
En el Parque de la Memoria de Buenos Aires solo hay fotos y nombres. No hay tumbas para rendir homenaje a aquellos que se opusieron a la férrea dictadura militar. No existen. Hace 40 años las están buscando. El recuerdo de los 30 000 desaparecidos, obreros y estudiantes en su mayoría, persigue a Argentina, una nación traumada por su historia reciente de despotismo y que ahora grita “nunca más”.
El 24 de marzo de 1976 la Junta Militar interrumpió el gobierno de María Estela Martínez de Perón y colocó a Jorge Rafael Videla al frente de los destinos del país hasta 1983. Bajo su manto inició el Proceso de Reorganización Nacional, que inauguró un periodo de cruenta confrontación entre los satanizados de “izquierda” y las fuerzas represoras.
Datos de organismos argentinos defensores de los derechos humanos estiman que en ese periodo se abrieron 340 centros clandestinos de represión, se cerraron 20 000 fábricas, la deuda externa pasó de 7 000 millones de dólares a 44 000 millones y se quemaron 1 millón 500 000 libros.
El uso sistemático de la violencia fue determinante en la suspensión de los derechos y garantías constitucionales de los argentinos. Fueron desaparecidos y torturados aquellos que profesaron una ideología “contraria a la civilización occidental y cristiana” que los militares “juramentaron” defender a sangre y fuego.
Cortar los lazos de sangre entre los niños secuestrados formó parte del plan aprovechando las debilidades del sistema judicial. Dicho proceder fue denunciado por la organización Abuelas de la Plaza de Mayo, un grupo de valientes defensoras de la justicia y los derechos humanos que surgió en la década de los 70 como un retoño de la asociación Madres de la Plaza de Mayo.
El 2 de agosto del 2002 el Congreso de la nación argentina creó el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, pero no fue sino hasta la implementación de la política de derechos humanos, impulsada durante la presidencia de Néstor Kirchner (2003-2007), que se devolvió la dignidad a los argentinos.
Gracias al trabajo mancomunado de organismos de derechos humanos y la presidencia kirchnerista más de 600 represores fueron condenados, casi 900 personas han sido procesadas en juicios de lesa humanidad y 119 nietos fueron recuperados de 500 casos estimados de apropiación de menores.
La anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final que otorgaron impunidad absoluta a los autores intelectuales y ejecutores de la dictadura cívico-militar, fue el fin del periodo más gris en esa nación.
Argentina recordó los 40 años del golpe militar este 24 de marzo coincidiendo con la visita del presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Washington jugó un papel importante en la coordinación del Plan Cóndor, vía de conexión entre los regímenes dictatoriales del Cono Sur de América (Chile, Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Bolivia y esporádicamente, Perú, Colombia, Venezuela, Ecuador) que tuvo lugar en las décadas de 1970 y 1980.
“Sé que existen polémicas sobre las políticas de Estados Unidos en esos días oscuros”, dijo ayer Obama, quien anunció que su país desclasificará archivos del Pentágono y la CIA para que las familias puedan saber toda la verdad, y se reafirme lo que es un secreto a voces. A ellos se sumarán los más de 4 600 archivos difundidos en el 2002.
Desde el Parque de la Memoria, donde tuvo lugar la ceremonia, Obama abogó por “no olvidar el pasado”. Reconoció que Estados Unidos “tardó” en defender los derechos humanos en Argentina y otros países, una admisión implícita de la responsabilidad de su país en los 70. Aún así, reivindicó el giro que se dio en 1977 con el presidente demócrata Jimmy Carter.
No pidió perdón en nombre de Estados Unidos, como reclamaban algunos activistas. Ninguno de los principales dirigentes, en especial Estela de Carlotto, líder de Abuelas de la Plaza de Mayo, lo acompañaba, un claro gesto de distancia. Tampoco entró en detalles ni dio ejemplos sobre el papel de su país en los crímenes cometidos en aquellos años.
Argentina perdona, mas no olvida su pasado. Cada año se arrojan flores al Río de la Plata, el mismo lugar donde los militares lanzaban los cuerpos de los desaparecidos en los vuelos de la muerte. En el Parque de la Memoria de Buenos Aires las fotos siguen ocupando el lugar de las tumbas.















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Juan Carlos Oreyano dijo:
1
25 de marzo de 2016
10:03:38
Hugo dijo:
2
25 de marzo de 2016
22:18:22
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