BEIJING.-En medio de una arquitectura futurista, millones de carros y autobuses, las bicicletas aún recorren las principales ciudades chinas y se mantienen como uno de los símbolos distintivos del gigante asiático.
Todavía muchos de los más de 20 millones de habitantes que se agolpan en Beijing prefieren pedalear para llegar a su trabajo o ir de compras en la localidad, si bien ese medio de transporte tampoco se salva de los toques de la modernidad.
Las bicicletas compartidas, un sistema que hace tiempo se aplica también en Europa y Estados Unidos, llegó a la segunda potencia mundial con un concepto innovador y su éxito se aprecia a diario en la capital.
A través de una aplicación móvil, los ciudadanos pueden alquilar estos vehículos de dos ruedas por menos de un yuan la hora (aproximadamente 0,18 dólares) y dejarlos en cualquier sitio para ser usados por otra persona.
A diferencia del conocido modelo tradicional de bicicletas públicas, este peculiar servicio de ciclos inteligentes, que funciona en más de 12 provincias de esta milenaria nación, combina las tecnologías de la localización por satélite y una cerradura digital que se abre con un escaneo de un código QR (como los que usan los celulares). El pago se realiza dentro de los sistemas de finanzas virtuales con el uso de telefonía inteligente, una vía altamente popular aquí.
Precisamente en China, una sociedad muy informatizada y donde a menudo los ancianos son los primeros en acoger los avances científicos, este medio de transporte dependiente de la tecnología ha logrado notable popularidad.
En las calles de Beijing, uno de los primeros sitios donde comenzó a operar este novedoso proyecto, actualmente cerca de 700 000 ciclos de diferentes colores están disponibles para los más de 11 000 usuarios que hay en la capital.

Los ciclos de color amarillo, naranja o azul, en dependencia de la compañía proveedora, no tienen estaciones fijas porque no las necesitan. Estas se encuentran ubicadas en los puntos más concurridos de las ciudades, fuera de los edificios de oficinas, las paradas del metro y cerca de las avenidas donde ocurren congestiones de tráfico constante.
OFO, MoBike y BlueGoGo son algunas de las compañías más conocidas, que alentadas también por el Estado, se han encargado de inundar de bicicletas las grandes ciudades chinas.
Los ciclos están a disposición de las personas para cubrir principalmente sus necesidades de transportación en medio del congestionado tráfico de una urbe como Beijing. Los usuarios aseguran que las prefieren porque «son más económicas, fáciles de utilizar y ecológicas».
«Transportarse en esta ciudad se ha facilitado mucho», dijo a Granma Ma Duo, empleada de banco que cada día utiliza una de estas bicicletas para recorrer los dos kilómetros que hay desde su casa a la parada del metro.
«Son muy prácticas, con ellas evitas el tráfico y además aprovechas ese tiempo para hacer ejercicio», refirió por su parte Hu Xiaoyuan, un joven de 28 años. «Salir a recorrer grandes distancias en Beijing ya no es un problema tan complicado, estas bicicletas te ofrecen una flexibilidad y libertad increíbles para moverte por la ciudad».
Según estudios oficiales, la cantidad de consumidores de este servicio aumenta cada día. De hecho, estas empresas esperan desarrollarse aún más gracias a los 700 millones de chinos que navegan en internet con sus dispositivos móviles y la gran popularidad de los pagos online a través de los smartphones (teléfonos inteligentes).
LAS BICICLETAS EN CHINA
Cuatro décadas atrás, China era descrita como un lugar que se movía sobre las ruedas de una bicicleta. Con el ascenso económico experimentado en los últimos 40 años ese transporte fue cediendo protagonismo frente a los autos.
A medida que aumentaba la capacidad adquisitiva de los chinos, gracias al crecimiento vertiginoso que los llevó a convertirse en la segunda economía a nivel global, su paisaje urbano fue cambiando y los vehículos a motor actualmente dominan el entorno.
Pero la popularización extrema de los automóviles generó importantes problemas de contaminación atmosférica y los constantes atascos en sus metrópolis.
Fueron precisamente estas complicaciones las que avivaron el uso de las siempre confiables bicicletas, gracias a ventajas como el bajo consumo de carbono y el mínimo gasto de recursos.
El país, que intenta reducir las emisiones de gases invernaderos que provocan la polución, encontró en los ciclos compartidos otra vía de promover transportes mucho más ecológicos.
Pero esta iniciativa llena de simplicidades precisa también de importantes inversiones, sobre todo en las ciudades que no están preparadas para el tránsito de estos vehículos. Las autoridades han creado condiciones para facilitar su uso en medio del congestionado tráfico de las urbes y potenciar el nacimiento de compañías proveedoras de ese servicio.
Para el 2020, el gobierno chino aspira a ofrecer opciones ecológicas de vida para el 75 % de sus habitantes, planes en los que la promoción de un transporte verde ocupa un lugar esencial.
Además, para ese mismo año, cuando finalice el XIII Plan Quinquenal, se espera que Beijing cuente con una red de vías para ciclistas de aproximadamente 3 200 kilómetros.
Se trata de un trabajo mancomunado entre las empresas privadas y el Gobierno que, más allá de aumentar la flota de equipos y la cobertura de carriles en las enormes avenidas chinas, reconfigura la forma de vivir en un país que nunca olvidó sus bicicletas.















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