La muerte de personas —negros en su mayoría— que son baleadas por policías blancos, es como un quiste maligno que ataca la vida de la sociedad norteamericana afectada por el racismo.
A su vez, un mal mayor hace metástasis hasta en la médula de ese país: la tenencia masiva de armas; hecho incontrolable que suma cientos de muertos y heridos cada año, por ataques dentro de escuelas, cines, clubes nocturnos y otros.
No son pocas las acciones violentas donde participan exmilitares de las guerras de Iraq o Afganistán, enajenados una vez concluida su misión y que acuden al suicidio o a los actos irracionales de matar y matar.
Cada vez que ocurren hechos como los actuales que costaron la vida a cinco policías; y otros donde por lo general personas de la raza negra son ultimadas e, incluso, los que facilitan que adolescentes porten armas y acudan con ellas a las escuelas, sacuden el entramado social y político norteamericano.
Un falso compromiso con una Segunda Enmienda constitucional que aboga por el derecho ciudadano a portar armas, constituye una bandera enlutada con la sangre de miles de ciudadanos, la que se mantiene izada, no importan cuántos más tengan que morir abatidos por armas incontrolables.
La sed de dinero de quienes fabrican y comercian los más sofisticados artefactos letales, es la verdadera Constitución a la que se arguye cada vez que surge una voz discordante en algún nivel decisorio dentro de ese gran país.
En estos días no ha bastado con que el Presidente preocupado por el tema, haya limitado su gira por Europa donde, además, acudió a una cumbre bélica de la OTAN y aseguró seguir aportando armas y hombres para la causa —¿cuál causa?— de una Europa amenazada ¿por quién?
Tampoco han resultado las ideas del mandatario para que exista un control mayor en la venta y uso de las armas en Estados Unidos. Iniciativas todas bloqueadas por quienes mandan en ese país: los que responden al Complejo Militar o a la Asociación Nacional del Rifle, principales contribuyentes económicos en muchas campañas electorales de uno u otro partido.
En el caso de los negros baleados por policías blancos, no es ocioso acudir a algunos ejemplos como botones de muestra de la verdadera discriminación contra ese sector poblacional.
Resulta hasta paradójico que en un país donde un negro ha llegado a ser presidente, no se pueda poner freno a una xenofobia institucionalizada: los negros tienen menos riquezas y menos ingresos que los blancos, más probabilidad de ser encarcelados y menos oportunidad de alcanzar un grado universitario.
Hay datos —más que suficientes— que muestran estas verdades. Según reportes de BBC Mundo, un estudio elaborado por el Urban Institute, una institución de análisis económico en Washington, concluyó que los blancos tienen en promedio seis veces más riquezas que los negros y los hispanos.
De igual forma, según la Comisión de Sentencias de Estados Unidos, una agencia independiente en la rama judicial, los hombres negros recibieron fallos 19,5 veces mayores que sus pares blancos en situaciones similares.
A su vez, mientras los afroamericanos son el 12 % de la población del país, ellos representan el 40 % de las personas encarceladas en Estados Unidos, según informó la Universidad de Stanford, en California.
Además, los hombres negros tienen seis veces más probabilidades de ir a la cárcel que los blancos y 2,5 veces más que los hispanos, de acuerdo con un informe de The Sentencing Project, una institución que aboga por un sistema criminal justo.
El propio reporte refiere que la Oficina de Derechos Civiles del Departamento de Educación norteamericano encontró que los estudiantes negros son suspendidos y expulsados tres veces más que sus pares blancos (16 % versus 5 %) en los colegios.
Una encuesta reciente refleja que el 68 % de los negros cree que son tratados de manera más injusta en las cortes, el 54 % en el trabajo y el 51 % en los colegios públicos.
Refiere el propio documento que la pobreza es más pronunciada entre los negros (27,2 % o 10,9 millones de personas), hispanos (25,6 % o 13,6 millones) y asiáticos (11,7 % o 1,9 millones) que en los blancos no hispanos (9,7 %).
En cuanto a la educación, un informe preparado para el Departamento del ramo en ese país, fue contundente: “Ninguna otra nación desarrollada tiene desigualdades tan profundas o sistémicas; ninguna otra nación desarrollada ha generado, a pesar de algunos esfuerzos, tantas condiciones desfavorables para muchos de sus niños”.
El argumento se refiere al sistema colegial y resalta las disparidades educativas que existen entre los distintos grupos sociales, reporta BBC.
Por estos días en que negros y blancos han sido presas de esa enfermedad sistémica que vive ese país, se recuerdan hechos como la muerte por un oficial de la policía blanco, del joven negro de 18 años, Michael Brown, en Missouri.
No puede olvidarse cuando en Baltimore el joven afroamericano Freddie Gray sufrió una fractura en la columna vertebral, provocada cuando estaba detenido o en el momento de su arresto. El hecho dio lugar a una protesta multitudinaria en la ciudad, que luego degeneró en actos de violencia.
En cuanto al tema de la tenencia de armas por parte de la población, un ejemplo muy reciente evidencia el grado de impunidad con que se produce. La agencia AP ha divulgado un despacho insólito en el que se da a conocer que el candidato republicano al Congreso en representación de la Florida, Greg Evers, lanzó en su página de Facebook una rifa en la que al ganador le será obsequiado un moderno rifle semiautomático.
Resulta más incomprensible aún que este personaje con aspiraciones congresionales haga el anuncio apenas una semana después del tiroteo que dejó 49 muertos y más de 50 heridos en un centro nocturno de la ciudad de Orlando, área de la Florida.
Parece una gran ironía que lejos de condenarse el uso indiscriminado de las armas de fuego que cada año provocan cientos de muertos y heridos en Estados Unidos, se acuda a esta vía tan impúdica, que solo estimula el fanatismo entre los millones de norteamericanos que usan armas de fuego adquiridas en cualquier tienda de ese país, sin que medie control alguno.
Para que tengamos una idea del personaje en cuestión, vale señalar que, según AP, Evers, que ha prestado servicios en la Legislatura de la Florida desde el 2001, incluyendo el Senado en los últimos seis años, ha recibido la calificación de A+ por la Asociación Nacional del Rifle durante los últimos 15 años.
Esta organización afirma que la Segunda Enmienda de la Constitución da a los estadounidenses amplio derecho a portar armas.
Se recuerda que en el 2014, rifles AR-15 fueron parte de las rifas hechas en por lo menos tres campañas a la Cámara o el Senado federales, asegura el despacho noticioso de AP.
En ese dilema vive una sociedad en la que el poder económico y financiero usa una Enmienda constitucional para hacer de las armas una necesidad de cada ciudadano.
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FASV dijo:
1
13 de julio de 2016
22:21:23
Luz dijo:
2
14 de julio de 2016
09:34:13
cesar sibaja dijo:
3
14 de julio de 2016
12:00:50
MEDARDO M RIVERO P dijo:
4
14 de julio de 2016
18:31:08
Julio Lopez dijo:
5
18 de julio de 2016
13:37:45
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