
A meses de las primeras elecciones presidenciales y luego de una segunda fecha electoral, España aún tiene un ejecutivo en funciones. En medio de una parálisis política debido a la incapacidad para formar gobierno, ahora parece surgir un camino que podría dar un giro a esta situación.
¿Cómo llegó la nación ibérica a este punto? El Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy ganó las elecciones de diciembre del 2015, pero sin alcanzar la mayoría absoluta. Por tanto, necesitaba acuerdos con otras organizaciones políticas para formar el ejecutivo de los próximos cuatro años.
Semana tras semana, el país amanecía con diferentes declaraciones y posibles pactos entre el PP y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Podemos y Ciudadanos, las otras fuerzas políticas con mayor presencia en el Congreso.
Pero, negociaciones e intentos fallidos de investidura sin el apoyo necesario por parte del presidente en funciones, Mariano Rajoy, no permitieron instaurar el próximo gobierno, una situación que conseguiría llevar al país a una nueva convocatoria de elecciones, las terceras en un año.
La noticia de la dimisión del líder de los socialistas, Pedro Sánchez, podría cambiar la situación, o al menos, dar otra perspectiva al panorama político español actual.
Desde un inicio, Sánchez se opuso a la continuidad de Rajoy en el poder y planteó dirigir un gobierno alternativo al del PP. Sin embargo, el desgate en las elecciones, el pacto establecido con Ciudadanos, las tensiones internas y el estancamiento de su propuesta provocaron una crisis interna sin precedentes en las filas socialistas. Por ejemplo, dimitieron 17 miembros del Ejecutivo del partido.
Ante este escenario, Sánchez propuso al Comité Federal —máximo órgano de su formación—, mantener la posición del no ante Rajoy y continuar en busca de un «gobierno de cambio».
Para esto, el Comité Federal debía elegir entre crear una gestora para abstenerse en la investidura de Rajoy y posibilitar su ejecutivo o ir a un congreso con todos los militantes que avalara el intento de un gobierno alternativo, detalló el diario español El País.
En este sentido, el órgano de dirección del partido votó contra la propuesta de Sánchez de celebrar unas elecciones primarias el 23 de octubre y un congreso extraordinario de sus militantes en noviembre.
El líder del PSOE presentó su dimisión dos años y tres meses después de que fuera elegido por los militantes. En declaraciones anteriores, Sánchez expresó que «el Comité Federal puede cambiar esa hoja de ruta para dejar gobernar al PP. Si en el se decidiera cambiar la posición, no podría administrar una decisión que no comparto».
Por lo tanto, la gestora dirigirá al partido hasta que haya un congreso y se elija una dirección así como buscar recomponer la unidad dentro de sus filas.
Los críticos de Sánchez defendían trabajar desde la oposición permitiendo con una abstención un gobierno en minoría de su principal rival, mientras sus defensores insistían en un cambio de gobierno. Actualmente, medios de prensa reflejan que la mayoría de los diputados socialistas estarían de acuerdo en evitar unas terceras elecciones.
Por otra parte, Albert Rivera, al frente del Ciudadanos, pidió al PSOE que aproveche esta dimisión para negociar las condiciones de su abstención con el PP. Para los estrategas de Ciudadanos, es el momento de que los socialistas aborden un cambio en su voto.
Con una visión diferente, el dirigente de Podemos, Pablo Iglesias, lamentó que la dimisión del secretario general socialista haya impuesto a «los partidarios de dar el gobierno al PP».
Entre los españoles, la situación política continúa generando preocupación. Según el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), la inquietud ciudadana por «los políticos, los partidos y la política en general», subió hasta 29,3 %, cifra que supone un ascenso de diez puntos respecto al estudio anterior.
De momento, solo existen hipótesis sobre la postura del PSOE. En una fecha sin definir, el PSOE, a través del Comité Federal, deberá decidir si facilita un gobierno en España o se convoca a terceras elecciones.
La presidenta del PSOE en Andalucía —la federación que condujo el sector contrario a la continuidad de Sánchez al frente del partido—, Susana Díaz llamó a la cautela al no pronunciarse sobre la posibilidad de abstenerse para facilitar un gobierno de los populares. La política recalcó que «ahora lo que toca es dejar trabajar a la gestora» y al país «no le va a ir bien si el PSOE no está bien».
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7 de octubre de 2016
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7 de octubre de 2016
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10 de octubre de 2016
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