.
«Parecía un tornado», dijo a Granma Debora Bowers. A sus 70 años, recuerda con claridad cuando hace cuatro décadas otro ciclón de máxima intensidad, David, tocó tierra dominiqueña. «Este fue dos veces peor».
Bowers perdió el techo de su casa y ahora vive en una camioneta junto a su familia. Cuenta que la fuerza del aire logró levantarla unos centímetros del suelo y fue su hijo de 21 años quien evitó que saliera volando junto al reto de sus pertenencias.
Como ella, miles de personas sortean los escombros acumulados en las esquinas para moverse de un lado a otro de la capital, Roseau. Sin electricidad y agua potable en la mayoría de los hogares, desplazarse es obligatorio para garantizar las necesidades básicas.
Algunos han decidido ir más allá y abandonar por completo el país. Cada día salen del puerto en ferris hacia las islas vecinas donde aspiran a rehacer sus vidas. Quienes tienen más recursos o familias en el extranjero se mudan por un tiempo hasta que pase la etapa más difícil.
Stephanie Morris camina junto a su hijo de cinco años. «¿Qué si veo un futuro para él en este país?» dice. «No sé, nuestra vida se destruyó en un minuto».
Unos metros más adelante lo observa por unos segundos y parece más segura: «Alguien tiene que reconstruir Dominica. Hay esperanza y tenemos que aferrarnos a eso».
Roseau y sus 14 000 habitantes apenas comienzan a sacudirse los efectos de María. Techos completos están apilados en plena calle a la espera de los pocos camiones que están trabajando. Decenas de carros permanecen cubiertos de lodo y se pueden encontrar desperdigados e inservibles por el agua los más disímiles objetos, desde televisores hasta pianos eléctricos.
La actividad más intensa se observa en el centro de la ciudad, cercano a la costa. Hasta allí la fuerza del mar llevó toneladas de arena negra que dejaron sepultados edificios completos. Enormes buldóceres despejan las vías y comienzan a devolverle algo de vitalidad a la zona donde se concentra la actividad gubernamental, los restaurantes y negocios del país.
La cantidad de desechos sólidos a la intemperie y el agua estancada son las nuevas amenazas.
«En Dominica están presentes los vectores que podrían desencadenar brotes de enfermedades infectocontagiosas», asegura a este diario Michael Cabrera, jefe de la Brigada Médica cubana de 22 miembros que fue reforzada con diez especialistas de la Henry Reeve.
«También son un riesgo las enfermedades diarreicas agudas», añade Cabrera.
De Cuba vinieron tres epidemiólogos que trabajan en Portmouth, Marigot y Castle Bruce, algunas de las comunidades más importantes del interior de Dominica. Sobre el terreno evalúan los riesgos de que se disparen brotes y ayudan a concientizar a la población sobre las medidas a seguir para evitarlos.
Juan Miguel González, intensivista holguinero, trabaja desde hace cuatro meses en el único hospital de la isla, el Princesa Margarita.
La sala de terapia quedó en tan malas condiciones después de María que se vieron obligados a ventilar los casos más graves de manera manual durante 48 horas.
Ahora ya cuentan con fluido eléctrico y las urgencias más complicadas se remiten a países vecinos, que han aceptado recibirlas. La infraestructura de salud en general sufrió graves daños que se suman a unos servicios básicos que ya eran insuficientes antes del paso del ciclón.
Los casos más numerosos, según los especialistas cubanos, tienen poco que ver con el huracán y se concentran en las enfermedades crónicas como la diabetes y la hipertensión.
Tanto González como su compañero Rafael Villavicencio, también intensivista pero de Artemisa, están convencidos de que los servicios hospitalarios hubieran colapsado sin la ayuda internacional.
Equipos de emergencia de distintos países, incluidos de las islas vecinas, llegaron en los días posteriores a la tragedia, pero ya han comenzado a abandonar el país.
«Eso siempre pasa así», asegura el doctor Villavicencio. «Pero los cubanos nos quedamos hasta el final».















COMENTAR
Alfredito dijo:
1
5 de octubre de 2017
09:15:23
mel dijo:
2
5 de octubre de 2017
10:25:40
Amanda dijo:
3
5 de octubre de 2017
10:45:12
massimiliano Respondió:
5 de octubre de 2017
14:59:23
Orlando Respondió:
5 de octubre de 2017
17:28:13
Leonardo Castañeda Respondió:
6 de octubre de 2017
12:21:59
Marlene GCH dijo:
4
5 de octubre de 2017
11:21:45
Lenin43 dijo:
5
5 de octubre de 2017
14:27:05
Yaima dijo:
6
5 de octubre de 2017
14:45:27
ericktl13 dijo:
7
6 de octubre de 2017
21:29:09
Carlos dijo:
8
7 de octubre de 2017
11:52:33
Responder comentario