La noticia de la liberación de la ciudad iraquí de Mosul por parte de las fuerzas armadas del país árabe, deja sabor a victoria y a la vez la incertidumbre ante la realidad de que la urbe está totalmente destruida y que casi un millón de sus habitantes deambulan por un mundo incierto que se extiende más allá de sus fronteras.
A la tristeza infinita de quien lo ha perdido todo o casi todo, se agrega la de saberse despojados de la Gran Mezquita Al Nuri, símbolo milenario de un patrimonio de la humanidad devastado por los terroristas del llamado Estado Islámico.
Esa insignia religiosa era conocida por su minarete inclinado. Su construcción se remonta a la segunda mitad del siglo XII.
Fue destruida el 21 de junio del 2017 por militantes de Daesh (autodenominado Estado Islámico) que la hicieron explotar.
Ahora el Mosul liberado este domingo queda a la espera de una reconstrucción, calculada entre 1000 millones y 2 000 millones de dólares.
Ojalá y ese dinero -si llega a obtenerse- no corra la misma suerte de los 60 000 millones planeados cuando la aviación y las bombas norteamericanas y de la OTAN invadieron y destruyeron al país árabe; dinero esfumado de las manos corruptas de empresas norteamericanas como la Halliburton, que fueron las beneficiadas por los mismos que destruyeron la nación árabe.
«El plan de reconstrucción de Irak no ha supuesto mejoras para el país, pese a la asignación de 60 000 millones de dólares», indica un informe que entonces fue presentado al Congreso estadounidense por Stuart Bowen, inspector general especial para la reconstrucción de Irak.
Varios congresistas denunciaron fraudes y abusos, especialmente en el caso de Halliburton El 22 de marzo del 2004 apareció publicado en la prensa de Estados Unidos que «el despilfarro, fraude y abuso» son las tres palabras con las que el Comité de Reforma del Congreso estadounidense definió el proceso de concesión de contratas en Irak durante una audiencia. Las críticas se centraron una vez más en Halliburton, la empresa que dirigió el vicepresidente Dick Cheney hasta el 2000, que fue objeto de seis investigaciones por sobrefacturar decenas de millones de dólares, pagar sobornos, etc. La citada corporación ha sido la que más se ha beneficiado de la guerra, pero no la única, señala el documento.
La guerra de ocho años en Irak costó a los contribuyentes de EE.UU. cerca de 800 000 millones de dólares y en ella murieron 5 000 estadounidenses.
En el caso de los iraquíes los muertos, mutilados y desaparecidos superan la cifra de un millón, de acuerdo con varias fuentes.
La liberación de Mosul es otro capítulo, pero no el único, de más de una década en la que el pueblo iraquí solo ha visto destrucción y muerte, desde cuando aun no se conocía el llamado Estado Islámico y las hordas criminales del Pentágono se lanzaron con aviones, cohetes y todo tipo de metralla, a conquistar las fabulosas reservas petroleras de la nación árabe.
Después de aquello, Irak se ha debatido entre la más absoluta ingobernabilidad y un exacerbado conflicto religioso que lejos de resolverse ha ido en aumento.
De Mosul debe decirse que fue en esa urbe donde hace exactamente tres años, el entonces llamado Estado Islámico de Irak y el Levante (luego devenido solo en Estado Islámico), se apoderó por la fuerza de todo su entorno, tras la huida y dejación de las armas de un ejército de miles de hombres que no resistió los embates de unos 800 terroristas.
Allí los islamistas levantaron la bandera del Califato, la misma que luego llevaron a Siria cuando la ciudad de Raqa corrió igual suerte y allí se instalaron los extremistas, también derrotados hoy por los combatientes sirios y la aviación aliada de Rusia.
Mosul fue un objetivo priorizado por el Estado Islámico por tratarse de la capital de la rica provincia petrolera de Ninive, en el norte iraquí. Entre sus dos millones de habitantes hay árabes, kurdos, asirios, turcomanos y de otras minorías.
Las batallas para obtener la liberación de Mosul fueron complejas, ya que el ejército no podía avanzar desde el oriente de la ciudad pues todos los puentes a través del río Tigris habían sido destruidos.
De igual forma, unos 650 000 civiles, la mitad niños, quedaban atrapados en la zona controlada por el Estado Islámico.
Enviados de organismos internacionales a Irak declararon que la elección para los niños era siniestra: bombas, fuego cruzado y hambre si se quedaban, o ejecuciones y francotiradores si trataban de huir.
Con la liberación de Mosul, el grupo terrorista Estado Islámico sufre una de sus mayores derrotas. También es vencido, día a día, en tierra de la vecina Siria.















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DEPENA dijo:
1
19 de julio de 2017
15:33:18
Pedro dijo:
2
20 de julio de 2017
08:05:32
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