ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Para el joven doctor Juan José, cada visita a un asentamiento indígena es una aventura nueva. Foto: Dilbert Reyes Rodríguez

RÍO NEGRO, Venezuela.—El verde intenso que se observa abajo desde todos los ángulos posibles, a diez mil pies de altura, habla de lo tupido y casi inaccesible de los parajes amazónicos.

Casi dos horas de vuelo separan a Puerto Ayacucho de San Carlos de Río Negro, el po­blado más lejano de la selva venezolana, y el paisaje parece uno solo de principio a fin. Sin embargo no aburre, debido a los dibujos distintos que sobre él realizan las líneas azules de los ríos y los caños.

Hay cientos de playas de arenas blanquísimas, raudales que avisan corrientes fuertes, piedras negras que asoman en el agua e islotes en el medio de los cauces, donde los árboles pugnan un palmo de tierra libre.

A esa altura, lo difícil es notar un rastro de vida humana, aunque de vez en cuando algo abajo asemeja el techo de una casa. “Pero sí hay, y bastante, lo que es necesario bajar y andar entre ellos para darse cuenta”, corrige en lo inmediato Juan José Vázquez, un joven doctor guantanamero, líder del grupo de muchachos que atienden el único CDI (Centro de Diagnóstico Integral) del municipio.

Tiene apenas 28 años y la flema con que habla sugiere un dominio natural en lo que ha­ce; no solo en su desempeño profesional co­mo médico intensivista —cuya pasión por el oficio se le nota aún fuera de la consulta, en sus historias—; sino en la conducción del grupo bisoño, encargado de la salud integral del último poblado al sur del país.

Exalta cómo en un lugar tan alejado, la unidad y el vínculo familiar del colectivo pequeño constituyen claves fundamentales para la convivencia, “para no sentirte solo y espantar ese gorrión tremendo que viene todos los días a recordarte Guantánamo, Cuba, la familia, el barrio, la gente…

“Ya estuve muchos meses en Río Negro, suficiente para que nadie me haga un cuento  de cómo se vive y trabaja allá abajo.

“Llegué casi con olor a estudiante todavía y sentí como que aquella sería mi verdadera prueba; pero al pasar los días ya tenía demostrado que la práctica es la mejor enseñanza”.

El avión se sacude de pronto en una turbulencia y los puños se aferran a los brazos del asiento. Calla por unos segundos, y al instante retoma el hilo narrativo de tanto tiempo internado en la jungla.

“El poblado es muy tranquilo, aunque a ratos la rutina se rompe con un buen caso. Por lo general, para una guardia basta una enfermera o enfemero, y un doctor; sin embargo, es bonito ver al equipo entero asistiendo al pa­ciente que ingresamos.

“Son las ganas juveniles de hacer más, de aprender. Está el doctor de la guardia, pero cada ingreso parece una clase práctica de la universidad, con cinco o seis alumnos alrededor de la cama, dando un criterio médico y conciliando un diagnóstico, como un equipo multidisciplinario.

“La impresión de los pacientes es muy buena, pues lo que ven es un grupo de médicos a su servicio, muchos para él solo, y nada más eso los reconforta; pero la verdad es que quieren hacer más.

“Por eso es que a cada rato nos vamos, junto a los tres doctores venezolanos a cargo del distrito, a las comunidades indígenas a lo largo del río Negro, dos o tres horas aguas arriba, o cauce adentro por el brazo del Casi­quia­re. La intervención comunitaria es siempre una aventura nueva, pero nada que cuente es mejor que vivir la realidad allá abajo. Es­pe­remos a llegar”, sugiere Juan José.

La introducción de lo que encontraríamos, no obstante, hizo más corta la ruta. Tiene aún para contar, pero el piloto anuncia la vista de San Carlos.

Se ve un poblado pequeño a la vera de una corriente ancha, una pista de tierra roja como entrada y un grupo de batas blancas al final del trazado.

“Mis colegas son muy buenos. Sienten el avión y salen a asomarse, con la añoranza del día que les toque regresar. Es inevitable. De todas formas, hoy están en la pista para cargar la comida que traemos. Llevan días apretados con la dieta y saben que esta noche comerán mejor. La cosa está dura de verdad, pero seguimos aquí”, acotó el doctor, antes de que un susto cierto nos callara a todos.

A punto de poner las ruedas en la pista, el avión levanta abruptamente la nariz, acelera el ronquido del motor, se alza unos cuantos metros y da un giro completo, brusco, sobre su izquierda. Menuda bienvenida.

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Ernesto dijo:

1

15 de abril de 2016

12:27:14


Gracias a las batas blancas por mantenerse firmes.... que ese espíritu continúe en Cuba al regreso... también lo necesitamos

elsa Respondió:


15 de abril de 2016

15:44:32

Se que la mision es dura, pero hacia falta llegar hasta ese lugar,habia comentarios de venezolanos q no se visitaba la selva, estoy muy contenta en saber que nosotros los cubanos podemos hacer ,demostrar , salvar, vidas humanas, que nuestra revolucion nos ha enseñado. les deseos mucha salud, y optimismo, se conoce muchos sobre lenguaje de dilecto, costumbre, ynaturaleza virgen....

