El 2016 fue particularmente trágico para millones de personas víctimas directas o indirectas del terrorismo. No obstante las medidas tomadas hasta ahora, la predicción para este año es que ese flagelo continuará golpeando en buena parte del mundo.
Una gran mayoría de los análisis sobre el tema señalan que si se tiene en cuenta el número de víctimas, países como Iraq, Siria, Turquía, Nigeria, Pakistán y Afganistán continúan siendo las zonas más afectadas por las acciones extremistas.
Pero tanto la repercusión mediática como la reacción de la comunidad internacional, son completamente diferentes cuando estas suceden en Occidente, aunque sean de menor escala y alcance.
Las dinámicas de los grandes medios internacionales otorgan mayor relevancia a este tipo de sucesos en las llamadas «zonas de paz» o lugares sin conflictos que en sitios donde desde hace años existen guerras civiles, enfrentamientos armados o que se encuentran bajo amenaza directa de grupos terroristas.
EL LEGADO TERRORISTA DEL 2016
Entre los ataques más brutales sobresale el ocurrido el 22 de abril en Mosul, Iraq. Allí, 161 mujeres y niñas de la minoría Yazidi fueron ejecutadas por militantes del autoproclamado Estado Islámico (EI) por rehusarse a ser esclavas sexuales.
Fallujah en Siria y Mosul, por ejemplo, fueron de las ciudades más golpeadas por el extremismo y enfrentamientos armados por conflictos internos.
La primera de ellas fue blanco del radicalismo en 21 oportunidades desde el comienzo del año y cerca de 1 000 personas resultaron víctimas mortales de esos ataques.
El 24 de febrero, en la ciudad de Agatu, Nigeria, mercenarios islámicos ejecutaron a 300 cristianos, entre los que había mujeres embarazadas, niños y ancianos. La policía diría después que esa cifra había sido «exagerada», pero lo cierto es que el norte de ese país está bajo control de grupos irregulares. Boko Haram, conocido grupo terrorista asentado en África, secuestra y masacra pueblos diariamente.
Varios países occidentales, incluyendo Francia (86 muertos en Niza), Bélgica (32 muertos en Bruselas) y Alemania también fueron golpeados por sangrientos atentados durante este año, por solo mencionar algunos.
El 2016 fue también un año mortal para Turquía. Este país euroasiático recibió el 2017 en un caos total. Un total de 39 personas murieron y 69 resultaron heridas en un atentado terrorista en Estambul, cuando un individuo disfrazado de Santa Claus abrió fuego en un club nocturno donde los asistentes celebraban el Año Nuevo. Este atentado fue el último en un año mortal para el país otomano, sacudido entre el fuego de los yihadistas del EI y los rebeldes kurdos.

¿QUÉ ESPERAR EN EL 2017?
Aunque algunos son optimistas, la mayoría de los analistas coinciden en que los ataques terroristas continuarán a pesar de los reveses que han sufrido los grupos radicales en países donde tienen sus centros de mandos, como Siria e Iraq.
Paradójicamente, desde el 2014 se han reducido el número de víctimas mortales producidas por ataques terroristas, así como el número de ataques, pero ha aumentado la cantidad de países donde han ocurrido.
Esto demuestra que la presencia de los grupos terroristas y de sus seguidores continúa creciendo. La solución no puede ser hipócrita. No se puede combatir el terrorismo públicamente con ejércitos y armas poderosas y financiarlos y estimularlos en secreto como hace Estados Unidos.
Hay que tener en cuenta que cabe la posibilidad que luego de la destrucción del mayor califato del EI en Oriente Medio, Mosul, y el debilitamiento de otros grupos extremistas, esto resulte una metástasis y los radicales se esparzan aun más en la región o hacia zonas cercanas como Europa o Asia.
Para este año que recién comienza el mundo parece unirse contra un enemigo común: el terrorismo, a pesar de que este no es más que un síntoma de una enfermedad mayor producida por largos años de explotación y colonialismo, intervenciones militares, conflictos internos y radicalismos religiosos.
Coaliciones lideradas por las fuerzas militares más grandes del mundo, Estados Unidos y Rusia, luchan contra el flagelo y planean continuar haciéndolo este año pero también ambas buscan objetivos distintos.
Por otro lado, la canciller alemana, Angela Merkel, utilizó su tradicional mensaje de fin de año para asegurar que Alemania es más fuerte que el terrorismo y que su gobierno hará todo lo que esté en sus manos para mejorar la seguridad.
También el Gobierno chino expuso su disposición de trabajar con la comunidad internacional y principalmente con Turquía como socio este año, para prevenir y responder a la amenaza del terrorismo.
Durante el pasado año las redes sociales se convirtieron en la principal vía de difusión de la actividad terrorista y de reclutamiento. Como medida para el 2017, YouTube, Facebook, Twitter y Microsoft se unirán para trabajar juntas en identificar y eliminar el contenido extremista de sus páginas.
Estas compañías van a compartir información y a crear una base de datos con los videos e imágenes que promueven el terrorismo, así como materiales que intenten reclutar directamente a los internautas.
Se espera que estas medidas de cierta forma ayuden a disminuir la amenaza extremista. Esto no es suficiente. Se necesita entre otras cosas mucho más diálogos, sobre todo, entre las naciones occidentales que comandan las coaliciones que atacan directamente a los grupos terroristas, así como de ellas con los gobiernos donde los radicales están asentados.
No se debe ser pesimista, pero sí realista.















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Miguel Angel dijo:
1
6 de enero de 2017
11:07:54
monyan Respondió:
9 de enero de 2017
13:40:34
alberto dijo:
2
6 de enero de 2017
14:58:26
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