WASHINGTON.—El nuevo presidente de Estados Unidos, el republicano Donald Trump, aseguró este viernes en su discurso de investidura que pondría a Estados Unidos en primer lugar a la hora de tomar decisiones económicas o de política internacional, utilizando el mismo tono nacionalista que lo catapultó a la Casa Blanca durante la campaña electoral del pasado año.
«A partir de este momento será América primero», dijo Trump en el Capitolio de Washington, donde se reunieron cientos de miles de seguidores para asistir a la investidura del presidente estadounidense número 45.
Trump criticó que por muchas décadas su país haya impulsado la industria internacional a expensa de la norteamericana, subsidiado ejércitos aliados y defendido fronteras de otras naciones sin preocuparse de la suya propia.
Sus credenciales de empresario exitoso, que carecía de compromiso con la política tradicional, fue otro de los factores que explotó durante su candidatura ante el rechazo generalizado del electorado a la forma de vida de Washington.
«Durante demasiado tiempo, un pequeño grupo en la capital de nuestra nación ha cosechado los frutos del gobierno, mientras que las personas han soportado la carga.
Washington floreció, pero la gente no compartía en su riqueza. Los políticos prosperaron, pero los trabajos se fueron. Y las fábricas cerraron», dijo.
«Estamos transfiriendo el poder de Washington DC y devolviéndoselo a ustedes, pueblo americano. Nunca más volverán a ser ignorados», añadió.
«Juntos haremos a Estados Unidos ganar de nuevo, estar orgulloso de nuevo, ser seguro de nuevo, y sí, juntos haremos a Estados Unidos grande otra vez», concluyó Trump al retomar el slogan principal de la campaña republicana del 2016.
Su discurso se prolongó por 16 minutos, la mitad de la duración media de las intervenciones presidenciales en una toma de posesión en Estados Unidos, de acuerdo con los medios locales.
Sin embargo, tuvo tiempo para criticar el estado del país que hereda de la administración demócrata de Barack Obama, quien asistió a la ceremonia al igual que los expresidentes Jimmy Carter, Bill Clinton y George W. Bush.
La excandidata demócrata derrotada en las pasadas elecciones, Hillary Clinton, también asistió a los actos en compañía de su esposo. Poco antes aseguró en Twitter que lo hacía «para honrar nuestra democracia y sus valores perdurables».
UNA CEREMONIA MULTIMILLONARIA
Según el equipo de Trump, se recaudaron alrededor de 100 millones de dólares para la organización de los actos de investidura, una cifra récord en la historia de las tomas de posesión en Estados Unidos.
Los principales medios de prensa estadounidenses destacaron que la asistencia este viernes fue de menos de un millón de personas, comparado con los casi dos millones que se reunieron en Washington para ver llegar a la Casa Blanca al primer presidente negro en la historia del país.
La ceremonia de cambio de mando en Estados Unidos se lleva a cabo desde hace más de dos siglos, pero en esta ocasión tuvo algunas características peculiares.
Trump escogió no una, sino dos Biblias para hacer el juramento. Por un lado, siguió la tradición usando el mismo libro que utilizó Abraham Lincoln hace 156 años. Pero también utilizó una que le obsequió su madre en 1955, cuando se graduó de la primaria a los nueve años en Nueva York.
Entretanto, el secretario de Seguridad Nacional durante el gobierno de Obama, Jeh Johnson, no pudo asistir al ser designado el «superviviente» del Gobierno, quien tomaría el control del Ejecutivo en caso de una emergencia.
La precaución se toma siempre que todos los miembros del Ejecutivo y de las ramas Judicial y Legislativa se encuentran en un mismo lugar. Johnson ya ha sido designado en el pasado como «superviviente», algo que también se da cuando se celebra el Discurso del Estado de la Unión, de acuerdo con BBC.
DESPEDIDA DE OBAMA
El ya exmandatario estadounidense y su esposa, la exprimera dama Michelle, dejaron ayer Washington por última vez en el helicóptero presidencial con destino a la base aérea de Andrews, desde donde volaron a Palm Springs (California) para tomarse unas vacaciones.
Los Obama, reportó EFE, fueron despedidos por Trump y su esposa, Melania.
Luego, hubo un pequeño acto de despedida en la base aérea donde se reunieron con personal de la Casa Blanca, asesores y amigos para dar un último adiós.
«Lo he dicho antes y lo diré otra vez. Cuando iniciamos este viaje, lo hicimos con una fe inquebrantable en el pueblo estadounidense de que se puede cambiar el país», dijo Obama.
El demócrata agradeció el respaldo, en especial, de los jóvenes «que decidieron creer y tocar puertas y llamar por teléfono y hablar con sus padres —que ni sabían cómo pronunciar Barack Obama— y fueron a comunidades que tal vez jamás pensaron visitar».
Los mandatarios salientes suelen hacer un último vuelo en el avión presidencial, cuando ya han dejado formalmente el cargo. Aunque el aparato es el mismo, no se le llama Air Force One, ya que esa denominación se usa únicamente cuando a bordo va el presidente en ejercicio.
Obama usó por última vez el Air Force One como presidente el pasado 10 de enero para volar a Chicago, donde dio su discurso de despedida.















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Ángel Parra dijo:
1
20 de enero de 2017
22:20:33
el socialismo real dijo:
2
20 de enero de 2017
22:56:18
serbando puldon dijo:
3
20 de enero de 2017
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Miguel Angel dijo:
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21 de enero de 2017
03:44:03
jorge dijo:
5
21 de enero de 2017
06:46:54
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24 de enero de 2017
09:42:16
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