ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Transcurría el mes de julio del 2015 cuando, el día 14 para ser más exacto,  desde Viena llegaban las noticias de que la República Islámica de Irán y  Estados Unidos a la cabeza del llamado grupo G5+1 (EE.UU., Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania) tras 18 meses de negociación, habían llegado al histórico acuerdo que limita el programa nuclear de la nación persa mientras Washington y los países europeos se comprometen a levantar las sanciones contra ese país.

Este acuerdo debía suponer que  lo logrado pondría fin a 35 años de una política de confrontación auspiciada por los gobiernos norteamericanos luego del triunfo de la Revolución Islámica.

Al respecto, el entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se congratuló  de «haber frenado la expansión de armas nucleares en Oriente Próximo», sin mencionar para nada a Israel y su desarrollo nuclear en desafío a la ONU y a la comunidad internacional, al no permitir que su programa sea controlado por la agencia internacional, encargada de esa función.

La gran prensa llenó todo tipo de espacios informativos con aquello de que se frenaba el acceso iraní a la bomba atómica, sin reconocer ni en una línea   que su programa nuclear siempre tuvo fines pacíficos, al servicio de la salud humana y el desarrollo energético para el progreso de la nación persa.

En ese momento el mandatario iraní, Hasán Rohani, aseguró que lo logrado era «una muestra de que el diálogo constructivo funciona. Una vez resuelta esta crisis innecesaria, emergen nuevos horizontes para centrarnos en desafíos compartidos», advirtió.

Por su parte, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha confirmado que Irán ha cumplido todas las exigencias que posibilitaron descongelar activos financieros por valor de entre 45 000 millones y 90 000 millones de euros, así como exportar su petróleo.

Ahora, cuando han transcurrido dos años de la firma de aquel histórico acuerdo en un tema tan sensible, una nueva administración en Estados Unidos parece decidida a actuar con la misma ligereza con que lo ha hecho con otros temas como el cambio climático, el problema migratorio, la construcción de un muro para cercar países y otros.

La administración Trump se propone abolir lo acordado respecto al Programa nuclear iraní y ya da pasos en ese propósito.

En un lenguaje carente de solidez, el secretario de Estado norteamericano, Rex Tillerson  ha comentado por estos días que el «acuerdo con Irán ha fracasado». Unas semanas antes este mismo señor admitió ante el Congreso de su país que «Irán ha cumplido plenamente con el acuerdo nuclear suscrito».  ¡Vaya política loca!

Por supuesto, estas últimas acusaciones contra Irán tienen mucho que ver con posiciones anteriores del propio presidente Trump, cuando volvió a la carga con aquello de que «Irán es un Estado patrocinador del terrorismo».

El tema iraní no por gusto vuelve a ser centro de la política exterior norteamericana. Recordemos que durante su visita a Arabia Saudita -primer viaje al exterior de Trump- este insistió en justificar la venta de armas a países de la región, producidas por el Complejo Militar norteamericano, por la supuesta amenaza iraní a las naciones del Golfo.

Inventar un enemigo, nuevamente Irán, tiene evidentes propósitos hegemónicos, económicos y militares para Washington.

La República Islámica produce gran cantidad de petróleo y gas y su programa de energía nuclear pretende autoabastecerla de energía eléctrica sin recurrir al uso del crudo.

De igual forma, la nación persa ocupa un lugar destacado en la defensa de la soberanía y la independencia de Siria, país al que apoya en su lucha contra los grupos terroristas.

La causa palestina ha recibido siempre la solidaridad y ayuda de Irán, razón por la cual Israel, el mayor  aliado de Washington en la región, enfila sus artefactos nucleares contra esa nación.

Mientras, Estados Unidos, tiene el aval de ser el mayor proveedor de armas de todo tipo a la región del Oriente Medio, donde encuentra un sostén para mantener a flote la economía norteamericana, bajo los sustentos de un Complejo Militar, verdadero artífice de poder, no importa que sea un republicano o un demócrata el que ocupe la silla presidencial de la Casa Blanca.

De acuerdo con un análisis del Instituto Internacional de Estudios para la Paz (SIPRI), de Estocolmo, en los últimos cuatro años las importaciones de armas en naciones del Oriente Medio  aumentaron un 86 %, siendo el Pentágono el mayor exportador.

Además del descomunal acuerdo con Arabia Saudita para proveer a esta de armas por 110 000 millones de dólares, Estados Unidos ha pactado la venta de aviones de combate, por 2 700 millones de dólares a Bahrein, pequeño emirato del Golfo que tiene en sus aguas, además de mucho petróleo, la Quinta Flota de la Armada estadounidense.

También Qatar es un gran importador de equipos bélicos norteamericanos, tal como indica el informe del SIPRI, que refiere un incremento del 245 % en los últimos años.

Hace pocas semanas, el secretario de Defensa de Estados Unidos, James Mattis, firmó un acuerdo por 12 000 millones de dólares para la venta de 36 aviones de combate F-15 a Qatar, según BBC Mundo.

Es decir, Washington, a la vez que incita al rompimiento con Qatar por el resto de las monarquías del Golfo, le vende armas en cantidades asombrosas.

En este sentido vale recordar lo expresado en relación con ese emirato por el congresista demócrata, Ted Lieu durante una audiencia en el Congreso: «Es muy confuso para los  líderes mundiales y los miembros del Congreso cuando la Casa Blanca hace dos cosas exactamente opuestas».

O es que lo que busca la administración Trump con la situación creada en torno a Qatar y los demás Estados del Golfo, es precisamente exacerbar nuevas divisiones y crear nuevos conflictos que permitan la adquisición de mayor cantidad de armas provenientes de su industria militar.

Coincido entonces con analistas de prensa que se preguntan si ¿tiene Trump  una estrategia para Oriente Medio, más allá de vender armas a la región?

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Carlos Alberto dijo:

1

3 de julio de 2017

03:59:46


USA le venderia armas a su peor enemigo con tal de recibir dinero a cambio.....Tienen al mundo revuelto y plagado de odio , guerras y crisis economicas para ellos mantener su dominio mundial.

Noel Montes de Oca dijo:

2

3 de julio de 2017

09:01:41


EL Imperio se favorece de las guerras de tantas formas, que posiblemente ese sea el renglón que más le aporte a la economía norteamericana

RBA dijo:

3

3 de julio de 2017

13:03:36


Carlos Alberto, razon para usted, ahora mismo le ha vendido municiones a Qatar (enemigo de EEUU) y armas a los paises amigos de EEUU que han roto relaciones con el reino qatarí, ¿?, ahora según el titulo de la noticia que Donald Trump tiene la mirilla en Iran y ahí es donde le van a "partir" la mirilla y el ojo.

miguel dijo:

4

3 de julio de 2017

13:42:48


Trump no tiene ninguna estrategia para Medio Oriente eso se lo dicta el pentagono. Mientras tanto a Trump lo mantienen bien entretenido viendo la television y tecleando el tweeter.