Es poco serio creer en las promesas que han hecho y hacen los gobiernos estadounidenses respecto a la posible solución de los problemas del Oriente Medio.
¿Alguien ha olvidado las famosas Hojas de Ruta impulsadas por Washington para que el mundo creyera que se acercaba la paz entre palestinos e israelíes?
Recuerdo perfectamente que Estados Unidos —involucrado hasta los tuétanos en los problemas de esa región— convocaba a las partes en conflicto para la Casa Blanca. Posaban los mandatarios ante las cámaras y quedaban para la posteridad las sonrisas cínicas en la cara de los anfitriones.
Por ahí, en los archivos, se pueden encontrar y ver cientos de estas fotos o videos de esos encuentros.
En fin, fueron decenios en los que lo único logrado fue que Israel expandiera sus asentamientos en los territorios palestinos ocupados, que se masacrara bárbaramente la población árabe en Gaza y que la credibilidad de las instituciones internacionales —en primer lugar del Consejo de Seguridad de la ONU— descendiera a sus más bajos niveles.
Hoy, aunque el inquilino de la Casa Blanca es otro y muchos han sido sus supuestos compromisos con la paz, la situación en torno a esa región del mundo se ha complicado aún más; los palestinos siguen siendo masacrados y Washington acaba de firmar un acuerdo con Israel para facilitarle 38 000 millones de dólares de ayuda militar, lo que constituye la mayor alianza militar de la historia estadounidense.
El nuevo contrato supera en un 26 % el convenio que ha estado vigente desde el 2007, el cual establecía desembolsos anuales por 3 000 millones de dólares.
Hay un acápite particularmente especial en lo ahora convenido: Tel Aviv tiene que emplear la totalidad del dinero en comprar armas al Complejo Militar más poderoso del mundo. Todo queda muy claro: Israel recibe las armas para garantizar su accionar como punta de lanza norteamericana en la región y Estados Unidos las vende, lo que garantiza multimillonarias ganancias al sector militar, con dinero proveniente de los contribuyentes.
Ahora bien, en qué momento la administración Obama facilita a Israel tanto armamento —fundamentalmente aviones caza de última generación— y unos 500 millones de dólares anuales destinados específicamente a la defensa antimisiles.
Unos días antes de que se rubricara el acuerdo, la diplomacia estadounidense, con bombos y platillos, firmó un llamado pacto con Rusia para facilitar un alto al fuego en Siria.
Y qué ha pasado en Siria por estos mismos días. En primer lugar hay 22 de los grupos terroristas que operan en la nación árabe que se negaron a obedecer tal acuerdo.
Estos grupos comenzaron a violar la tregua y lanzaron ataques contra posiciones del gobierno en los distritos del norte de Alepo e iniciaron ofensivas en Hama y el sur de Siria, según la agencia árabe Al Manar.
De igual forma, el grupo terrorista Al Nusra (ahora llamado Fatah al Sham), armado y financiado por Estados Unidos y algunos gobiernos del Golfo, está recibiendo ahora apoyo militar de Israel.
El Canal 10 de la televisión israelí informó que el ejército de Tel Aviv ha dado la orden de intensificar la ayuda a los grupos terroristas que operan en las provincias sirias de Deraa y de Quneitra, en el sur del país. Se incluye entrega de armas, municiones y explosivos, así como colaboración en materia de inteligencia.
Esta lógica guerrerista de Tel Aviv y Washington, involucrados cada vez más en el conflicto sirio, puede provocar una regionalización de la guerra, fatal no solo para la región, sino también para la paz mundial.
Israel arrebató a Siria un territorio de 1 200 kilómetros de los Altos del Golán durante la llamada Guerra de los Seis Días en 1967 y se los anexionó, acción que nunca ha sido reconocida a nivel internacional.
Y si alguien tiene dudas respecto a la conexión de estos históricos aliados, recordemos cuál ha sido la demanda del primer ministro sionista, Benjamín Netanyahu a Washington: ampliar la ayuda militar debido a la entrada en vigor del acuerdo relacionado con el programa nuclear iraní.
El reclamo sionista es una muestra de la irracionalidad que prevalece en la política, tanto de Tel Aviv como de Washington, por cuanto Irán, que ha demostrado al mundo que su programa nuclear es con fines pacíficos, no ha atacado nunca a Israel ni ha dado armas y dinero a los terroristas que han matado a más de 250 000 sirios.
Lo que pasa es que Benjamín Netanyahu, ahora más que nunca, juega a la carta de la guerra, pues a fin de cuentas para eso le acaban de otorgar una suma récord de dinero para armas.















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viedma dijo:
1
26 de septiembre de 2016
01:13:03
Adrian Aguilar Galvez dijo:
2
26 de septiembre de 2016
09:03:01
mabuya dijo:
3
26 de septiembre de 2016
11:32:58
Miguel Angel dijo:
4
26 de septiembre de 2016
12:28:31
Miguel Angel dijo:
5
27 de septiembre de 2016
07:28:47
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