
«Derrota. Llegamos al alba a Picacho donde todo el mundo estaba de fiesta y es el punto más alto que alcanzamos, 2,280 ms.; los campesinos nos trataron muy bien y seguimos sin demasiados temores. Al llegar a La Higuera, todo cambió; habían desaparecido los hombres y sólo alguna que otra mujer había».
«(…) A las 13 salió la vanguardia para tratar de llegar a Jagüey y allí tomar una decisión sobre las mulas y el Médico; poco después estaba hablando con el único hombre del pueblo (…) Cuando salí hacia la cima de la loma, 13.30 aproximadamente, los disparos desde todo el firme anunciaron que los nuestros habían caído en una emboscada».
«A los pocos momentos llegaba Benigno herido y luego Aniceto y Pablito, con un pie en malas condiciones; Miguel, Coco y Julio habían caído».
Así relata Ernesto Guevara en su diario en Bolivia el 26 de septiembre de 1967, la emboscada en la que perdieron la vida Manuel Hernández Osorio (Miguel), Mario Gutiérrez Ardaya (Julio) y Roberto Peredo Leigue (Coco), tres de las pérdidas más sensibles de la guerrilla boliviana.
MIGUEL
Solo los sueños grandes inspiran, dicen los sabios. Uno debe tener una estrategia para cada quimera, no una ideal, sino una que se ejecute, y actuar poco a poco y que cada paso nos lleve a ello. Esa es la actitud de los hombres con alma de guerrilleros, de los que tienen ansias de hacer del mundo un mejor lugar. Manuel Hernández Osorio (Miguel) de origen cubano, fue uno de esos hombres. Elegido por el Che para integrar la guerrilla boliviana, arriba al campamento de Ñancahuasú el 27 de noviembre de 1966.
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Nació el 17 de marzo de 1931 en Jiguaní, una pequeña localidad del este de Cuba.
Fundó el Movimiento 26 de Julio en la mina donde trabajaba antes de incorporarse a la lucha revolucionaria en el oriente de Cuba en mayo de 1957 y participó en numerosos combates decisivos del Ejército Rebelde. Su valía fue reconocida con el ascenso a teniente en agosto de 1958. Che lo eligió para formar parte de la columna 8 Ciro Redondo que realizaría la invasión al centro y occidente del país.
Alto y más bien delgado, de fornida estructura, el isleño destacaba por su tez clara y cabellera rápida en crecer. Así la dulzura de su rostro se acentuaba en medio de la sierra desconocida al recordar a sus hijos y su esposa, ajenos en Cuba a las responsabilidades de Miguel.
Durante los 11 meses de vida guerrillera, como los vividos en la Sierra Maestra, en Cuba, Miguel demuestra su fortaleza, y es ejemplo de disciplina y la confianza absoluta de cuantos le rodean. Es la cabeza de la vanguardia, sobre la que recae la responsabilidad de abrir paso en la inesperada y riesgosa marcha en medio de amenazas constantes y el poco apoyo y la delación del campesinado boliviano de los últimos meses.
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Para el 27 de marzo de 1967, en Bolivia, Ernesto Guevara lo designa jefe de la columna de vanguardia en sustitución de Marcos, donde se destaca como guerrillero y combatiente. El día de su caída en combate en el Valle del Batán, cerca de La Higuera, Che escribe la última de las evaluaciones de este guerrillero: «Fue un gran combatiente y un espíritu ejemplar. Una gran pérdida».
JULIO
Al dejar constancia del primer combate sostenido por la guerrilla del Che en Bolivia, el Moro (Octavio de la Concepción y de la Pedraja) anota el 23 de marzo en su diario:«... una tropa de 25 hombres penetró en nuestro territorio y cayó en una emboscada. Curé los heridos con los otros médicos. Julio se quedó todo el día con ellos».
Estas breves líneas escritas a escasos días de la incorporación de Julio al grupo insurgente, anuncian la destacada actitud que mantendrá el joven revolucionario nacido el 22 de mayo de 1939, en el pueblo de Sachojere, situado a unos 20 kilómetros de la ciudad de Trinidad, en el departamento de El Beni.
Mario Gutiérrez Ardaya (Julio) fue un militante de la Juventud Comunista Boliviana. Recién graduado en Cuba se había incorporado a la guerrilla el 10 de marzo de 1967, mientras el Comandante Ernesto Guevara y la mayoría de los combatientes se encontraban de exploración.
Durante los casi siete meses que median desde su incorporación al grupo de la Vanguardia hasta su caída, el 26 de septiembre de 1967, en la emboscada de la quebrada de Batán, cerca de La Higuera, Mario Gutiérrez Ardaya dará múltiples muestras de heroísmo, solidaridad humana y entrega a la causa.
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Ese día el Che resume en breves líneas la actuación del joven inteligente y alegre, que decidió entregar la vida por cambiar el futuro de su pueblo: «Muere en la sorpresa de La Higuera. Era médico recién graduado, brilló como combatiente ejemplar, sobre todo por su calor humano y su entusiasmo contagioso. Otra gran pérdida de un futuro gran cuadro revolucionario».
COCO
Nacido el 23 de mayo de 1938 en Cochabamba, capital del departamento de igual nombre, Roberto Peredo Leigue (Coco) se convierte desde muy joven en un activo dirigente estudiantil, quien muy pronto abraza las ideas marxistas y participa en la fundación del Partido Comunista Boliviano, en El Beni.
Junto a su hermano Guido Peredo (Inti), compañero infaltable durante toda su vida, salen rumbo a otros parajes. A la edad de 13 años había ingresado en el Partido Comunista de Trinidad en 1951.
Cuando en mayo de 1966 Ricardo (José María Martínez Tamayo) pide su colaboración para iniciar los preparativos del foco guerrillero en Ñancahuasú, Coco siente una inmensa alegría. El joven responde con su actitud decidida de integrar definitivamente las fuerzas insurgentes bajo el mando del Comandante Ernesto Guevara.
De inmediato el Che lo nombra comisario político y es asignado al grupo de la Vanguardia. Al amanecer del 26 de septiembre de 1967 arriban al Abra del Picacho, donde los vecinos celebran una fiesta. Siguen sin demasiados temores, pero al llegar a
La Higuera tienen evidencia de que se conoce la ruta que llevan y deciden tomar el camino a Pucara.
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Miguel muere al instante, Coco y Julio, aunque heridos, pueden moverse. Julio trata de llegar hasta una cerca de piedras, pero nuevos disparos acaban su vida. Coco cae rematado por dos proyectiles que frustran el auxilio dado por sus compañeros.
Al día siguiente el jefe guerrillero en un momento particularmente difícil, expresa:
«Mueren en la sorpresa de La Higuera. Junto con Inti, los mejores prospectos bolivianos. Eran una garantía en todo sentido, arrojados en el combate y de una alta moral. La pérdida más grave luego de la de Rolando».















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Miguel Angel dijo:
1
26 de septiembre de 2017
06:27:38
leonardo dijo:
2
28 de septiembre de 2017
19:25:06
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