En su reciente visita a Arabia Saudita, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó un acuerdo con su homólogo de ese estado del Golfo, para suministrar medios militares de los más sofisticados por valor de 100 000 millones de dólares.
El pasado año, el entonces presidente estadounidense, Barack Obama, rubricó con Israel un plan de ayuda militar por diez años, el mayor de la historia de la primera potencia, por el cual el Pentágono facilitará armas por un monto de 38 000 millones de dólares al Estado sionista.
Se trata de solo dos ejemplos en los que se sintetizan las verdaderas intenciones de Washington, donde una cosa es lo que dicen sus mandatarios y otra lo que hacen.
Si no, qué lectura dar a los discursos de Obama en los que enfatizaba la necesidad de la paz entre israelíes y palestinos; o las veces que Trump ha twiteado o hablado en cuanto a que Estados Unidos no debe inmiscuirse en los asuntos de otros países y mucho menos fomentar el armamentismo que es sinónimo de guerra.
Y es que se han preguntado los estadistas norteamericanos —de antes y de ahora— para qué tantos millones de dólares utilizados en armas para supuestamente defender a una nación que no está amenazada por otra.
¿Qué dirán los empobrecidos yemenitas que han muerto por cientos a causa de los bombardeos sufridos desde aviones fabricados en Estados Unidos?.
En el caso de Israel, el tema es más que vergonzoso. La doble moral ha estado presente durante décadas en las administraciones estadounidenses que por un lado han hablado de planes de paz, hojas de ruta y otras acciones, mientras regalan a Israel miles de millones de dólares en armas que son empleadas para matar a palestinos y apoderarse de sus tierras y allí construir miles de asentamientos ilegales.
En mi opinión, no podrá contribuir Estados Unidos a la solución del conflicto de los israelíes contra palestinos, con nuevas curitas de mercurocromo como las de visitas al Muro de las Lamentaciones o pisar tierras palestinas ilegalmente apropiadas por Tel Aviv.
Es demasiada ignominia para la población palestina que un nuevo mandatario norteamericano le pida que cese su resistencia y la defensa de su territorio soberano, reconocido por las Naciones Unidas y en el cual cada día mueren palestinos a manos de los militares y los colonos israelíes.
Bien acogida sería una iniciativa como la de propiciar, allí en el mismo Muro de las Lamentaciones, un acuerdo verdadero entre israelíes y palestinos, con Estados Unidos como garante junto a otros gobiernos, siempre y cuando ese acuerdo tenga acápites como el de comprometerse a no vender ni regalar armamentos a Israel; cesar con las construcciones judías en territorio palestino, permitir que los millones de habitantes árabes de esas tierras que han tenido que abandonarlas por la represión sionista, puedan volver a ellas y levantar junto a los que allí han quedado la Patria palestina con olivos de paz plantados por doquier.
Vender o regalar armas es como danzar con la muerte en medio de una región donde la única música que se escucha es el ruido de las bombas que matan a indefensos palestinos, a empobrecidos yemenitas y a una población siria que se desangra con una guerra impuesta.
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JORGE dijo:
1
27 de mayo de 2017
04:57:16
Orlando Chirino Respondió:
28 de mayo de 2017
22:17:03
Miguel Angel Respondió:
29 de mayo de 2017
15:13:52
Miguel Angel dijo:
2
27 de mayo de 2017
08:38:48
Víctor Ramos dijo:
3
28 de mayo de 2017
13:16:50
Rogelio dijo:
4
28 de mayo de 2017
16:08:47
Rubert dominguez dijo:
5
28 de mayo de 2017
20:17:53
Orlando Chirino dijo:
6
28 de mayo de 2017
22:14:43
Miguel Angel dijo:
7
30 de mayo de 2017
11:18:14
Orlando Chirino dijo:
8
1 de junio de 2017
01:14:29
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