En 2006, cuando Evo Morales asumió como presidente boliviano hubo incluso quienes le auguraron seis meses de gestión y un colapso nacional, porque muchos no se imaginaban a un indígena conduciendo acertadamente los destinos de Bolivia.
Nadie pensó en que los años de lucha al frente del sindicato de cocaleros de la región de Cochabamba y las ideas claras de lo que deseaba para el país del altiplano y su pueblo serían un acicate para su extraordinaria labor ejecutiva.
Aparecieron en Internet diarios de ficción con augurios de desastre, que mostraban al mandatario con origen en las raíces de los Andes, huyendo del caos que se suponía iba a crear.
El 22 de enero pasado, Evo Morales Ayma se convirtió en el presidente boliviano que más tiempo de manera continua ha permanecido en el cargo: 11 años completos y con estabilidad política, aunque tuvo algunos conflictos con sectores inconformes con una u otra medida, sobre todo con la oligarquía local
Ninguno de los predecesores del actual mandatario se ha dado el lujo de haber obtenido el triunfo electoral por tres periodos presidenciales consecutivos (no contando a Víctor Paz Estenssoro, Jefe de Estado de esa nación andina de 1952-1956, de 1960-1964, del 6 de agosto al 4 de noviembre de 1964 y de 1985-1989).
Si uno va a los porcentajes de votación, Evo siempre ganó por más del 26 % sobre sus más inmediatos contrincantes y, desde hace siete años, su partido Movimiento al Socialismo (MAS) ha tenido mayorías absolutas en el Parlamento, en el cual sobresalen legisladores ataviados con las tradicionales vestimentas de las olvidadas poblaciones originarias y campesinas de ese país.
América Latina con sus poblaciones en lucha por sus derechos, la rápida firma del tratado de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (a la cual Evo propuso agregar y fue aceptado el concepto de Tratado de Comercio de los Pueblos (para formar la sigla ALBA-TCP), la toma de decisiones en beneficio de las mayorías, como la nacionalización de los recursos naturales del país, sobre todo del gas natural que se exporta a Brasil y Argentina, le dieron a Evo un amplio reconocimiento internacional.
Indudablemente tiene en su haber la ampliación de los vinculos de Bolívia con el mundo. En lo interno el presidente indígena nunca descuidó su base, verificado en que viajó más de 5 100 veces a diversas regiones bolivianas para un permanente contacto con el pueblo y los movimientos sociales.
El reconocimiento a su personalidad incluye 29 doctorados honoris causa, 22 en universidades extranjeras y siete en bolivianas. A esto hay que agregar su perenne posición antiimperialista y su determinación de no aceptar injerencias de ningún país en los asuntos internos de la nación del altiplano.
Por inmiscuirse en temas puramente nacionales y realizar acciones desestabilizadoras, el presidente Evo se vio en la necesidad de expulsar al embajador norteamericano acreditado ante su gobierno y a las estadounidenses Administración para el Control de Drogas (DEA por la sigla en Inglés) y a la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
El mandatario ha logrado con su gestión importantes avances económicos, que no han alcanzado ninguno de sus predecesores en el cargo. Digamos simplemente que de país más pobre de América del Sur, se ha colocado a la cabeza de todos por los índices de crecimiento. Su gestión gubernamental ha incrementado los presupuestos generales de la nación, las reservas internacionales y la inversión pública, entre otros positivos aspectos.
Bajo el Gobierno del Presidente, tiene que reconocer el opositor diario El Tiempo, se han construido13 000 kilómetros de carreteras y se proyecta la construcción de la presa El Chupete, por un valor de más de 7 000 millones de dólares para su seguridad hídrica, a la que se oponen sus críticos por ser la obra más costosa de la historia de Bolivia.
Si esto ha sido así, a grandes rasgos, durante 11 años de administración del MAS, es lógico que la agrupación política esté realizando movimientos estratégicos para que Evo pueda continuar al frente del país hasta el 2025.
Es claro que hay un sector con demandas que no pueden ser satisfechas de golpe, sino paulatinamente, porque todavía hay que invertir en los mejorados sectores de la educación (ya no tiene analfabetismo) y la salud y acabar de erradicar la pobreza que ya ha disminuido en un 50 %.
Ratificó a la salud y educación como derechos ciudadanos y pilares de la Revolución Boliviana, agradeció el apoyo de Cuba en la Operación Milagro que ha devuelto la visión a más de 676 000 bolivianos en 10 años y destacó la labor integral de unos 700 integrantes de la Brigada Médica Cubana en todo el país.
La reducción de las tasas de mortalidad infantil y desnutrición crónica son importantes logros en esta nueva Bolivia, donde se construyen 47 nuevos hospitales y más de tres mil puestos de salud, se vacuna contra 19 enfermedades y entregan medicamentos sin costo a las personas de escasos recursos, expresó el Presidente.
Recordó Evo que en 2001 el índice de analfabetismo en el país rebasaba el
13 %, de la población, mientras en la actualidad es solo de 2,8 %, y su Gobierno ha invertido más de tres mil millones de dólares para la calidad de la enseñanza en todos los niveles.
El mandatario, al presentar su informe anual a fines de enero pasado, hizo hincapié en que el proceso de cambio actual en el país del altiplano supera en todos los órdenes lo hecho en 180 años de Gobiernos oligárquicos y neoliberales.
Al puntualizar, el estadista boliviano precisó que en 2005 (último año de neoliberalismo) la extrema pobreza en el área urbana era de 24,3 % y en la rural de 62,9 %, pero en 2015 esas cifras bajaron a 9,3 y 33,3, respectivamente, en tanto la pobreza moderada descendió del 60,6 % en 2005 al 38,6 en 2016.
La clase media también salió favorecida, pues sus ingresos aumentaron del 13 al 32 %, mientras la desigualdad de ingresos entre el 10 % más rico frente al
10 % más pobre, se redujo en los últimos 11 años de 128 a 37 veces.
Según el informe del mandatario, el PIB de esta nación andina creció en promedio 2,8 % en casi 55 años de era republicana (1951-2005), frente al 5 % alcanzado entre 2006 y 2016, los años de la presidencia de Evo.
«Podemos equivocarnos, tener dificultades, somos seres humanos, no es sencillo administrar un país. Es derecho de todos observarnos, criticarnos, corregirnos, pero lo más importante es que todos pensemos en Bolivia y en cómo acabar con la pobreza», recalcó el presidente Evo Morales ante su pueblo.
El informe anual del dignatario boliviano mostró un Estado Plurinacional sólido, soberano, y cuyos beneficios sociales y económicos fundamentan la demanda de organizaciones sociales para continuar el mandato del primer presidente indígena del país no hasta el 2020, sino hasta el 2025.
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Jose R Oro dijo:
1
25 de febrero de 2017
16:33:31
Miguel Angel dijo:
2
26 de febrero de 2017
07:25:28
Dornes dijo:
3
27 de febrero de 2017
05:31:59
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