Karel dijo:

2

15 de abril de 2016

14:21:05


En Europa no se mencionan estos realidades tan humanas, donde los cubanos juntos con el gobierno venezolano han logrado hacer milagros y han llevado la esperanza a los lugares más recónditos. Pero no los medios de comunicación nunca mencionan la misión médica cubana en Venezuela, ni otra de las tantas acciones que se llevan a cabo en defensa y para la ayuda a los más desfavorecidos, pero si mencionan las dificultades y a su manera de claro apoyo a la oposición.

Juan Jose dijo:

3

15 de abril de 2016

14:22:35


Dilbert, gracias por compartir esos momentos con la brigada y que nuestro pueblo sepa el esfuerzo que realizamos para poner en alto el prestigio de los medicos cubanos.

Monje Respondió:


15 de abril de 2016

16:08:02

Jota Jota un saludo bien grande para ti y todo tu equipo hermano, gracias por poner en alto el nombre de nuestro territorio en la sagrada labor que estás realizando. Cuídate mucho y mantente con ese espíritu de trabajo y ser cada día mejor.

lilmara Respondió:


16 de abril de 2016

16:18:08

admiración total por ustedes, y un poquito de envidia también. muy pocas cosas en la vida hay mejores que conocer lugares como ese. debe ser genial hacerlo y además poder ayudar a esa gente desde la medicina, la mejor manera.

juan manuel Respondió:


20 de abril de 2016

12:50:06

Gracias amigo por tu comentario acerca del amazonas venezolano comparto con tigo esas maravillas pues yo estube en ese estado como administrador general y tube el previlegio de estar en esa selva ademas de Manapiares, La Esmeralda, Atabapo y otras ademas conservo fotos de esos maravillosos CDI y sus salas de reahabilitacion horas de vuelo en el C130 de la Armada Venezolana y las lanchas de la GNB orinoco arriba , que hermosa mision que cumplas tu compromiso conFidel y la patria del Comandante eterno Hugo Chaves.

Monje dijo:

4

15 de abril de 2016

15:54:37


Conocí a este muchacho personalmente cuando pasábamos el ejército militar aquí en nuestro guaso, donde establecimos una excelente amistad, gran persona y amigo. Ahora lo veo en la prensa, resaltado por esta importante y sacrificada laborque está llevando a cabo, estoy muy orgulloso de él.

Miguel Angel dijo:

5

16 de abril de 2016

07:38:40


He leído detenidamente las descripciones de lo q sucede cotidianamente en estos intrincados parajes selváticos, destacar la voluntad política del gobierno del Comandante Chávez primero y del comp Maduro después de continuar su loable y digna labor, llevar a estos olvidados rincones por todos los gobiernos oligárquicos sumiso al imperio yanqui la luz de la esperanza, los programas sociales de salud, educación y otros, los marginados, despreciados de siempre, segundo aquilatar el altruismo, el coraje, la determinación, el humanismo, la profesionalidad de nuestros colaboradores para cumplir este empeño con la calidad requerida en tan duras condiciones, si no fuera por ellos era imposible su cumplimientos, sin ambages ni hipocresía, es la sincera realidad. Es por ello, porque lo viví en carne propia, q reconozco el sacrificio, el valor, el altruismo, la hidalguía de este heroico personal, al cual admiro y respeto profundamente, este es el ejemplo q ofrecen nuestros compatriotas, q belleza, amor al prójimo, tareas misionarias, a cambio de nada material, solo el reconocimiento al deber cumplido, a ver si el Sr Obama logra colocar en este lugar a sus médicos capitalizados hasta el tuétano, el mercenarismo de la medicina capitalista q engendra el egoísta sistema capitalista (salvo honrosas excepciones), todos concentrados en las grandes ciudades, donde reciben mejores ganancias y lucros, cuanta diferencia! Gloria eterna a nuestros ejércitos de batas blancas en todo el mundo!

yarisley dijo:

6

16 de abril de 2016

10:16:03


Estoy muy orgullosa de los profesionales de salud de mi pais, que se vea el trabajo que hacemos en una sonrisa de un paciente curado, muchas felicidades a juan por demostrar lo que vale y aprendió en nuestro guantanamo, no todos vivimos esas experiencias en la vida,y arriba cuba y nuestra labor humanitaria

Miguel Angel dijo:

7

17 de abril de 2016

07:03:38


Claro está, no se puede pasar por alto, la loable labor q desempeñan el Dr Juan José, (el nombre de mi fallecido padre) con su aguerrido colectivo, no es lo mismo hacer medicina Intensiva en una UCI o UCIE en un centro hospitalario, q en las condiciones casi de campaña en q ellos salvan las vidas de estos humildes pobladores. Muchas felicitaciones para Jota Jota y para su excelente tropa, cuídense, q sus familiares y la Patria los espera de regreso con el honor de la misión cumplida, les deseo salud y éxitos en el cumplimiento del deber solidario. Uds son héroes del trabajo y de la Patria. Fuerte y sincero abrazos compañeros.