Alepo y la encrucijada siria

¿Cómo se describe hoy la situación en Alepo, la ciudad siria convertida en cementerio humano y es­combros de historia por obra y gracia de la irracionalidad, el extremismo y en contubernio de Occidente con los grupos terroristas que allí operan?

Un despacho de prensa de la agencia AFP, refiere que los hospitales están colapsados, el banco de sangre destruido, las ambulancias y los vehículos de rescate sin poder circular, las escuelas paralizadas y los edificios deshechos.

Han olvidado los terroristas y sus cómplices foráneos que la parte vie­ja de esta ciudad, la mayor de Siria, con una población de dos millones 300 000 habitantes y con 1 800 años de historia, fue proclamada en 1986 por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.

La Gran Mezquita del siglo XII, la ciudadela del siglo XIII y sus madrazas, palacios y otras muchas joyas culturales, no han podido sobrevivir al impacto devastador del terror.

Allí han muerto cientos de personas, muchas de ellos niños y ancianos, pero también ha sido destruido un patrimonio difícil de reconstruir por la mano del hombre.

Hoy, cuando en la fría capital suiza los jefes de la diplomacia de Rusia y Estados Unidos, dirimen —una vez más— la situación siria, el foco de atención se centra en Alepo, que aparece ahora como una encrucijada que puede determinar la victoria contra el terrorismo o la larga espera aprovechada por los grupos armados para cobrar nuevas presas y seguir actuando en el terreno movedizo de la política internacional en que se ha convertido esta nación árabe.

Es inconcebible pero real que se siga apoyando —militar y financieramente— a los grupos terroristas que operan en Siria, llámense Al Nusra o Estado Islámico, habida cuenta de que son los máximos responsables de la destrucción humana y material de un país cargado de historia y con el gran deseo de construir su presente y su futuro sin rendir cuenta a intereses foráneos.

Despachos de prensa fijan entre 500 y 800 los civiles muertos y unos 3 000 heridos como consecuencia de la acción de guerra impuesta por los grupos terroristas que ocuparon gran parte de la ciudad.

La ONU, por su parte, llamó este fin de semana a una actuación ur­gente para poder evacuar a unos 500 niños atrapados en medio de los combates y que deben recibir tratamiento médico inmediatamente.

Aunque Rusia propuso establecer corredores humanitarios para eva­cuar a la población civil, principalmente a los menores y a los heridos o enfermos, la acción de los te­rroristas ha imposibilitado cualquier maniobra en ese sentido.

Según la agencia EFE, las fuerzas aeroespaciales rusas, junto a los militares sirios, han lanzado ataques contra puntos de mando de los te­rroristas, arsenales de armas, municiones y otros, lo que ha debilitado a esos grupos que, o se entregan por cientos o han sido muertos o heridos en los combates.

Entre las últimas acciones de los terroristas atrincherados en barrios del este de Alepo, está el bombardeo contra un hospital de campaña ruso que presta servicios médicos a los niños y las familias víctimas del terror.

De acuerdo con la red informativa francesa Voltaire, más de mil terroristas de distintas facciones de­pusieron sus armas el pasado viernes luego que el ejército sirio recuperara más del 90 % del este de la ciudad.

Se suman a estos, los casi 5 000 que se han rendido a las autoridades sirias desde comienzos de diciembre y que han sido evacuados, se­gún reportes de la agencia árabe Al Manar.

Entre reuniones con diplomáticos de potencias foráneas en Gi­nebra y frustraciones por treguas no cumplidas, Alepo se ha convertido en una verdadera encrucijada siria que involucra a la nación árabe, a su entorno y a la geopolítica internacional.