ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Ser un pequeño país en el sentido geográfico, no impide, todas las veces, ser uno grande desde el punto de vista simbólico. Por su economía, desarrollo sociocultural o posición geopolítica, un pequeño Estado puede convertirse en un «gigante».

Si bien los ejemplos no faltan en ninguno de los continentes, en África, región harto vilipendiada a lo largo de los siglos, resulta destacable el caso de un país con potencialidades para desarrollar, que celebró, este 27 de junio, sus 40 años de independencia. Se trata de Djibouti.

En cualquier soporte o medio de comunicación puede leerse que esta excolonia de Francia, con unos 23 200 km2 y 846 687 habitantes, tiene una ubicación estratégica, en las proximidades de uno de los puntos más transitados por la navegación comercial: el mar Rojo. Su costa constituye, de acuerdo con monografías de expertos, un centro de repostaje de considerable importancia para los buques mercantes así como para las importaciones y exportaciones desde y hacia la aledaña Etiopía.

Según el sitio The World Bank, gracias a las actividades relativas al transporte, el crecimiento económico de Djibouti permaneció sólido en el 2016. En este sentido, la historia ha reafirmado a la nación del Cuerno Africano como floreciente centro del comercio mundial.

El puerto de Djibouti, por unir a Europa, el Lejano Oriente, el Cuerno de África y el Golfo Pérsico, se asienta como principal paso marítimo y comercial entre Oriente y Occidente desde hace unos 3 500 años. En la actualidad, resulta ideal para el flujo del Mercado Común del Este y Sur de África (Comesa), al comunicar a 19 países y 380 millones de personas, explica el propio sitio.

También, debido a esa estratégica posición –apreciada por las potencias para establecer sus bases militares– Djibouti se ha vuelto un foco de atención para el mundo y los medios. Las bases militares extranjeras radicadas en su territorio, que parecen una alternativa implementada por el pequeño estado para acelerar el crecimiento económico, constituyen insoslayables fuentes de ingresos.

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Desde que Djibouti fuera reconocido por Naciones Unidas tras su independencia, en 1977, años de inestabilidad han dado paso a días más prósperos. Luego de una guerra civil en la que se sumieron los locales durante los primeros años de la década del 90 –y que culminó en 1994–, la más reciente historia  pos 2000, bautiza al país como «modelo de estabilidad en una región altamente volátil».

Sin embargo, ¿podría decirse que el desarrollo económico actual de Djibouti vale su precio: el de tener bases militares extranjeras en su territorio nacional?

Con índices de crecimiento de 6 y 6,7 % en el 2014 y el 2015, las perspectivas de
desarrollo económico de esta tierra-puente ascienden, es cierto. El sitio del Grupo de la Banca Africana para el Desarrollo, expone que «impulsado por grandes proyectos de inversión, el crecimiento continuará con la proyección de 7,1 % en el 2017».

Pero la pobreza y el desempleo –de alrededor de un quinto de su población–continúan poniendo en alerta roja lo social en esta nación sobre endeudada; pese a la previsión de The World Bank de que «el crecimiento podría alcanzar el 7 % entre el 2017 y el 2019, antes de desacelerarse al 6 % en el 2020».

Un desarrollo económico sin avances sociales –ya se sabe– vale lo mismo que un desarrollo social no revertido en materia económica. Equilibrar ambos renglones ha sido el reto de los gobiernos y estados desde siempre. Djibouti no resulta la excepción.

Aunque parezca paradójico a simple vista, los hechos constatan la preocupación del gobierno por implementar políticas sociales: desde el 2002 –por ejemplo– pueden contarse los djibutianos graduados en Cuba de distintas carreras y los cooperantes cubanos que se encuentran allá en sectores como la salud, el deporte, la agricultura y los recursos hidráulicos.

Durante siglos, el puerto de Djibouti ha sido uno de los puntos de tránsito más importantes del mundo, por comunicar varias áreas geopolíticas. 
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Carlos Alberto dijo:

1

30 de junio de 2017

03:05:03


Ya las Transnacionales y militares extranjeros se encargaran de que el crecimiento sea para unos pocos. Dejaran que unos cuantos politicos y empresarios se enriquezcan y se corrompan y seguiremos viendo la misma explotacion y miseria del resto de Africa.

Agustin dijo:

2

30 de junio de 2017

07:14:56


China en mucho es un ejemplo para todos!